Épila conservará íntegra la azucarera con su reconversión en un barrio con 352 pisos

Todas las naves industriales se recuperarán como bloques de pisos, locales, equipamientos y otros usos compatibles. La propiedad reserva casi la mitad de las 11,7 hectáreas a espacios públicos y prevé una inversión de 35 millones.

La mayor operación urbanística transformará la antigua azucarera de Épila en una zona residencial con 354 viviendas.
La mayor operación urbanística prevista en Épila transformará la antigua azucarera en un barrio con todo tipo de usos.
Andrés Ferrer

La antigua azucarera de Épila conservará su legado industrial en una ambiciosa reconversión urbanística que generará un nuevo barrio con 352 viviendas en bloque y unifamiliares. No solo seguirán en pie las cuatro chimeneas y los dos silos ya protegidos, sino que la propiedad, Viñuelos SL, ha propuesto reconvertir el resto de edificaciones que han sobrevivido más de un siglo en pequeños bloques de pisos, equipamientos y contenedores polivalentes para comercio y actividades productivas no contaminantes. Casi la mitad de sus 11,7 hectáreas serán, además, espacios públicos y se convertirá en un pulmón verde con casi 24.000 metros cuadrados atravesados por la acequia de La Mareca.

Estas son las bases del plan parcial presentado por la propiedad, en manos de una familia aragonesa, al Ayuntamiento para su aprobación, que lo convertirá en la mayor operación urbanística que se pone en marcha en el municipio justo cuando la plataforma agroalimentaria de Bon Área inicia la cuenta atrás para su puesta en servicio. Comenzará en septiembre con el centro logístico y los 4.000 empleos directos que generará en los próximos años suponen todo un acicate para la corporación municipal, que se ha fijado como objetivo completar su red de servicios y desarrollar las áreas de expansión urbana para atender la demanda potencial.

El alcalde de Épila, Jesús Bazán, estima que este desarrollo se podría aprobar a finales de año, aunque todo dependerá de los plazos con los que los distintos organismos públicos implicados presenten los informes preceptivos.

Solo la urbanización del área que ocupó la Azucarera del Jalón requerirá una inyección de más de 4 millones de euros. A estos se añadirán los 31 millones a los que asciende el acondicionamiento y construcción de los ocho bloques de pisos, de tres alturas, y los unifamiliares incluidos en la propuesta que lleva la firma del despacho zaragozano de arquitectos Cerouno junto a Grupo Gen, con sede en Épila. Ante el alcance de la actuación, la previsión de Viñuelos SL es sacarla adelante en tres fases.

Las casi 12 hectáreas ya se convirtieron en urbanizables hace más de 20 años cuando se aprobaron las normas subsidiarias de Épila. La propiedad disponía de un primer plan parcial ratificado por el Ayuntamiento, que establecía una intervención convencional por manzanas, pero lo desechó para presentar uno que pretende integrar lo que Pablo de la Cal, socio de Cerouno, califica de "joya industrial y patrimonial". "Se va a conservar el 100% y no solo las chimeneas y silos protegidos. Lo bueno es que se ha preservado la documentación histórica, hemos manejado más de 400 planos", añadió.

Este profesional, profesor de Urbanismo en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de Zaragoza y jefe de Proyectos de la Expo, explicó que la propuesta se vertebra en torno a la zona verde, que se generará en los terrenos que en su día ocuparon el núcleo de las instalaciones de producción, y la acequia. Su trazado, a lo largo de dos kilómetros, servirá de parque lineal, "como el del Canal Imperial", y las antiguas balsas de agua para las calderas se recuperarán como un segundo parque público dotado con estanque y plantas acuáticas. "La propiedad siempre dice que tiene un microclima, y es verdad. Se está muy bien porque está en el valle del Jalón y corre el aire", añadió.

El denominado parque público de las chimeneas, con el atractivo de estos elementos verticales de entre 65 y 75 metros, ocupará 12.000 metros cuadrados y el del estanque, otros 6.500. Ambos estarán unidos por un anillo peatonal y ciclable y se extenderá por todo el perímetro, además de por el paseo peatonal de adoquines original.

Las siete naves en las que se acumulaban la remolacha, con paredes de un metro de espesor y cerchas metálicas cubiertas de madera, se reconvertirán para usos productivos y equipamientos, dos de las cuales se cederán al Ayuntamiento, sumando un total de 16.006 metros. Y una de ellas también acogerá 16 pisos con patios. "Queremos completar el barrio obrero que ya existe, fuera del ámbito de la actuación, con viviendas y usos mixtos. Lo hemos diseñado con sentido de ciudad, pensando en la diversidad de usos y con una estructura de espacios públicos bien organizada", indicó.

Los silos protegidos y los vestigios de la fábrica y la refinería quedarán "como huella" del pasado, pero transformados en viviendas, locales comerciales y oficinas. En su entorno se edificarán otros seis bloques de tres alturas y se complementarán con unifamiliares en otros tres puntos del ámbito. En total, 240 viviendas libres y 112 de protección oficial.

El plan parcial también incluye un vial en paralelo a la línea del ferrocarril para comunicar las viviendas y las naves con el casco urbano a través del paseo de la estación. Para acceder al interior de este espacio habrá un mínimo entramado de calles pacificadas. En el lado de la estación se habilitará una zona de huertos y otra deportiva, además del grueso de las áreas públicas de aparcamiento, que sumarán, en total, 355 plazas. El viario público ocupará 33.931 metros cuadrados.

Bolsa de alquiler municipal

El alcalde de Épila explica que con el 10% de cesión de los aprovechamientos que establece la ley, en este caso 35 viviendas, pretende crear una bolsa de alquiler municipal para atender la demanda.

Jesús Bazán también está sopesando convertir una de las dos naves industriales que recibirá el Ayuntamiento en recinto ferial. El certamen Valga, centrado en el sector agroganadero, se celebra todos los años para primavera en las dependencias de la cooperativa local "y una de las opciones es trasladarla en su día a esta zona". El espacio elegido, un antiguo almacén de azúcar, también podría acoger más citas profesionales y compatibilizarse el resto del año como espacio polivalente para otros usos.

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