Ansó muestra la grandeza de sus trajes en la pasarela con más historia de Aragón
La localidad pirenaica atrae a cientos de visitantes a sus calles empedradas en la 51 edición de su fiesta, que recupera el formato habitual.
La pasarela con más historia de Aragón ha vuelto a brillar este domingo en las calles de Ansó, donde se ha celebrado la edición número 51 del Día del Traje Tradicional. Han desfilado hasta 16 indumentarias distintas, portadas por 85 personas vestidas en el ropero municipal, que atesora estas joyas de origen medieval. Además de pasearse por el escenario montado delante del Ayuntamiento, se han mezclado con cientos de visitantes en las calles empedradas de uno de los Pueblos más Bonitos del España.
Los turistas han podido admirar también media docena de rincones costumbristas repartidos por el casco antiguo: los niños recreando la escuela en los alrededores de la iglesia, el herrero del barrio bajo, las familias Prisca e Ipas escenificando una boda o el trabajo en las cocinas ansotanas, con reparto de migas incluida...
Desde el balcón de la casa consistorial, a las 11.30, ha abierto la ceremonia la alcaldesa, para proclamar la belleza de los trajes y destacar la ilusión con la que los lucen los vecinos. La fiesta nació para que los turistas apreciaran la solemnidad de una vestimenta "única e inimitable", ha dicho Montse Castán. "La grandeza de haber sabido mantenerla y conservarla no tiene parangón en nuestra Comunidad Autónoma".
La naturaleza proveyó la lana y el lino, elementos principales. La autonomía de este valle aislado durante siglos explica que perduraran en el tiempo y "si han llegado hasta nuestros días ha sido por la toma de conciencia a tiempo del valor patrimonial". Aportando manos a su conservación, ha añadido Castán, se podrá contribuir a que perduren.
En los balcones situados frente al ayuntamiento contemplaban el desfile alcaldes de los valles vecinos del Roncal (Navarra) y Baretous (Francia), ligados a Ansó por lazos históricos, como el célebre Tributo de las Tres Vacas, una ceremonia que se remonta al siglo XIV (es el tratado de paz más antiguo de Europa).
También ha estado la consejera de Economía, vestida con traje de fiesta de Ansó. Marta Gastón ha destacado la recuperación de la fiesta con su formato habitual tras la pandemia. "Es un año, si cabe, con más gente, que dan respuesta a lo que el municipio de Ansó persigue: hacer de este día una exaltación de sus costumbres, del patrimonio cultural y etnográfico que supone su ropero, lo más valioso de su memoria viva".
Los invitados han sido testigos del multicolor desfile, que ha llenado la plaza de Domingo Miral. Ha abierto la pasarela el traje de bautizar o cristianar, con su característico gorro. Le han seguido el de periquillo para la confirmación, el de diario de los críos, el saigüelo colorado de primera comunión, los de calzón de diario o los de fiesta de los niños y los mozos, antes de dar paso a algunos de los más espectaculares, como los de fiesta y trabajo de hombre y de mujer, los de boda y de padrinos o el de cofradía, para concluir con el del alcalde.
El presentador y comentarista del desfile ha sido el realizador audiovisual oscense Eugenio Monesma, que ha explicado al detalle cada una de las indumentarias y sus múltiples piezas: basquiñas, peinados de churros, anguarinas, sayas, mantillas, calzones, escarapelas... Los trajes guardan secretos, como las mangas confeccionadas en el traje masculino de diario para transportar los frutos recolectados en el bosque o las cintas en la rodilla del vestido de novio con palabras grabadas ("Alivia todas mis peñas los ojos de mi morena").
Por la pasarela han desfilado juntos Marisa Gómez, de Huesca, y José Antonio Gastón, de Huerto, ambos descendiente de Ansó. Ella de madrina y él de padrino. "A los 3 años me puse la primera basquiña y desde entonces he ido alternando trajes. Este año me hacía ilusión ir de madrina. Llevo varias faldas, todas de pura lana, y el traje pesa 35 kilos", explicaba ella. "A mí me han dejado alguna prenda porque no las tengo todas. Llevo dos del ropero, el elástico de encima de la camisa y la anguarina, la capa", contaba él, que empezó a vestirse con 13 o 14 años.
