Erasmus Rural: Oportunidades en casa

Muchos pueblos aragoneses cuentan con nuevos vecinos este verano. Estudiantes de Periodismo, Arquitectura, Ingeniería, Historia o Veterinaria, entre otras, se sumergen en el mundo rural de camino hacia su futuro laboral.

Juan Maillo, estudiante de Geología, Elisa Manero, estudiante de Periodismo, y Ricardo Martínez, estudiante de Arquitectura, en Loarre, donde realizan sus prácticas.
Juan Maillo, estudiante de Geología, Elisa Manero, estudiante de Periodismo, y Ricardo Martínez, estudiante de Arquitectura, en Loarre, donde realizan sus prácticas.
E.M.

Elisa Manero es una de las estudiantes que ha llegado en las últimas semanas a la localidad oscense de Loarre para hacer sus prácticas del grado de Periodismo. La acompañarán otros tres estudiantes que pasarán todo el verano trabajando en el proyecto PaleoLocal de la Universidad de Zaragoza. Impulsado por el investigador Ignacio Canudo, su nombre completo es toda una declaración de intenciones: ‘Patrimonio cultural paleontológico de proximidad. Valoración del trabajo paleontológico como bien de consumo en el entorno rural’. Porque PaleoLocal une pasado y futuro al explorar un modelo de negocio que genere unos recursos turísticos en Loarre durante todo el proceso de investigación de los singulares huevos fósiles de dinosaurio allí encontrados. Elisa y otro compañero, estudiante de Geología, trabajan en el centro de interpretación de la localidad, que prevé inaugurar un museo en las próximas semanas, mientras que dos estudiantes de Arquitectura lo hacen en el Ayuntamiento.

Pero esta no es la única conexión universidad-medio rural en marcha. Hasta diversos pueblos aragoneses llegan otros cinco programas más. Desde el llamado ‘Erasmus rural’ junto a las diputaciones provinciales de Zaragoza, Huesca y Teruel hasta el ‘Campus rural’ del Ministerio de Transición y Reto Demográfico y ‘Unita Rural Mobility’, que atrae a estudiantes de otros países. Todos los universitarios participantes viven una experiencia integral en el medio rural, ya que, durante unos meses –entre uno y tres–, viven en la localidad donde estén trabajando.

El principal objetivo es colaborar en la lucha contra la despoblación acercando a gente joven y formada a los pueblos, tengan vinculación con ellos o no. Dándoles también la oportunidad de "plantearse esta forma de vida como una opción laboral, sumergiéndose en estos entornos", explica Nieves García, directora del Servicio de Orientación y Empleo de la Universidad de Zaragoza.

Despoblación y envejecimiento de la población marcan la realidad de muchos municipios aragoneses. Esa ‘España vacía’ puede no estar, a primera vista, en el radar de los jóvenes universitarios, mucho menos para pensarla como una posible salida al mundo laboral, ya que pueden percibir que no existen oportunidades en estos lugares. Programas como estos, con los que estudiantes universitarios hacen prácticas en empresas, instituciones y asociaciones de los municipios, rompen estereotipos. Y no solo para titulaciones como Veterinaria o Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, que ya cuentan con una estrecha relación con el medio rural. "Todas las titulaciones tienen hueco –destaca Nieves García–, siempre hay historiadores y, por ejemplo, este año tenemos muchos arquitectos". De este modo, la universidad contribuye a la vertebración del territorio y pretende ayudar a asentar población.

