Último capítulo de la trilogía de San Jorge en los pódcast de Guillermo Fatás

El profesor narra en esta entrega cómo se forjó la leyenda del patrón de Aragón y qué cosas extraordinarias se narraron de él en la Edad Media.

Santiago de la Vorágine, en 1264, escribió la 'Legenda sanctorum', una colección de fábulas sobre distintos santos, que acabó conociéndose como 'Legenda aurea' y fue acogida con entusiasmo.

El profesor Guillermo Fatás concluye esta semana su repaso, a través de tres capítulos, al que es “uno de los personajes sobrenaturales más conocidos en Aragón”: San Jorge, patrón oficial desde el año 1461, “cuando se decretó en las Cortes de Calatayud que se sancionaría a quienes no cumplieran con su fiesta”.

La figura de San Jorge es tan entretenida como controvertida. Han sido muchos los relatos fabulosos que han dado forma a su leyenda, si bien se sabe que fue un soldado romano que llegó a convertir al cristianismo a toda una legión. “La Iglesia admite la existencia del santo pero dice que nada se conoce de él y rechaza las leyendas de prodigios extraordinarios, de su martirio y de sus hazañas”, explica Fatás en los pódcast dedicados a San Jorge, que ha dado en llamar “Aragón es primero un río”.

Después de haber tratado cómo la popularidad del santo empezó por Georgia y Siria y “llegó al fin del mundo” (entonces, las islas británicas), Fatás recuerda que la Iglesia condenó las exageraciones en torno a su figura, a la par que el atractivo del santo soldado y su vocación no hacía más que crecer. En la iconografía, a veces, puede confundírsele con el arcángel San Miguel, pero éste “lleva alas mientras que San Jorge siempre aparece vestido de caballero”, explica el profesor.

La tercera entrega de esta trilogía se centra en la leyenda del dragón, que es muy tardía y no viene de la antigüedad romana sino más bien de época medieval y de los tiempos de las Cruzadas. En 1264 un dominico, fray Santiago de la Vorágine, escribió en latín el libro de ‘Legenda aurea’, que fue acogido en Europa con entusiasmo. En él contaba 182 vidas de santos y ahí aparecía la leyenda de San Jorge: un oficial de Capadocia que en Libia llegó a un lago tan grande que parecía un mar y escondía un dragón fiero. Había que alimentarlo con dos ovejas al día y pronto se agotaron los animales. Después se le entregaban en sacrificio a vecinos del pueblo que se elegían mediante sorteo, hasta que un día le tocó a la hija del rey ser entregada al monstruo 

De forma casual, apareció el caballero, venció al dragón y, para disgusto del emperador Diocleciano, San Jorge se declaró cristiano, lo que siendo un tribuno de la legión estaba penado en la época romana. Trataron de acabar con él por todos los medios, con venenos y atado a una rueda que giraba sobre espadas de doble filo, pero San Jorge se santiguaba y nunca acababa dañado. Lo trataron de freír en una sartén gigante y no hubo manera. Cuando el gobernador ordenó los tormentos más crueles, y San Jorge se puso a rezar y una ráfaga de fuego cayó del cielo. Finalmente, tuvieron que cortarle la cabeza, pero aún así se dice que el gobernador que había dictado la pena apareció carbonizado a las pocas horas. 

El mártir, según explica Fatás, está enterrado en Israel, en una iglesia pequeña cerca de Tel Aviv, en la ciudad de Lod. También explica el profesor cómo era su señal (la cruz roja sobre fondo blanco) y por qué este símbolo aparece en los escudos de Georgia, Génova, Inglaterra o las diputaciones aragonesas.

Guillermo Fatás continúa con este 'podcast' una aproximación a protagonistas históricos aragoneses, entre los que ya ha glosado figuras como las de Marcial, Fernando el Católico, Miguel Servet, Jerónimo Zurita, Baltasar Gracián, José de Calasanz, Gaspar Sanz o Agustina de Aragón.

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