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La madre del primer bebé aragonés de 2022: "Fueron momentos muy duros que se olvidaron al ver la carita de Bruno"

Sofía Zarza supo que era positiva cuando al ingresar en el Miguel Servet para dar a luz le hicieron la pertinente PCR que exigía el protocolo sanitario.

Sofía Zarza, con Bruno, el primer bebé aragonés del año, en Parque Venecia.
Sofía Zarza, con Bruno, el primer bebé aragonés del año, en Parque Venecia.
Guillermo Mestre

El nacimiento de Bruno, el primer bebé aragonés de 2022, llegó rodeado de ilusión y mucha alegría pero también de incertidumbre, dudas y soledad. No en vano, su madre, Sofía Zarza, supo que era positiva en covid-19 cuando ingresó en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza para dar a luz. Era asintomática. Tanto ella como su pareja, Josete Vicente, al que le hicieron un test de antígenos para descartar el virus, tuvieron que permanecer aislados en la habitación. Y así, uno de los acontecimientos más felices de su vida lo vivieron con angustia y expectación. Según recuerda ahora Sofía: "Fueron momentos muy duros que se olvidaron al ver la carita de Bruno".

La llegada del pequeño, que pesó 2,535 kilos, se adelantó, ya que su madre salía de cuentas el 20 de enero. Ellos mismos tuvieron que grabarse un vídeo y fotografiarse para compartir la tradicional noticia del primer niño del año de la Comunidad, dado que entonces Aragón estaba sumida en plena oleada de ómicron, que dejó una explosión de contagios. Fue también la ola, coincidiendo con la época navideña, en la que más infecciones entre profesionales sanitarios se produjeron.

Bruno, que ha cumplido ya siete meses, se ha convertido en el centro de atención de la familia. Hoy, mientras Sofía pasea con el pequeño por el barrio zaragozano de Parque Venecia, donde viven, ha tenido tiempo de revivir las situaciones a las que se enfrentaron. "Por ser positiva en covid –explica– estábamos aislados, te dejaban todo en el pasillo". "Los tiempos fueron muy largos. Me dijeron que enseguida me bajarían a dilatación, y pasaron tres horas;o que nos iban a cambiar de habitación, recogimos todo y al final no lo hicieron; o que nos daban ya el alta y nos tuvimos que quedar otra noche".

Ingresó el jueves 30 de diciembre a las 21.00. "Cuando llegué al hospital me hicieron una PCR y hasta las 5.00 no entraron a la habitación con el epi puesto para decirme que había sido positiva", indica. "No sabía la repercusión que iba a tener". Esa noticia implicó que su marido, que la acompañaba, tuviera que someterse también a un test de antígenos:"Si daba positivo se tenía que ir". "Como madre primeriza, explica, en ese momento me quería morir", al pensar en tener que afrontar sola ese proceso: "No supimos que el resultado era negativo hasta que no bajamos al día siguiente a dilatación. Hasta entonces pensaba que lo mandaban a casa". Esa falta de información, añade, agravó la situación de desasosiego que estaban atravesando. Los matrones se iban turnando cada tres horas, con trajes de protección individual para evitar posibles riesgos. La pareja permanecía en la habitación con mascarillas. Había que favorecer también todo lo posible la ventilación. "La verdad es que esas horas que pasamos ingresados, el parto, estar aislados con el contacto justo... Todo se te olvida. Y al ser el primer bebé de Aragón nos hizo mucha ilusión". Al niño le hicieron también PCR al nacer y a las 24 horas, y salió negativo. Cuando la familia salió del hospital, Sofía tuvo que terminar la cuarentena en casa hasta el día 10.

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