Pioneros

Para la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), este es su quinto año. "Desde que pusimos en marcha el proyecto su éxito ha sido rotundo, prueba de ello es que son varias las instituciones de toda España que lo han replicado", destaca el diputado delegado del servicio Cuarto Espacio de la DPZ, Francisco Compés. Y es que, la provincia de Zaragoza fue pionera en sumergir a los estudiantes universitarios en el mundo rural. La idea despertó gran interés a nivel nacional, tanto que el Ministerio de Transición y Reto Demográfico de Teresa Ribera tomó como referencia el modelo aragonés para aplicarlo en el resto del país creando ‘Campus Rural’, al que se han adherido 35 centros universitarios, incluido el zaragozano. A través de este programa, estudiantes de cualquier Comunidad Autónoma pueden realizar sus prácticas, de entre tres y cinco meses, en el entorno rural de su misma Comunidad o de otra. "Crecer es fácil cuando se ve que algo funciona", valora Nieves García, pero "para lanzarlo hizo falta valentía". Y salió bien.

En Aragón, tras el éxito de la primera edición, la iniciativa se extendió a las tres provincias. Cada una cuenta a su vez con dos programas: ‘Desafío’ y ‘Arraigo’. El primero está dirigido a estudiantes de la Universidad de Zaragoza que no hayan finalizado el grado y que, además, no tengan ningún tipo de relación con el mundo rural. Mientras que el segundo está orientado a titulados de la universidad pública aragonesa, en los tres últimos cursos, y que sí tengan una vinculación con la localidad en la que van a realizar las prácticas, desde vivir allí a ser miembro de un club deportivo de la zona.

Para facilitar la inmersión en los municipios y permitir que todo el que quiera pueda vivir la experiencia, en ambos casos los participantes ven completada su remuneración con una bolsa de ayuda para el alojamiento, desplazamiento y manutención.

Desde su puesta en marcha en el año 2018, el crecimiento ha sido progresivo. En la primera edición, en la que solo se hizo en la provincia de Zaragoza, se realizaron 13 prácticas, mientras que, este año, entre las tres provincias son más de 100. En este momento, se encuentran abiertas, tanto para participantes como para entidades, las convocatorias de ‘Desafío Zaragoza’ y ‘Arraigo Zaragoza’. Los interesados pueden inscribirse a través de la web del servicio Universa de la Universidad de Zaragoza.

Por otro lado, los municipios aragoneses también reciben a estudiantes internacionales a través del programa ‘Unita Rural Mobility’, al que están acogidas cinco universidades europeas de Italia, Rumanía, Portugal y Francia.

Todo tipo de conocimiento

El medio rural acoge a todas las ramas de conocimiento. Los seis programas existentes admiten a alumnos y graduados de cualquier titulación y así lo fomentan desde cada uno ellos. "Queremos que todos los estudiantes se vean representados y mostrar que todo el mundo tiene un hueco en el entorno rural", explica García. En la edición de 2022 alguna de las titulaciones presentes son Terapia Ocupacional, Psicología, Derecho, Relaciones Laborales y Recursos Humanos, Filosofía, Magisterio en Educación Infantil, Administración y Dirección de Empresas o Ingeniería Informática.

Entre las localidades que han ofrecido prácticas en esta edición y contarán con nuevos vecinos hasta el final de verano se encuentran Benabarre, Alquézar, Berbegal, Tardienta o Lanaja. Hay mil y una tareas que realizar: trabajando en un yacimiento, una granja o en el ayuntamiento local, como es el caso de la historiadora del arte Paula Iruzubieta. La joven, encargada de catalogar el patrimonio de Gea de Albarracín y los municipios cercanos, defiende la importancia de trabajar en los pueblos y en su patrimonio. La joven explica el valor de estos entornos y lo "peligroso" que es que se olvide su arte, "a veces no es conocido y lo que no se conoce se olvida y no se protege", denuncia.

Retroalimentación

La experiencia es positiva tanto para los municipios como para los estudiantes. Por un lado, los jóvenes pueden "conocer cómo se trabaja en estas localidades sumergiéndose en ellas; es emocionante ver aterrizar a gente joven con tanto entusiasmo y energía que viene a aportar en tu pueblo", cuenta García. "La iniciativa beneficia tanto a los estudiantes como, por supuesto, a las localidades donde realizan sus prácticas. Son estancias con un valor añadido, durante las que los jóvenes conocen la realidad de sus municipios al mismo tiempo que ponen en práctica lo aprendido", añade Compés.

