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El Molino de la Pastora, un año recibiendo huéspedes en el antiguo molino de Valacloche

Hortensia Pascual volvió a su pueblo natal para abrir este hostal y en busca de un cambio de vida junto a su marido, Rafael Pérez, de Cascante del Río.

Hortensia Pascual, promotora del hostal, con su marido, Rafael Pérez.
Hortensia Pascual, promotora del hostal, con su marido, Rafael Pérez.
H. A.

En Valacloche no hay bar ni tampoco tienda. La carretera para llegar hasta este pequeño pueblo de Teruel está llena de baches que se parchean y, al tiempo, vuelven a aparecer. La fibra óptica todavía no ha llegado (aunque está a punto) y en invierno apenas viven allí 25 personas. Pero desde hace un año, este municipio a 18 kilómetros de la capital de provincia tiene un alojamiento rural que cada vez atrae a más visitantes. Se trata del hostal El Molino de la Pastora y, como su nombre apunta, está en el antiguo molino del pueblo.

Justo ahora se cumple el primer aniversario de la apertura. Al frente de este proyecto está Hortensia Pascual, natural de Valacloche pero emigrada a Barcelona por motivos laborales. En esta aventura le acompaña su marido, Rafael Pérez, del pueblo vecino de Cascante del Río. "Siempre hemos estado muy ligados con nuestras raíces y al menos una vez al mes veníamos por aquí", cuenta Hortensia, sobre su vida antes de abrir el hostal. Previamente, hace unos diez años, rehabilitó una casa familiar para acondicionarla con dos apartamentos turísticos. "Los clientes nos decían que les gustaría venir en grupo pero no había un sitio donde se pudieran quedar en el pueblo". Así fue como esta emprendedora decidió buscar un lugar en Valacloche para cubrir esta necesidad. Encontró el antiguo molino, que había ido pasando de propietario en propietario. Lo compró y lo acondicionó para este nuevo uso. 

"Tengo 52 años y la idea es asentarnos aquí porque es nuestra tierra, nuestro pueblo y porque nos gusta mucho"

Como resultado, un complejo de cinco habitaciones de acceso independiente, con baño y a pie de calle, totalmente accesibles para personas con movilidad reducida. Pero si los interiores atraen, la zona exterior no es para menos. Y es que no todos los alojamientos rurales pueden presumir de tener 8.000 metros cuadrados de terreno rodeado por un río. Entre otros servicios hay barbacoa, césped y jardín con tumbonas o una zona infantil dentro de una plaza de toros construida por un antiguo dueño al que le gustaban las capeas. La mayoría de quienes se alojan en El Molino de la Pastora son familias con niños que, en buena medida, llegan a la zona con el gancho de Dinópolis. Pero este hostal rural también es destino de parejas, motivadas sobre todo por la Casica, un espacio independiente con dos habitaciones, porche, cocina-comedor y un jacuzzi con ventanales y vistas al riachuelo. 

El complejo está en el antiguo molino de Valacloche, que se compró y acondicionó para el nuevo uso
El complejo está en el antiguo molino de Valacloche, que se compró y acondicionó para el nuevo uso
H. A.

"Fue una fuerte inversión económica y la burocracia, muy lenta"

Haber convertido el antiguo molino de Valacloche en un complejo de alojamiento rural ha supuesto para Hortensia una fuerte inversión inicial y también mucho tiempo. "Desde que compramos el molino hasta que lo pude abrir pasaron más de dos años. Primero porque la burocracia es muy lenta y segundo porque se solapó con la pandemia, lo que tampoco ayudó", explica. 

En este sentido, insiste en que agilizar los trámites cuando se quiere abrir negocios en el medio rural sería algo a tener en cuenta si se pretende repoblar la España vaciada. "Se deberían tomar más medidas y ayudarnos un poco más porque luego unos nos vamos retroalimentando de los otros", señala. Y es que en Valacloche echa de menos varias cosas, entre ellas, que haya un bar. "El más cercano está en Camarena de la Sierra, a 8 kilómetros, y es algo por lo que preguntan todos los clientes". Lo mismo sucede para llegar a la tienda o supermercado más próximo. 

Para sobrellevar un poco mejor estos primeros meses del proyecto, Hortensia se ha podido beneficiar de una subvención del 35% de la inversión pedida y por la creación de un empleo femenino. Esto, sumado a que el primer año de apertura ha sido bastante exitoso, anima a esta emprendedora a continuar con fuerza en esta aventura. "Tengo 52 años y la idea es asentarnos aquí porque es nuestra tierra, nuestro pueblo y porque nos gusta mucho". 

"Esto nos gusta mucho y queríamos volver a las raíces"

Antes de dar este paso, trabajaba como administrativa en una localidad de la provincia de Barcelona, un cambio de vida más que buscado. "Esto nos gusta mucho y queríamos volver a las raíces". Ahora ella se ocupa de todo lo relacionado con los alojamientos rurales (El Molino y también los apartamentos El Salobral). Su marido, ya jubilado, le echa una mano con el mantenimiento cuando hace falta y también cuenta con la ayuda de sus hijos cuando están disponibles por el pueblo. "De momento vamos a seguir así porque solo llevamos un año en marcha".

Para este verano, la ocupación en este complejo rural todavía no está cubierta del todo. Hortensia ha notado cómo la inflación y subida de precios de la gasolina, la alimentación o la luz, así como la pandemia que todavía colea están afectando a la hora de decidirse con las vacaciones. "Así como el año pasado se tenían más ganas de salir, este está siendo más atípico y la gente se está esperando", asegura. La época estival es parte de su temporada alta aunque, por la situación de Valacloche, a 18 kilómetros de las pistas de esquí de Javalambre, el invierno también es bueno. 

En su lucha por seguir dando el mejor servicio y promocionando la zona, Hortensia pide mejoras en las comunicaciones, tanto en las carreteras como en las de internet, así como algún servicio más que sirva para asentar población. Mientras tanto, hace lo que puede para darse a conocer en redes sociales y en varias plataformas de reservas. Aunque, como suele pasar, el boca a boca es su mejor herramienta de publicidad.

"Tenemos clientes que han repetido en solo un año y valoraciones muy buenas. Cuando vienen se llevan una grata sorpresa y nos recomiendan"

"Tenemos clientes que han repetido en solo un año y valoraciones muy buenas. Cuando vienen se llevan una grata sorpresa y nos recomiendan", asegura. Así, no hay mejor impulso para Hortensia y Rafael que cada persona que contacta con ellos porque se han alojado allí unos amigos o familiares y quieren comprobar en primera persona lo bien que les han hablado de El Molino de la Pastora.

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