Incendio de ateca

Fruticultores afectados por el incendio de Ateca se plantean abandonar la actividad

Todavía no hay cifras concretas de daños, pero en pueblos como Moros la producción está «arrasada». Los primeros partes de siniestro a Agroseguro declaran daños en frutales, herbáceos y viñedos

Explotación frutícola afectada por el incendio declarado en Ateca.
Explotación frutícola afectada por el incendio declarado en Ateca.
UAGA

Controlado ya (que todavía no extinguido ) el incendio que se inició en Ateca y que ha convertido en cenizas 14.000 hectáreas de doce municipios de la comarca Comunidad de Calatayud, los agricultores cuyas explotaciones han quedado calcinadas comienzan a evaluar daños. Y a mirar hacia un futuro que se presenta "muy oscuro", como destaca Óscar Joven, responsable de la organización agraria UAGA en dicha comarca. Porque los productores no solo han perdido la cosecha de este 2022 que estaban a punto de recolectar, sino que sus frutales han quedado reducidos a cenizas (o muy dañados), por lo que será necesario arrancar los árboles, volver a plantar y esperar cinco años para obtener una nueva producción.

"Son momentos de tomar decisiones muy difíciles", asegura Joven, que afirma que son muchos los agricultores que estos días "se van a plantear si continúan con la explotación o abandonan el sector". Una posibilidad, señala el representante de UAGA, que especialmente ronda por la cabeza de aquellos fruticultores que se acercan los 60 años o superan ya esa edad y no tienen relevo generacional. "Si tienen que arrancar, plantar, esperar a que haya producción y comenzar de nuevo, tal vez terminen por abandonar la actividad", insiste.

Pese a todo, primero será necesario conocer el alcance del siniestro. No hay todavía cifras concretas porque los agricultores no pudieron acceder a sus explotaciones hasta que el fuego no estaba totalmente perimetrado. Y fue el lunes cuando comenzaron a comunicar los daños en la oficina instalada para tal fin en Moros, la localidad más afectada por el violento incendio del que, según los cálculos realizados por UAGA, apenas se han salvado 300 hectáreas de las 4.800 que se contabilizan en su término municipal. "Además también han quedado dañadas infraestructuras de riego y almacenes", añade Joven, que pone voz a la inquietud que se vive entre los productores, que temen que las coberturas del seguro no resulten suficientes para asegurar la continuidad de sus explotaciones.

Primeras declaraciones a Agroseguro

También han comenzado a llegar los primeros partes de siniestro a Agroseguro, que ha iniciado ya el peritaje de las cosechas (luego llegará el de los árboles), comenzando por aquellas que estaban a punto de ser recolectadas.

Las cifras todavía no son significativas, como reconoce el director territorial de la entidad aseguradora en Aragón, Juan Cruzán, que augura que en los próximos días las comunicaciones de los agricultores se incrementarán exponencialmente y darán buena muestra del siniestro.

Así, a fecha 25 de julio, la oficina aragonesa de Agroseguro había recibido partes de siniestro para 244 parcelas, con un superficie de 116 hectáreas. De ellas, los cultivos más dañados son frutales, pero también se han comunicado daños en herbáceos extensivos, cerezo y viñedo, aunque, reconoce Cruzán, las cifras serán mucho menos significativas en las producciones de cereal porque la cosecha estaba prácticamente finalizada.

De las declaraciones presentadas por los fruticultores hasta el pasado lunes, la mayoría de los siniestros se concentran en las localidades de Ateca y Moros, seguidos, aunque en mucha menor medida, por las afecciones que el incendio ha provocado hasta dicha fecha en las explotaciones de Villalengua.

Según explican desde Agroseguro, el siniestro por incendio entra en la categoría de riesgos excepcionales a nivel de parcela y con ellos hay dos tipos de capital asegurado. Uno de ellos, detallan desde la entidad, corresponde a las pérdidas por producción. El segundo es el que se refiere a los daños provocados en los árboles. La peritación comenzará primero por evaluar la afección en la cosecha y será "más adelante" cuando se evalúe el estado de los frutales. "Es necesario dejar pasar un tiempo para poder determinar su estado y su evolución", detalla Cruzán.

Pero además, explica el director territorial de Agroseguro, a estas indemnizaciones hay que sumar una compensación en función de los árboles muertos. "Si la afección se sitúa entre el 20% y el 50%, este porcentaje se multiplica por 1,5. Si supera el 50% y el agricultor decide arrancar se compensa hasta el 100% y si no lo hace se multiplica por un 1,5 hasta el límite del 100%", matiza.

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