Incendio del Moncayo

La ayuda entre pueblos a los desalojados por el fuego: "Siempre de lo malo sale algo bueno"

En Borja, más de 200 voluntarios atienden a los evacuados, que se turnan para evitar el agotamiento.

Los desalojados en el pabellón de Borja, este domingo, durante la comida.
Los desalojados en el pabellón de Borja, este domingo, durante la comida.
Toni Galán

Sin pegar ojo durante toda la noche y con la mente puesta en sus hogares, los vecinos desalojados de Añón y Alcalá de Moncayo amanecían en el polideportivo de Borja con la esperanza de poder volver. Pero no ocurrió. Fue un crepúsculo "tenso" y las llamas ardían con la misma virulencia con la que empezaron. El incendio no cesaba. "Estaba muy cerca y la situación ha sido muy complicada", explicaba este domingo el alcalde borjano, Eduardo Arilla. En el pabellón pernoctaron unas 80 personas de las 350 que llegaron inicialmente tras montar el dispositivo en un tiempo récord.

Los vecinos se congregaban ayer a las puertas del recinto para hablar, nuevamente, de la violencia del fuego. "Las llamas eran casi como yo de altas", detallaba uno de ellos. A pesar de pasar la noche en vela, se encontraban "muy bien" atendidos por la Cruz Roja. Arilla confirmó este domingo que trabajan en el dispositivo más de 200 voluntarios, que se turnan para evitar agotamiento. "Es una maravilla ver la solidaridad del municipio y siempre de lo malo sale algo bueno", añadió.

La ONG del cocinero José Andrés y el restaurante Las Ruedas de Borja proporcionaron el desayuno y la comida a los desalojados del polideportivo, los cuales irrumpieron en un aplauso en la hora del almuerzo como muestra de agradecimiento. Muchos de los afectados abandonaron el recinto, ya que se trataba de personas procedentes de Zaragoza cuya segunda residencia se encontraba en la zona donde se originó el incendio. Primordialmente, permanecieron en el lugar personas mayores o dependientes, algunas acompañadas de sus familias.

Varios evacuados se dirigieron este domingo a una explanada a la salida de Borja para contemplar el avance de las llamas, esparcidas por tres puntos diferentes de las praderas. A través de los prismáticos, observaban si el fuego había llegado a las casas del Santuario de la Misericordia. "Creo que no las ha alcanzado, aunque hay alguna ventana rota", comentaban.

La principal dificultad a la hora de recibirlos fue la rapidez con la que se tuvo que actuar. En tan solo media hora en la tarde del sábado, el alcalde de Borja, Eduardo Arilla, avisó a todos los servicios que iban a necesitar para que todo estuviera listo antes de la noche, con las cenas preparadas y las camas habilitadas.

Hasta 140 camas en Tarazona

Borja no es el único municipio que ha acogido a los desalojados. En Tarazona, el Ayuntamiento puso a disposición el Seminario, donde durmieron 50 personas la noche del sábado, y el polideportivo. Este domingo fueron trasladados todos al pabellón municipal, de manera que el Seminario quedó habilitado para que bomberos, brigadas forestales y protección civil puedan descansar y reponer fuerzas. En total, disponen de 140 camas y cuentan con la ayuda del comedor del Colegio Comarcal Moncayo, que preparó comida para 120 personas ayer. La pasada noche pernoctaron entre 70 y 80 personas, porque los más mayores y gente con patologías fueron derivados a la residencias y al Seminario.

Otros lugares que se ofrecieron para alojar a los afectados son el antiguo hospital de Torrellas, con 18 personas albergadas; Magallón, que recibió a más de 30 vecinos y Pozuelo de Aragón, donde pernoctan 29 personas. Además, la localidad de Ágreda, en Soria, preparó ayer sus dos polideportivos municipales y el albergue del instituto Margarita Fuenmayor para dar cobertura a posibles desalojados.

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