Más uniformados y traslados inmediatos de las víctimas de pinchazos ante las próximas fiestas

Los cuerpos de seguridad se preparan para las grandes aglomeraciones que se prevén estos días en muchas localidades. Al posible repunte de los contagios se suman los ataques por sumisión química.

Policías en Huesca
Policías en Huesca
Verónica Lacasa

Las fiestas de San Lorenzo en Huesca y las de muchos otros grandes y pequeños municipios van a sacar a la calle durante los próximos días a medio Aragón. Los vecinos de Calatayud, Caspe, El Burgo de Ebro, Campo, Zaidín, Calamocha o Valderrobres son algunos de los que se preparan también para los ansiados festejos. Y tras dos años de restricciones y prohibiciones de actos masivos por culpa de la covid-19, la gran avalancha festiva que se avecina se presenta como la gran prueba de fuego. 

El previsible repunte de los contagios, como pasó tras La Vaquilla en Teruel, sigue siendo la gran preocupación para los responsables sanitarios, pero las aglomeraciones han empezado a plantear otro importante problema de seguridad: el de la posible inoculación de drogas de sumisión a través de los temidos pinchazos.

El Ministerio del Interior hablaba hace unos días de unas 60 denuncias en toda España, aunque el único caso que ha trascendido hasta la fecha en Aragón es el de una joven de Lérida que dijo haber sufrido uno de esos pinchazos cuando asistía recientemente al Monegros Desert Festival en Fraga. La chica pasó por el hospital y no se detectaron drogas en su cuerpo, por lo que las pesquisas siguen abiertas en Cataluña, donde se tramitó la denuncia. El fenómeno ha cobrado fuerza este verano, pero desde hace ya algunos meses, cada cierto tiempo las redes sociales son altavoz de nuevos presuntos ataques en discotecas. Al preguntar por ellos, la Policía Nacional y la Guardia Civil niegan que haya ninguna otra investigación abierta en Aragón.

En cualquier caso, la oleada de denuncias registrada en varias ciudades del Norte de España durante las últimas semanas ha hecho que el problema de los pinchazos se cuele también en la agenda de la juntas de seguridad que se celebran estos días en numerosas localidades aragonesas. Desde la Delegación del Gobierno se muestran cautos, pero admiten que el asunto "preocupa". Sobre todo, dicen, "porque se está generando una alarma social sobre un fenómeno que aún no conocemos bien".

A falta de casos confirmados, para generar mayor seguridad entre quienes estos días se disponen a disfrutar de las fiestas -sobre todo entre las mujeres, que son las únicas que hasta ahora están denunciando-, la Benemérita, el Cuerpo Nacional, la Policía Adscrita de la DGA y las locales han empezado a coordinarse para poder dar una respuesta rápida ante un eventual pinchazo, sea con el fin que sea. "Porque se ha comprobado que están surgiendo imitadores, gente que no persigue una agresión sexual", dice. 

"Sino que sabe del miedo reinante y simplemente clava palillos por diversión", explica la intendente jefe de la Policía Local de Huesca, Beatriz Rivas.

La capital oscense estará de fiestas desde mañana y hasta el próximo día 15. Como recuerda Rivas, "se ha querido reforzar la presencia de gente uniformada en los espacios donde se producen mayores aglomeraciones, para que cualquiera que precise ayuda encuentre enseguida a quién acudir". Habrá un incremento de policías, como es habitual, pero también de voluntarios de Protección Civil. Y aunque no existe un protocolo como tal, sí se han dado órdenes para que los coches patrulla trasladen de inmediato al hospital a cualquier posible víctima de un pinchazo. "Sabemos que el rastro de las drogas de sumisión desaparece muy rápido, por lo que no hay que perder tiempo", remarca la responsable de la Policía Local.

El concejal de Derechos Sociales, Arturo Biarge, recordaba también hace unos días -cuando se presentaron los dos puntos violetas de información del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) y los otros trece puestos de asistencia municipales-, que lo primero que debe hacer la víctima es avisar a quienes están a su alrededor para buscar ayuda rápidamente. Los hospitales y centros de urgencias ya han previsto practicar análisis de orina y sangre, así como serológicos, ante la posible contaminación de las agujas.

Calatayud recurre a las peñas

Y si en la capital oscense aguardan con ansias el chupinazo, en Calatayud también velan ya armas. La ciudad honra a San Roque, el 16 de agosto, pero este pasado fin de semana ya se han celebrado actos. Consciente de los problemas de seguridad que acarrean las grandes concentraciones de gente y del miedo que existe a los pinchazos, en esta vuelta a la normalidad tras la pandemia el Ayuntamiento de Calatayud va a presentar este lunes una iniciativa pionera en la que serán protagonistas las peñas. Los responsables municipales serán los encargados de dar los detalles, pero se trata de un acuerdo para que una serie de voluntarios vigilen constantemente los recintos en colaboración con la Policía Nacional y Local.

La quinta población más importante de Aragón, Utebo (18.822 habitantes), pasó también recientemente con nota su particular examen. "Sabíamos que iba a haber mucha gente en la calle y montamos un dispositivo de más de 60 agentes, entre Policía Local y Guardia Civil. Contamos también con una gran colaboración de la seguridad privada, que vigiló con más celo si cabe los accesos a los recintos cerrados para evitar que se colaran jeringuillas u otros objetos", explicaba Francisco Enfedaque, jefe de la Policía Local. 

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