Un taustano en San Fermín: "Todos los corredores tenemos miedo, el problema es cuando algunos entran en pánico"

Este aragonés lleva participando en los encierros de Pamplona desde que tenía 19 años. 

Andrés Romero, en acción en los encierros y en su habitación rodeado de imágenes de su paso por San Fermín
Andrés Romero, en acción en los encierros y en su habitación rodeado de imágenes de su paso por San Fermín
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Andrés Romero tiene 28 años y es de Tauste. Ya desde pequeño, madrugaba todas las mañanas para ver los encierros de San Fermín por la televisión junto a su madre y su hermana. Su abuelo ya le había inculcado esa pasión por las corridas de toros. Con tan solo 6 años ya le dijo a su familia que cuando fuese mayor quería estar allí, en la calle Estafeta corriendo delante de los cabestros.

Y así fue. Con 19 años allí estaba, con pantalón blanco -tal y como manda la tradición- pero con un sello de identidad especialmente particular: la camiseta amarilla y negra del equipo de fútbol de Tauste, donde jugó durante su infancia. "En principio no sabía muy bien qué ponerme, pero pensé que la mejor opción era llevar a mi pueblo siempre conmigo y darlo a conocer por España, especialmente en Pamplona", reconoce este joven.

Las palabras de Romero cuando apenas tenía 6 años no fueron una 'chiquillada'. Desde su primer encierro, no ha dejado de recorrerse España -siempre que se lo han permitido en el trabajo- para participar en los festejos de decenas de ciudades y pueblos. No suele faltar a Tudela, Tafalla, Alfaro y Onda, entre otros lugares. A pesar de que iniciarse en el mundo de las corridas en Pamplona no es lo más correcto, Romero quiso que así fuese. "No es lo más responsable y yo aconsejo a la gente que no lo haga. En Pamplona se hace el mejor encierro del mundo y empezar por ahí es complicado", relata.

Casi una década, con perdón de la pandemia, lleva este taustano poniéndose delante de los toros en las fiestas más populares. "Es mi pasión y mi vida. Ahora que soy joven, tengo que aprovechar", reconoce. Todos los años espera con "ansia" el 7 de julio. "Se me eriza la piel solo de pensarlo. Es nombrar Pamplona o las palabras San Fermín y me emociono. He ido fuera de fechas de fiestas y pisar la calle Estafeta es un sentimiento... Indescriptible", subraya.

Andrés Romero tiene en las paredes de su habituación imágenes de sus últimos encierros.
Andrés Romero tiene en las paredes de su habituación imágenes de sus últimos encierros.
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"Nos jugamos la vida"

El despertador de Romero suena a las 4.30 de la mañana desde el primer día que comienza San Fermín y hasta el último. A las 5.00 ya está saliendo de su casa en Tauste y antes de las 7.00 ya está en Pamplona. "Voy y vuelvo todos los días desde mi pueblo", cuenta. Entre las 7.15 y las 7.30 ya se cierra el acceso a los corredores. "En ese momento hablamos entre los corredores que nos conocemos y nos deseamos suerte", relata.

Poco después lanzan el cohete y los toros salen en dirección a la plaza de toros. "Todos los corredores tenemos miedo, el problema es cuando algunos entran en pánico, y sucede mucho. Es algo que no pueden controlar. Es en ese momento cuando la gente empieza a empujar, a agarrar las camisetas,.... Es un instinto de supervivencia, pero es especialmente peligroso. De hecho son más peligrosos los humanos que los propios animales", cuenta Romero.

"Hay mucha gente que no sabe dónde se mete. Todo el mundo tiene derecho a correr, pero al fin y al cabo nos estamos jugando la vida. Y eso es una realidad", asegura Romero. Los primeros años, Romero optó por correr la parte de la calle de Mercaderes ya que "es más ancha y se junta menos gente". Con los años, decidió moverse a la zona de Estafeta. "Yo me estudio la carrera y veo vídeos ya con eso decido cuál es el mejor sitio para correr. Al final el objetivo de todo corredor es estar corriendo delante de la cabeza del toro el mayor tiempo posible", explica.

Nada más terminar el encierro, Romero coge el móvil y le escribe un mensaje a su madre. "Es lo primero que hago cuando termino. Así se quedan todos tranquilos porque mi madre se lo transmite al resto de mi familia. Es cierto que sufren por mí y cuando ven en la televisión que me caigo, no saben si estoy bien o no. Es comprensible, por eso, lo primer que hago cuando termina es decirles que estoy bien", subraya.

Este jueves, Romero cantará el 'Pobre de mí' y correrá el último encierro de las fiestas de 2022.

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