terrorismo

Los secuestradores de Ortega Lara, de "vacaciones" en el valle de Ansó durante el cautiverio

En el 25 aniversario de la liberación del funcionario de prisiones, el teniente coronel de la Guardia Civil, José Antonio Laguna, recuerda que hubo casi 200 efectivos implicados en la operación. 

El zulo en el que estuvo secuestrado Ortega Lara.
El zulo en el que estuvo secuestrado Ortega Lara.
Vocento

Cuando se cumplen 25 años del secuestro el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, un guardia civil que trabajó en el servicio de Información de este Cuerpo ha confirmado este viernes a HERALDO que realizó un informe interno sobre la presencia de etarras en el valle de Ansó y que Josu Uribetxerbarria Bolinaga y José Miguel Gaztelu -los guardianes de Ortega Lara- estuvieron por esta zona del Pirineo aragonés durante el cautiverio de la víctima en un zulo cerrado en una empresa de Mondragón (Guipúzcoa), que se prolongó durante 532 días.

El lugar habitual donde se solía ver a los dos etarras, sobre todo durante los fines de semana de aquel año 1997, era el camping de Zuriza. En este lugar llegaron a trabajar seis integrantes de la banda terrorista durante varis años, según un estudio realizado por este investigador para la Guardia Civil, tras haberlo comprobado en los documentos de la Seguridad Social.

En el caso de los dos secuestradores identificados, no se dedicaron a trabajar en el negocio de hostelería sino que "pasaban algunas temporadas, aparentemente de vacaciones”, sin que fueran detectados por las Fuerzas de Seguridad del Estado. “Para los etarras esta zona se convirtió en un pequeño paraíso sin sufrir la presión policial que había en el País Vasco”, ha señalado el agente.

Cuando se publicaron las fotografías de la detención de los etarras el 1 de julio de 1997, los vecinos del valle de Ansó confirmaron que Uribetxerbarria Bolinaga y Gaztelu eran visitantes habituales y los reconocieron. De hecho, agentes de la lucha antiterrorista ya declararon entonces que estos miembros del comando Goierri se registraron con sus nombres y apellidos en los refugios y establecimientos hosteleros de la zona. Al tratarse de 'miembros legales' (no fichados) de ETA, no tenían entonces antecedentes penales ni se les conocía actividad laboral.

La detención de los etarras implicados en el secuestro Ortega Lara provocó que el servicio de información de la Guardia Civil extremara la vigilancia en los establecimientos hoteleros de todos los valles pirenaicos y, en especial, en el de Ansó.

Hace 25 años una imagen sacudió España, la del funcionario de Prisiones José Antonio Ortega Lara, la de un hombre con 23 kilos menos que al principio de su cautiverio, demacrado y asustado, la del secuestro más largo perpetrado por ETA. 
EFE

Los vecinos contaron en agosto de 1997 (HERALDO publicó la información el día 12 de ese mes) que se había incrementado la vigilancia, con controles de la Benemérita poco antes de la liberación del secuestrado. Además, cuando vieron las imágenes publicadas, una ansotana relató: “Iban de vinos en pandilla, como aquel que viene del monte, y eran habituales del pueblo. Parecían gente normal y tranquilos. Era vox populi que estuvieron por aquí después de aparecer las fotos en los periódicos”.

La entonces alcaldesa de Ansó, Joaquina Brun, reclamó un aumento de efectivos en el cuartel de la localidad porque solo contaban con cinco agentes que cubrían la frontera aragonesa con Navarra y Francia. Tras conocerse la noticia, la edil insistió en una "mayor vigilancia para dar tranquilidad a los vecinos”.

Vista de la localidad de Ansó, en Huesca.
Vista de la localidad de Ansó, en Huesca.
Laura Uranga

El jefe de Intxaurrondo, un aragonés 

La detención de los etarras estuvo dirigida por el juez Baltasar Garzón y el teniente coronel José Ignacio Laguna, un asturiano de nacimiento (Oviedo, 1948), pero aragonés de adopción (estudió en Agustinos y estudió Derecho en la Universidad Zaragoza), que actualmente mantiene a su familia en la capital.

Laguna fue trasladado al cuartel de Intxaurrondo desde la comandancia de Huesca y tras su gestión en la puesta en libertad de José Ignacio Ortega Lara ascendió a general. Aunque siempre fue muy discreto, ha recordado este viernes a HERALDO que “se trató de una operación muy complicada, en la que estuvieron involucradas unas 200 personas de diferentes unidades de la Guardia Civil en su búsqueda". "Salió muy bien”, ha destacado.

Ortega Lara regresó dos veces a la comandancia de la Benemérita de Guipúzcoa para agradecer cómo le salvaron su vida y como anécdota, Laguna recuerda que hasta les llevó participación de lotería en agradecimiento por su liberación. 

Lo más complicado para los agentes fue desentrañar la dificultad encontrar el lugar del almacén donde lo mantuvieron secuestrado. Las personas que participaron de la liberación de funcionario relatan que “Bolinaga se derrumbó y confesó” dónde se encontraba el 'zulo' cuando fue llevado al almacén en presencia del juez Garzón y del teniente coronel Laguna.

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