Incendio de Ateca: "¿Y ahora de qué vamos a vivir?", se pregunta Silvia Labrador, propietaria de una casa rural en Moros

La vecina explica que "el principal potencial de la zona es la agricultura y el turismo", y ante los efectos del fuego no sabe si podrá continuar siendo así.

Hectáreas quemadas por el incendio de Ateca.
Hectáreas quemadas por el incendio de Ateca.
DGA

'Trasvilla' es el nombre de la casa rural que se encuentra en Moros, uno de los varios municipios desalojados por el incendio de Ateca. La propietaria, Silvia Labrador, ha explicado que "el principal potencial de la zona es la agricultura y el turismo", y ante los efectos del fuego, se pregunta "¿y ahora de qué vamos a vivir?".

Los habitantes de Moros han permanecido evacuados hasta minutos después de las 20.00 de este jueves. Aunque, los posibles daños o consecuencias en las distintas instalaciones, como la casa rural 'Trasvilla', todavía no se conocen.

Se trata de una casa de 100 metros cuadrados con capacidad para entre 8 y 10 personas, equipada con cuatro dormitorios y seis camas. Su interior está distribuido en tres plantas. En la superior se encuentran las habitaciones, en la planta calle el comedor, la cocina, una sala de estar y el baño; y en la inferior hay otra sala de estar y una bodega.

El principal atractivo de 'Trasvilla' es la zona, puesto que al estar en medio de un entorno natural ofrecía recorridos para senderismo y bicicleta, así como "unas vistas impresionantes, una vega y un pinar preciosos, un montón de rutas para andar. Era eso, los paisajes, y ya no va a estar", ha lamentado la propietaria.

Labrador es vecina de Moros, aunque nacida en Ateca, y ha contado las dificultades que conlleva mantener un establecimiento en el mundo rural. "Apostar por el pueblo, por dar servicios, cuesta mucho en el mundo rural. Inviertes tus ahorros y una ilusión tremenda... y luego lo pierdes todo. Estamos desolados". La casa tuvo que cerrarse con la pandemia, y este verano, al darse unas condiciones sanitarias más favorables, las reservas habían vuelto a aumentar.

En el momento del desalojo había una familia alojada en la casa. En cuanto se tuvieron noticias de una posible evacuación, Labrador informó a sus inquilinos para que abandonasen el pueblo y actualmente se encuentran hospedados en Calatayud. "Ellos pensaban que no pasaría nada, que no sería para tanto", ha apuntado. Sus pertenencias siguen en la casa y se las harán llegar en cuanto sea posible regresar al municipio.

Labrador ha recordado que por fortuna no ha habido bajas humanas, y que lo importante es "que no le pase nada a nadie y que apaguen el fuego". Aun así, la sensación general de los vecinos es de desolación. "Irte de tu casa y no saber si vas a volver es desgarrador", ha afirmado.

Está recibiendo muestras de cariño de los clientes que se han alojado con anterioridad. Nos dicen: "Qué afortunados de poderlo haber disfrutado y qué pena que os hayáis quedado sin nada". Ella ha asegurado que quiere seguir viviendo en el pueblo, que es su sitio, junto a sus vecinos.

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