Comienzan las valoraciones de daños en los cultivos, que "actuaron como cortafuegos" en el incendio del Moncayo

Las llamas se expandieron en la zona con mayor rapidez por aquellas fincas en las que no se realizan labores agrícolas.

El secretario de la D. O. Campo de Borja, José Ignacio Gracia, señala una zona quemada.
El secretario de la D. O. Campo de Borja, José Ignacio Gracia, señala una zona quemada.
F. Simón

Con el incendio del Moncayo ya controlado y los vecinos de los municipios evacuados de vuelta a sus hogares, llega el momento de evaluar los daños que el voraz fuego que se inició el pasado sábado en Añón ha causado en las tierras agrícolas de las comarcas de Tarazona y el Moncayo y Campo de Borja, donde tiene especial presencia la viña, pero también el almendro y el olivar.

Pero, como reconocen desde la propia comarca, desde Agroseguro y también los representantes de las organizaciones agrarias todavía es pronto para poner cifras a la afecciones que ha causado el incendio. Se calcula que han ardido unas 6.000 hectáreas, en su mayoría de monte bajo, carrasca, pinar y matorral, si bien el fuego ha provocado también pérdidas en tierras agrícolas cuyos daños tardarán unos días en ir concretándose.

Las únicas cifras de las que se dispone hasta ahora están en la ganadería. Lo recordó este jueves, José Antonio Miguel, secretario provincial de UAGA en Zaragoza, que se desplazó a la zona del siniestro, donde comprobó los destrozos que las llamas han causado en la nave donde un ganadero de Alcalá de Moncayo guardaba a sus 450 ovejas que no pudieron escapar con vida de los efectos del humo, o en las 150 colmenas que un apicultor de Bulbuente encontró consumidas por el fuego. "No sabemos cuántas son las hectáreas afectadas", explicó Miguel, que detalló que "a simple vista" se pueden ver afecciones de hasta el 70% en algunas parcelas, pero "no se sabe qué pasará con el resto del cultivo, si también tendrá daños o no". Las pérdidas se irán concretando, destacó el representante de UAGA, en los próximos días. Para ello, la organización agraria ha puesto a disposición de los afectados la oficina con la que cuenta en la localidad de Borja.

Lo que ya es evidente en la comarca, insistió el sindicalista, es la "rabia" que sienten los agricultores y ganaderos ante los efectos de una exigente normativa que "persigue" a aquellos profesionales del sector que realizan trabajos de limpieza en el monte "que hubieran impedido la voracidad de las llamas y un mejor control del incendio", señaló Miguel. Como ejemplo, el representante de UAGA explicó que la única zona por la pudieron acceder los bomberos fue precisamente aquella en la que unos meses antes unos agricultores habían sido multados por arrancar unas zarzas y carrascas que impedían el paso de maquinaria.

"Como esto no cambie, año tras año va a ser un desastre", insistió José Antonio Miguel, que recordó no solo el trabajo que realizaron los profesionales del sector para evitar que las llamas llegaran hasta los cascos urbanos, sino que además, señaló, fueron los cultivos los que "actuaron como cortafuegos", ya que "las viñas, que estaban limpias de maleza, se fueron quemando de forma más lenta e impidiendo el avance de las llamas".

De hecho, el fuego se expandió con mayor rapidez por aquellas fincas en las que las que no se realizan labores agrícolas ni de limpieza "y están abandonadas", insistió el representante de UAGA. Miguel quiso transmitir "la sensación de impotencia" de los vecinos de los municipios afectados, porque, según detalló, se sintieron "algo olvidados" ya que en los momentos en los que se inició el fuego "los medios aéreos estuvieron centrados casi en exclusiva en proteger el Parque Natural del Moncayo".

Próximas reuniones

Con las primeras valoraciones están trabajando también en UPA-Aragón, cuyos máximos responsables tienen previsto comenzar en los próximos días una ronda de reuniones con representantes de las poblaciones más afectadas para conocer el impacto de las llamas en los diferentes cultivos de las comarcas afectadas.

El secretario general de esta organización agraria en la Comunidad, José Manuel Roche, coincidió este jueves en señalar en que "todavía es pronto para cuantificar los daños", que se han producido principalmente en olivar, almendro y "algo de viña", destacó. Insistió asimismo, en el papel que "como cortafuegos" jugaron las parcelas agrícolas, "especialmente la viña".

Roche detalló también el impacto en la ganadería y resaltó la pérdida sufrida por un ganadero de vacuno cuya explotación, cercana al Santuario de la Misericordia, ha quedado totalmente arrasada por el fuego, que causó además la muerte de una de sus vacas. Hizo además especial hincapié en los daños que están sufriendo los apicultores de Talamantes o Añón. No es que el incendio haya devorado sus colmenas, pero ha dejado a sus abejas sin ninguna disponibilidad de alimento en los montes. "La regeneración de la zona no se va a producir de la noche a la mañana, así que van a tener que asentarse en otros lugares, con el incremento de costes que esto supone", señaló Roche.

"Escasas afecciones" en la D. O. Campo de Borja

La Denominación de Origen Campo de Borja no ha dejado de estar pendiente del avance de las llamas desde su inicio. Y no solo porque algunos de los viñedos del sello de calidad se encuentran situados en los términos municipales de las pueblos que se vieron acorralados por el fuego, como El Buste, sino porque se vivió con especial inquietud el complicado momento que vivían los vecinos de su propia comarca y de la comarca de Tarazona y el Moncayo.

Aunque hay daños en viñas de estas zonas, "afortunadamente", como señaló este jueves el presidente del consejo regulador de la denominación de origen, Eduardo Ibáñez, las afecciones "son escasas" en los cultivos integrados en la D. O., que cuenta con una superficie total cercana a las 6.700 hectáreas.

Por ello, desde el consejo regulador aseguran que los daños provocados por el fuego no se traducirán en una merma significativa de cosecha, cuya vendimia ya ha comenzado con las variedades de uva blanca más temprana. 

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