La confianza en los equipos, clave en la buena marcha de las empresas familiares

Directivos de Cafés Orús, Fersa, Pikolin y Ágreda destacan el valor del compromiso en la evolución de estas compañías.

Juan Aliende y Antonio Montiel, durante la mesa redonda moderada por Teresa Fernández.
Juan Aliende y Antonio Montiel, durante la mesa redonda moderada por Teresa Fernández.
Aránzazu Navarro

Confianza en el directivo por parte de la propiedad para impulsar la buena marcha de la compañía. Confianza en el relevo, en una persona de la familia o en el consejero delegado o director general al que se le ha otorgado la responsabilidad de llevar adelante el negocio. En definitiva, confianza en los equipos. Ese fue uno de los mensajes más importantes que se escucharon ayer en una jornada sobre la empresa familiar organizada por la Fundación Ibercaja y HERALDO. Un evento en el que directivos de Cafés Orús, Fersa, Pikolin y Ágreda Automóvil dieron cuenta de su experiencia, su evolución y sus retos. La representación de la organización estuvo representada por José Luis Rodrigo, director general de Fundación Ibercaja, y Fernando de Yarza Mompeón, vicepresidente de HERALDO.

"En la empresa familiar buscan personas comprometidas", aseguró Juan Aliende, gerente de Ágreda, donde trabaja desde 1990, primero como responsable de la postventa y luego con más responsabilidades. «Es importante sentirte cómodo para hacer frente al examen al que estás sometido cada día», señaló en alusión al apoyo para ejercer su función por parte de los accionistas. En su opinión, tiene que haber un contrapeso entre la confianza recibida y la libertad para adoptar decisiones propias.

Antonio Montiel, director general de Pikolin, grupo en el que trabaja desde hace más de 30 años, consideró que los objetivos de la propiedad y de los directivos "tienen que ir alineados". Tras defender el valor de la ambición, reconoció que "la familia es una cosa y la empresa es otra", dejando clara la posición de los directivos al opinar sobre el negocio y, en cambio, inhibirse en decisiones que atañen a los accionistas.

Aliende y Montiel contrastaron su visión en una mesa redonda moderada por Teresa Fernández, responsable de Banca de Empresas en Ibercaja, celebrada después de otra en la que participaron padres e hijos para hablar del relevo generacional. Esta, moderada por el director de HERALDO, Mikel Iturbe, permitió conocer el relevo ya en marcha en Cafés Orús, con las opiniones de José María Marco y su hijo Álvaro, y la situación del fabricante de rodamientos Fersa Bearings, con un consejero delegado, Carlos Oheling, que dijo estar más preocupado por quienes acceden a los puestos directivos que por el hecho de que estos sean familiares o no.

Álvaro Marco lleva ya ocho años en la empresa que fundó su abuelo y en la que contrasta a diario su punto de vista con el de su padre. "Me siento un privilegiado, al principio coincidíamos poco y luego poco a poco se han entendido mis ideas y proyectos;_al primero que tenía que convencer de todo era a él", reseñó. José María Marco, por su parte, expresó la satisfacción de tener el relevo asegurado pero reconoció haber vivido un par de décadas "con la soledad del corredor de fondo".

Wilfried Oheling, hoy en NKE, filial de Fersa en Austria, dijo saber que Fersa es una empresa en la que funciona la meritocracia, donde el que está en el equipo directivo es "porque puede aportar valor". Su padre corroboró el mensaje y, por otro lado, aseguró que Fersa sabe moverse en la incertidumbre más que en la certeza y que es ahí donde las empresas pequeñas pueden ser más competitivas que las grandes.

Sobre el temor al "apocalipsis que algunos anuncian en septiembre", la consejera de Economía, Marta Gastón, contrapuso la "confianza" que empresas como las familiares aportan para evitar ese escenario.

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