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Zaragoza confía en las reservas de última hora, pero inquieta la inflación

Se espera alcanzar un 60% de ocupación en la provincia, con especial atractivo en la capital, el Moncayo y Cinco Villas.

Varias personas, este sábado mientras paseaban por la calle Alfonso de Zaragoza. G
Varias personas, este sábado mientras paseaban por la calle Alfonso de Zaragoza. G
Guillermo Mestre

Un verano como los de antes de la pandemia. Esta es la aspiración de hoteles y casas rurales en la provincia de Zaragoza, que confían en llegar al 60% de ocupación en las últimas semanas de julio y también en agosto, dado que los clientes cada vez esperan más al "último momento" para realizar su reserva. Todo ello, si la inflación no acaba truncando los planes vacacionales.

De momento, los hoteles tienen una ocupación que ronda el 45%, mientras que las casas rurales están al 35% desde mitad de julio. "Los datos son un poco engañosos, ya que los fines de semana está todo completo y es en el centro de la semana –especialmente martes, miércoles y jueves– cuando hay más disponibilidad", explicó Jesús Marco, presidente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur). Sin embargo, también hay quien alquila las viviendas durante una semana entera o incluso 15 días.

Asimismo existen diferencias importantes entre zonas, siendo el Moncayo y la comarca de Las Cinco Villas los puntos más demandados en este tipo de alojamientos. Las sensaciones, no obstante, son buenas: "Pensamos que irá bien, la gente está animada, pero esperan más a hacer las reservas". Explicó que las cifras son parecidas a las de antes de la pandemia, después de que en 2021 todavía hubiera algunas restricciones vigentes. "Estaba todo muy animado, pero en casas de 14 o 16 personas solo podían estar 10 por la limitación de aforo", recordó. Eso, insistió, "hacía muchísimo daño".

En los hoteles también se muestran optimistas. El presidente de Horeca Hoteles Zaragoza, Antonio Presencio, aseguró tras cifrar en un 45% la ocupación en julio y en un 40% en agosto que todavía había "mucho verano por delante", por lo que se esperan "superar las cifras previas a la covid-19". Da señales de esperanza el hecho de que, de media, en Zaragoza capital, los turistas se queden más de dos noches.

Más incierto lo ve Ramiro Pérez, gerente del balneario Paracuellos de Jiloca, quien a pesar de contar con un "volumen importante" de reservas, no se confía. Percibe que la gente tiene "muchas ganas de salir", pero se ven afectados por la inflación. "Esto puede hacer que a última hora se lo replanteen o que en vez de venir una semana se queden tres días", apuntó. Por ello, prefirió ser "prudente" y aspirar a unas cifras como las de después de la crisis de 2008, es decir, los veranos de 2014 o 2015.

Un perfil variado

El perfil de los turistas es muy variado. En las casas rurales de la provincia lo que se busca es, sobre todo, "tranquilidad". "Evitar aglomeraciones y contar con una gastronomía pura, buena y sencilla", explicó Marco, suelen ser las premisas para los turistas de la zona. Lo más común son familias –en las que se juntan varias generaciones– y grupos de amigos.

Por su parte, la capital, recordó Presencio, tiene un gran atractivo "patrimonial, cultural, religioso, gastronómico y de eventos". Y, además, se puede utilizar como base para hacer excursiones dentro de la provincia, pero también a Huesca o Teruel. Este verano se ha reactivado el turismo internacional.

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