Heraldo del Campo

Lechugas más saludables con menos agua

Investigadores del CITA y de una empresa trabajan en un proyecto con el objetivo de conocer mecanismos de defensa de la lechuga ante la falta de agua. 

Uno de los objetivos del proyecto es aumentar la resiliencia frente a la sequía de un cultivo tan dependiente del agua como es la lechuga.
Uno de los objetivos del proyecto es aumentar la resiliencia frente a la sequía de un cultivo tan dependiente del agua como es la lechuga.
CITA

En la actualidad existe un consenso generalizado entre la comunidad científica acerca del cambio climático. Se trata de un fenómeno global, en el que tanto los problemas que causa como las soluciones necesarias, afectarán al ámbito local. En este sentido, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha puesto en marcha un proyecto de investigación que tiene un doble objetivo.

Por un lado, persigue aumentar la resiliencia frente a la sequía de un cultivo tan dependiente del agua como la lechuga, lo que conllevaría un ahorro en agua de riego, con los consiguientes beneficios económicos y medioambientales y, por otro, se pretende lograr un incremento del contenido en antocianinas en plantas sometidas a estrés hídrico.

"Las antocianinas son unos compuestos que confieren el color rojo a las variedades con este tipo de hoja, pero además tienen propiedades antioxidantes y previenen enfermedades. En situaciones de estrés, como puede ser el estrés hídrico -falta de agua- se ha comprobado que este tipo de compuestos se incrementan, pero no se sabe cómo se activan", explica Aurora Díaz, investigadora del Departamento de Ciencia Vegetal del CITA.

Con esta propuesta se pretende explorar la tolerancia a la sequía en germoplasma de lechuga e indagar en las bases moleculares de la misma. Para abordar este complejo objetivo, el proyecto, en el que colabora la empresa Semillas Ramiro Arnedo, se desarrollará en tres fases. En una primera etapa del proyecto, se llevará a cabo una evaluación de los recursos fitogenéticos en cuestión desde un punto de vista bioquímico. "Vamos a explorar la biodiversidad que existe tanto en variedades comercializadas como en las variedades silvestres, que no cuentan con los cuidados de un agricultor, y también vamos a utilizar variedades tradicionales, que están adaptadas a bajos insumos. Además de aportarnos material genético, el uso de estas variedades, que tienen ciertas cualidades, va a permitirnos rescatar este acervo y que no se pierdan estas variedades", señala Díaz.

La segunda fase del proyecto consistirá en emprender estudios transcriptómicos (expresión de genes inducidos bajo estrés hídrico) y genómicos (búsqueda de polimorfismos en los genes candidatos). "Buscaremos averiguar cómo se activan los mecanismos que permiten a las plantas defenderse en estas situaciones y qué genes están implicados en estos procesos".

Por último, el objetivo futuro a largo plazo sería la obtención de variedades más resilientes frente a sequía, cuyo cultivo resulte además más sostenible. Por ello, se le ha dado una dimensión económica al proyecto, incluyendo un estudio de mercado para tantear el grado de aceptación por parte de los beneficiarios finales, que no son otros que los consumidores de esas potenciales nuevas variedades de lechuga. "No obstante, la única diferencia que podrían apreciar los consumidores sería en el color rojo de las hojas, pero no se verían afectadas otras propiedades organolépticas como el sabor. Sin embargo, se trataría de variedades mucho más saludables y de mayor calidad", indica la investigadora.

Este proyecto competitivo de I + D + i del Gobierno de Aragón, que tiene una duración de dos años, y un presupuesto de unos 90.000 euros, se encuadra dentro de la modalidad ‘Investigación y desarrollo tecnológico de carácter multidisciplinar’, a su vez, en la categoría de ‘Proyectos de Investigación Aplicada’.

"El carácter multidisciplinar es fundamental para llevar a cabo un proyecto de esta envergadura. Por ello están implicados investigadores de diversas disciplinas, desde la bioquímica hasta la economía. Un equipo que, además, está trabajando con mucha ilusión y con mucha responsabilidad por este apoyo que nos ha otorgado el Gobierno de Aragón" recalca Díaz.

El equipo estará formado por los investigadores del CITA: Azucena Gracia, Inés Medina-Lozano; Jérôme Grimplet y Juan Ramón Bertolín. También José Ángel Aranjuelo del Departamento de Ciencia Vegetal. Mientras, de la empresa Semillas Ramiro Arnedo S.A colaboran los doctores Javier Peña y María Soledad Arnedo.

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