Las construcciones fantasma de la N-II

La vieja nacional ha dejado en sus cunetas un rastro de hoteles, gasolineras y áreas de servicio abandonadas que evocan tiempos pasados.

Nacional II / 24-08-22 / foto: Marcos Cebrian[[[FOTOGRAFOS]]]
Hotel Aragón, en Peñalba, abandonado desde hace tres décadas.
Marcos Cebrián

Entre Zaragoza y Fraga, la vieja nacional acumula un amplio catálogo de cadáveres inmobiliarios. Hoteles, estaciones de servicio y gasolineras que en su día dieron servicio a viajeros y transportistas, pero de los que hoy solo quedan los huesos. Muchos de ellos están abandonados y vandalizados, evocando lo que un día fue pero que ya no es.

Al poco de salir de Zaragoza, dos grandes hoteles, que en su día podían llegar a acoger a decenas de personas en tránsito, son víctimas del vandalismo. En su día fueron el Hotel Mirador del Ebro y el Hotel Portal de Monegros. Este último incluía también una gasolinera que, igualmente, está abandonada. Separados por apenas tres kilómetros, a las afueras de Osera de Ebro, ni uno ni otro pudieron aguantar y hoy no conservan ni las bisagras de las puertas. Todo ha sido robado o vandalizado, y apenas queda un centímetro cuadrado que no esté grafiteado.

Un poco más adelante, el mítico restaurante El Ciervo también está cerrado. En las últimas décadas ha ido abriendo y cerrando, por lo que su aspecto exterior -al menos- ha resistido al vandalismo. Unas fuertes cadenas protegen las puertas de este espacio que en su día acogió la mediática boda de Carmen Sevilla y Augusto Algueró, con más de 300 invitados.

Ya en Peñalba, provincia de Huesca, el inmenso hotel Aragón también habla de tiempos mejores. Su abandono es muy anterior al de los citados ejemplos, ya que dejó de funcionar a mediados o finales de los 80. Sus enormes pasillos, su larga fachada y su piscina trasera sugieren que el local podía llegar a acoger a decenas de viajeros. Ahora, ese pasado está absorbido por las pintadas y los destrozos. Fue comprado hace unos años por un particular, pero de momento no se conocen planes para recuperarlo.

En el área de servicio anexa a este cadáver inmobiliario, Eva Ballabrida comenta esos tiempos pasados de la vieja nacional. Lleva más de 30 años trabajando a pie de N-II, primero en la gasolinera de Candasnos y, ahora, en la de Peñalba. “Antes los camioneros podían venir, llenar el depósito, quedarse a dormir y comer y cenar en un restaurante. Ahora duermen en el camión y como mucho hacen una comida decente al día, el resto de bocadillo o lo traen de casa”, observa.

Ella, en la gasolinera, les permite al menos que se den una ducha. Si son clientes, les deja gratis; si no, les cobra “cuatro o cinco euros”. “Ahora cobran lo mismo que hace 20 años y no tienen las dietas que tenían para comer o dormir. No se pueden permitir un hotel, así que qué menos que dejar que se duchen aquí”, concluye.

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