Heraldo del Campo

En Torralba de los Sisones la cabra siempre tira al monte

Marta Martín y su pareja regentan Entrecabritos en Torralba de los Sisones (Teruel) con el objetivo de recuperar el consumo de la la carne de cabrito.

Marta Martín junto a su pareja, Óscar Paz, fundadores de Entrecabritos en Torralba de los Sisones.
Marta Martín junto a su pareja, Óscar Paz, fundadores de Entrecabritos en Torralba de los Sisones.
M.M.

Un 2020 caótico y dos meses encerrados en la ciudad hicieron despertar de nuevo las ganas de regresar al pueblo. Marta Martín y su pareja, Óscar Paz, decidieron dejar el asfalto de la ciudad para emprender un nuevo proyecto de vida en Torralba de los Sisones, la localidad natal de Martín.

En este pequeño municipio turolense de la comarca del Jiloca, de poco más de 160 habitantes, la pareja puso en marcha Entrecabritos donde crían cabras de carne de manera tradicional, en libertad, a mil metros de altitud para resurgir y poner en valor todo el potencial rural de la denominada ‘España vaciada’.

La torralbina, una enamorada del mundo rural como ella se denomina, es la última ganadera de su familia, "mi madre se jubilaba y fue otro impulso para volver", cuenta. "Cambiamos de vida para volver al campo y a mis raíces. Me he criado la mayor parte del tiempo entre ovejas, vacas, conejos y gallinas. Aprendí el oficio como un juego", narra. Aunque su pareja no comparte el mismo origen, él es de Zaragoza, "sola no hubiera venido. Óscar es también el motor del proyecto", cuenta.

Cuentan con 70 hectáreas de terreno y 500 cabras.
Cuentan con 70 hectáreas de terreno y 500 cabras.
Entrecabritos

Entrecabritos se basa en un modelo de desarrollo respetuoso con el medio ambiente, en generar redes de colaboración para revitalizar un territorio castigado por la despoblación y en recuperar el consumo de carne de cabrito y sus recetas de siempre, "para poder celebrar la vida, en cualquier momento de año", añade la ganadera. Cuenta con unas 70 hectáreas de terreno y hasta 500 cabras, con un modelo de ganadería extensiva, localizada y limitada, que respeta sus ciclos naturales. Mientas, en las tierras cultivan alfalfa, una fuente de proteína para las cabras. Ahora, con su pastoreo, también trabajan en limpiar el monte y los cortafuegos, una labor que permite aportar una pequeña ayuda a la prevención de incendios en los montes.

Además de promover la cabra de carne, desde Entrecabritos tratan de recuperar razas que están desapareciendo. "Normalmente, la gente ‘se quita’ las cabras porque no son rentables. Se utilizan sobre todo para la leche y su carne solo suele consumirse en Navidad", explica Martín, que también denuncia que el relevo generacional para la ganadería de caprino es "muy malo". La Blanca de Rasquera, la Andaluza o Celtibérica son las razas que tratan de recuperar. La elección de estas razas se debe, entre otras, a sus características físicas: "son cabras con poca ubre, idóneas para esta zona. La flora que tenemos aquí les dañarían y harían heridas con el peligro de infectarse".

La pareja se encarga de todo el proceso, desde la cría hasta el reparto al cliente. Por el momento, el encargo de su carne se hace a través de ‘Whatsapp’ y el cliente recibe el producto adobado y envasado al vacío, conservando todos sus jugos y esencias. Aunque, también trabajan en crear un punto de venta en el municipio turolense.

Con el objetivo de dinamizar la zona y dar a conocer tanto sus territorios como su trabajo, realizan una experiencia gastronómica en el entorno. En esta actividad, dividida en tres partes, en la que cada uno puede elegir la que más se adapte o combinando alguna entre ellas. ‘Admira’ consiste en una visita guiada en el entorno de la Laguna de Gallocanta. ‘Degusta’ ofrece una cata del cabrito lechal asado a baja temperatura. Por último, ‘Acaricia’ en la que los asistentes pueden visitar a las cabras, pastorear, conocer las tareas diarias o en época de nacimientos, visitar la guardería.

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