Galardón al fotógrafo Carmelo Esteban
El galardón de agradecimiento de esta edición se ha entregado al fotógrafo zaragozano Carmelo Esteban, quien durante 40 años ha retratado la tradición. "Mi primera foto a un ansotano la hice en 1982, Antonio Mendiara Navarro. Caí por aquí como un joven nómada, con la mochila y la cámara de fotos, y cuando encontré a ese anciano lo retraté. Me enteré que un día al año los ansotanos sacaban sus ropas antiguas, y desde entonces empecé una pequeña historia que dura hasta hoy".
Para él es un reto descubrir cada año un nuevo rincón o una nueva imagen. Le atraen el colorido, y sobre todo la satisfacción y el orgullo con que los ansotanos los lucen. "He visto crecer a la gente, llevar un traje a una madre y años después a su hija y casi tengo fotografiadas a cuatro generaciones", explica.
El colofón del desfile lo ha puesto la jota de Ansó, antes de ir en procesión hasta la iglesia para posar todos en el altar y cantar a la virgen de Puyeta. Pero además durante toda la mañana han paseado por las calles con su ancestral indumentaria numerosos ansotanos. La joven Carla Greenwood, de padre inglés pero vecina del pueblo, recuerda cómo su bisabuela todavía vestía estos atuendos. Ella ha optado por el traje de cofradía (la reina de las fiestas), con su saigüelo, escarapela, escapulario, enagua, camisa, mangas, sofocante, pendientes y churros. "Lucirlo es para mí una gran alegría, un momento muy emocionante. Llevo toda la vida vistiéndome, cada vez con uno. Me faltan los de saya y novia de iglesia. Tengo en casa pero son de fiesta y este lo he sacado del ropero", manifiesta.
El participante más joven, Manuela, de 3 meses
La participante más joven posaba en uno de los rincones, donde había decenas de personas arremolinadas haciendo fotografías. Manuela Molina justo hoy cumplía tres meses, ajena al protagonismo de su traje de cristianar o de bautizo. Su madre, Blanca Urúe, oscenses casada con un ansotano, se viste por primera vez. Ha sido una de las elegidas entre numerosos aspirantes para portar los 85 vestidos sacados del ropero. "Siempre lo hemos visto desde fuera y este año estamos muy emocionados, apenas hemos dormido. Es una oportunidad, porque cada vez se quiere vestir más gente", dice.
Quienes tampoco han dormido mucho han sido las 10 mujeres del ropero, entre ellas la suegra de Blanca, Mamen Tresaco. Llevan trabajando desde el 16 de agosto repartiendo prendas, pero el domingo ha comenzado a las 5.00 para vestir a todos los participantes. "No son indumentarias para ponerse uno mismo", comenta. "Apuntarse se apuntan un montón, a todo el mundo le hace ilusión salir: los vecinos, gente que viene a pasar el verano, turistas de paso... Los trajes son los que son, y las tallas. Los niños de ahora son muy altos y a algunos no les caben", detalla. Durante todo el año, ellas restauran y reciclan la ropa, y hasta mediados de septiembre estarán recogiendo y lavando la de hoy.
La localidad pirenaica se ha reencontrado este domingo con una celebración que en 2021, cuando cumplía medio siglo de historia, estuvo descafeinada por la pandemia. Por eso, la edición número 51 se vive como si fuera la del auténtico aniversario. Las calles se han llenado de turistas, cámara o móvil en mano para inmortalizar tan tradicional indumentaria. Entre ellos, Rafa Gracia, de la Comunidad Valenciana, que pasa las vacaciones con su familia en una casa rural de Ansó. "No conocíamos esta fiesta y nos ha parecido preciosa. Son trajes muy bonitos. ¡Qué calor pasarán!". Un paisano suyo, Joaquín Sorolla, retrató a las ansotanas en 1912, presentes también en la obra teatral de Benito Pérez Galdós.