A los municipios les permite dinamizar su tejido económico y social, puesto que pueden adherirse empresas de todos los sectores industriales, instituciones públicas, fundaciones, oenegés vinculadas al territorio... La responsable de Universa explica que la valoración por parte de los alumnos es muy buena e incluso "son muchos los que repiten". También invita a las empresas y asociaciones aragonesas a unirse a estos programas, totalmente subvencionados por las entidades públicas y que, implicando a agentes sociales, políticos y económicos, ayudan a luchar contra la despoblación.

Elena Badía en la plantación de melón en la que realiza sus prácticas.
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Elena Badía
Ingeniera agroalimentaria y del medio rural en Torres de Berrellén

Elena Badía, de 24 años, es vecina de Torres de Berrellén e ingeniera agroalimentaria. El proyecto Arraigo le ha permitido realizar prácticas en su pueblo, lo que supone un gran "orgullo e ilusión", confiesa. Badía trabaja con la Asociación de Amigos del Melón con la misión de recuperar una variedad de esta fruta procedente de la localidad. Allí cuentan con una plantación experimental de esta fruta, en la que además de recuperarla tratan de continuar con su mejora. También se encuentra realizando un estudio de la influencia del suelo en de la zona. En unos días, la ingeniera acudirá al Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) para "caracterizar los melones. Esto consiste en valorar su dulzura, tamaño, etc.", explica Badía. La joven, que se encuentra a su vez estudiando el Máster en Ingeniería Agronómica, acabará sus practicas en septiembre, aunque continuará colaborando con la asociación durante más tiempo. "Quería trabajar con ellos y cuando descubrí el programa, se adaptaba a lo que quería perfectamente", explica.

Elisa Manero en el centro en el que trabaja en Loarre.
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Elisa Manero
Estudiante de Periodismo en Loarre

Elisa Manero es estudiante de 3º de Periodismo –comenzará el último curso en septiembre– y forma parte del proyecto PaleoLocal, dedicado a la investigación paleontológica del yacimiento de huevos de dinosaurio de la localidad. Manero se encuentra en el centro de interpretación, dependiente del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, que abrirá un museo en las próximas semanas. "Me encargo de la comunicación, de la gestión de las redes sociales y ahora estoy haciendo un plan de márquetin", explica. La joven de 21 años, natural de Pinseque, no dudó en inscribirse como candidata para estas prácticas cuando las descubrió: "En mi grado, no es obligatorio hacer prácticas. Cuando vi esta oportunidad ni me lo pensé y está siendo increíble. Además de conocer gente y lugares, aprendes muchísimo". La futura periodista estará en la localidad oscense hasta el próximo 31 de agosto acompañada de tres compañeros más: un geólogo y dos arquitectos.

Eva Espes y Laura Terrasa durante una jornada de trabajo en Calamocha.
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Eva Espes y Laura Terrasa
Estudiantes de Veterinaria en Calamocha

Eva Espes y Laura Terrasa son dos estudiantes de Veterinaria que durante todo el mes de julio realizan prácticas, a través del programa Desafío, en Servicios Veterinarios Coteve de Calamocha. El trabajo de las dos jóvenes, de 21 y 26 años respectivamente, es acompañar a los siete veterinarios que forman la empresa turolense en su día a día, tanto en los servicios en el campo como en la clínica. "Por las mañanas hacemos vacunaciones, ecografías, los diferentes tratamientos que necesitan las explotaciones y controles lecheros. Por las tardes nos quedamos en la clínica atendiendo a las visitas", explica Terrasa. Además, cuentan con un pequeño laboratorio donde poder "diagnosticar algunos procesos patológicos", añade. Ambas tenían, antes de conocer el proyecto, interés en poder dedicarse al mundo rural. Espes, natural de Samper de Calanda (Teruel), cuenta que al haberse criado en un pueblo pequeño "siempre he tenido muy presente dedicarme al mundo rural desde que empecé a estudiar". También coinciden en el valor de la experiencia. "Es un aprendizaje no solo en el ámbito veterinario sino en todos los aspectos. En el entorno rural se tratan muchos temas que no se abordan en la ciudad y es muy interesante conocer los puntos de vista", cuenta Terrasa.

