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Aragón vacía su monumental 'trastero'

Decenas de funcionarios revisan miles de metros cúbicos de materiales de todo tipo almacenados en la antigua Universidad Laboral para decidir si se conservan o se tiran.

TRABAJOS DE ARCHIVO DEL MATERIAL ACUMULADO POR EL GOBIERNO DE ARAGON EN LAS ANTIGUAS INSTALACIONES DE LA UNIVERSIDAD LABORAL DE MALPICA EN ZARAGOZA / 22-07-2022 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Los funcionarios de los distintos departamentos analizan estos días todo el material acumulado.
Francisco Jiménez

El trastero más grande de Aragón está en la antigua Universidad Laboral de Zaragoza, y hay que vaciarlo. Las aulas, las naves, los pasillos y casi cualquier rincón de este mastodóntico lugar se convirtieron en un monumental almacén en el que los departamentos del Gobierno de Aragón guardaban objetos y documentos de todo tipo y condición. Ahora, el derribo de este viejo centro educativo -previsto para el año que viene- hace que haya que sacar todo lo que aquí se acumula. Por eso, desde hace varios meses hay decenas de funcionarios que acuden varios días a la semana a poner orden en este rincón del polígono de Malpica.

La Universidad Laboral llegó a acoger a más de 3.500 estudiantes al mismo tiempo, pero cerró en 1997 y -sin un proyecto de reconversión firme- cayó en el olvido. Ahora es un gigantesco espacio abandonado, con aleros y falsos techos que se caen a trozos y vegetación que crece por todas partes. El año que viene será derribada para que la empresa Montepino levante dos enormes naves logísticas que crearán unos 2.500 empleos.

Sin embargo, durante este tiempo los espacios mejor conservados han servido de almacén a varios departamentos del Gobierno de Aragón, como Educación, Sanidad, Vivienda, Turismo, el Instituto de la Mujer, el IASS… Allí han ido guardando de todo. Desde papeles de todo tipo (expedientes, planos, trámites administrativos…) hasta mobiliario (mesas, sillas, sillones, macetas…), pasando por objetos de lo más diverso, como atriles, murales, expositores, stands de ferias turísticas, barriles de vino promocionales… Ahora todo tiene que ser revisado y valorado para ver qué se guarda y qué se puede destruir.

Si ordenar y revisar un trastero es un arduo trabajo para cualquier persona en su casa, hacer eso mismo con las pertenencias de toda una Comunidad se convierte en una labor ingente. “Es una operación muy grande y muy compleja”, señala la directora general de Patrimonio y Organización de la DGA, Marta Aparicio. Para ello, el Gobierno de Aragón fleta tres días a la semana a las 8.30 unas ‘furgonetas lanzadera’ que van desde el Pignatelli hasta la Universidad Laboral para llevar a funcionarios que puedan acelerar este proceso.

El trabajo se ha dividido en tres grandes áreas. Por un lado, se está agrupando todo el material electrónico, que incluye vetustos ordenadores, televisiones, reproductores de VHS, de filminas… Cada departamento está haciendo su selección de qué es aprovechable y qué no. En septiembre se pasará a recoger todo para conservar lo que se pueda y tirar lo que no valga con la destrucción adecuada, ya que hay que discos duros que pueden tener datos personales.

Otra gran área de trabajo es el papel acumulado. Ahí, el material es ingente. Cajas y cajas de expedientes, trámites urbanísticos, planos de viviendas, formularios… “Se está analizando todo para ver si tiene un valor informativo, fiscal o jurídico. Si se considera que lo tiene, se guarda en el archivo de la administración o en el archivo histórico; si no, se puede tirar”, explica Magdalena Gómez Valenzuela, jefa de sección del Archivo del Gobierno de Aragón.

Lo que se va a guardar se lleva a algunos de los archivos que tiene la DGA en el Pignatelli, en Maristas o en empresas externas, a la espera de que se levante la gran nave que albergará todos estos materiales a partir del próximo año. En total, se van a analizar unos 4.500 metros cúbicos de material de archivo. Para hacerse una idea, actualmente solo el archivo vivo de Zaragoza (Huesca y Teruel tienen el suyo propio) consta de 140.000 cajas de documentos.

Lo que sea para tirar será destruido por empresas especializadas, respetando la protección de datos. Este trabajo comenzará esta misma semana o la que viene. De hecho, ya hay palés enteros con cajas llenas de papeles esperando en distintos puntos de la vieja Universidad Laboral para ser eliminados.

Sillas, mesas, pizarras, sillones, camas, sofás, armarios, cajoneras... Al final del proceso se verá qué muebles se guardan y cuáles se tiran

El tercer gran bloque de trabajo es el del mobiliario. Será lo último en salir del ‘trastero’, y actualmente se están redactando los pliegos para que una empresa acometa esta ingente labor. “Aquí hay de todo”, señala Marta Aparicio. Sillas, mesas, pizarras, sillones, camas, sofás, estanterías, armarios, cajoneras, macetas, expositores… Lo que está en buenas condiciones se embala y se guarda, a la espera de que algún departamento del Gobierno de Aragón tenga alguna necesidad. Esto incluye desde sillas de colegio hasta mesas de maderas nobles del viejo despacho de algún consejero. Otras muchas cosas directamente se tirarán.

En esta segunda clasificación se incluye casi todo lo que queda de la antigua Universidad. Las cosas que valían se las fueron llevando cuando cerró sus puertas, generalmente como una donación a asociaciones y organizaciones que las necesitaban. Así, todo tipo de entidades sociales recibieron desde camas hasta bandejas de comedor. “Lo que se quedó aquí es lo que nadie quería”, apuntan los responsables del proceso. Aún así, ahora hay que ir aula por aula, habitación por habitación -hay cientos de ellas en la Laboral- para sacar lo que haya dentro y reciclarlo de manera adecuada.

El trabajo comenzó a principios de año y es enorme, pero ya se lucha contra el reloj. La idea es que la Universidad Laboral sea demolida en primavera, por lo que para abril tiene que estar todo el material fuera de las instalaciones. Agustín Ruiz, coordinador de la operación de traslado, valora que este proceso “va a dignificar el patrimonio documental de Aragón”, ya que hasta ahora “nunca se había hecho una operación así”. La nueva nave que se levantará en un polígono industrial aún por determinar tendrá tres zonas distintas, cada una con sus condiciones ambientales diferentes, para el almacén de objetos, el del archivo de la administración y archivo histórico y para la reserva arqueológica del Museo de Zaragoza.

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