Clara Santos, con el pueblo de Alquézar a su espalda.
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Clara Santos
Estudiante de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Alquézar

Clara Santos es estudiante de 4º de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Huesca y desde este mes forma parte del equipo de Guías Boira en Alquézar a través del programa Desafío. Santos se encarga de la coordinación de las actividades de aventura como barranquismo o ‘rafting’ en la zona del río Vero. "Aunque todavía no puedo dirigir las actividades es una forma de acercarse al mundo laboral", cuenta. La joven, de 28 años, explica que el entorno rural toma un gran peso para desarrollar su futuro, "el turismo activo y de aventura es una de las salidas que tiene nuestro grado", añade. Por lo que, en el caso de Santos, trabajar junto a la naturaleza es algo que ya barajaba como futuro antes de comenzar las prácticas. La estudiante estará en el municipio oscense hasta septiembre. Defiende la experiencia como muy positiva: "conoces a muchísima gente y el aprendizaje está siendo increíble", cuenta.

Paula Iruzubieta se encarga de catalogar los bienes de Gea de Albarracín.
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Paula Iruzubieta
Historiadora del arte en Gea de Albarracín

La logroñesa Paula Iruzubieta llegó a Zaragoza hace cuatro años para estudiar el grado de Historia del Arte y desde el mes de julio se encuentra realizando prácticas en el Ayuntamiento de Gea de Albarracín con el programa Campus Rural. El trabajo de la historiadora, de 22 años, en la localidad es catalogar los distintos bienes que forman parte del patrimonio del pueblo y sus alrededores, "hay mucho patrimonio que quizá no tiene la difusión suficiente", denuncia. La joven, ilusionada con el proyecto, confiesa que siempre ha tenido cierto interés por el entorno rural. "Hay arte más allá de las grandes ciudades que hay que hacer visible. A veces no es conocido, lo que es peligroso, porque lo que no se conoce se olvida y no se protege", explica Iruzubieta. La experiencia está siendo muy enriquecedora, tanto personal como profesionalmente. "Creo que es importante poder entrar en contacto con instituciones, ya que puede sentar las bases del futuro laboral de un historiador", explica.

Bruno Scibilia en la Asociación Territorio Múdejar, donde realiza sus prácticas.
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Bruno Scibilia 
Estudiante de Lenguas y Literaturas Modernas en Tobed

Bruno Scibilia es estudiante de Lenguas y Literaturas Modernas en la Universidad italiana de Turín y durante el mes de julio ha realizado sus prácticas en Tobed, gracias al programa ‘Unita Rural Mobility’. Scibilia trabaja en la Asociación Territorio Múdejar desarrollando actividades en los distintos municipios de la comarca y difundiendo este trabajo en redes sociales. La asociación se encarga de la gestión del patrimonio histórico–artístico de los municipios de la zona y su manera de trabajo es algo que ha llamado la atención al italiano: «los proyectos son muy innovadores. Se basan en la sostenibilidad y en el respeto de los pueblos, de su patrimonio material y de la gente que vive en los mismos, algo muy importante». Define al equipo de trabajo como "una familia formada por profesionales del arte". Scibilia valora la experiencia como muy positiva ya que además de poner en práctica sus conocimientos en la asociación, ha podido conocer muchos lugares que "regalan emociones para no olvidar", cuenta. El joven no es la primera vez que se encuentra en España, ya en el año 2017 trabajó en el Museo Thyssen de Madrid. "Siempre he pensado en vivir y trabajar aquí. Mi sueño sería hacerlo como profesor de Historia del Arte", confiesa.

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