Los estudiantes de la Universidad de Zaragoza tendrán que olvidarse, a partir del próximo curso, de la convocatoria de exámenes de septiembre. En el año 2023 tendrán que examinarse de las asignaturas pendientes a finales de junio y principios de julio. Entre el alumnado reina la disparidad de opiniones. Mientras unos aseguran que en dos semanas no hay tiempo para prepararse las materias suspendidas, otros insisten en que la proximidad de las fechas es una ventaja porque los contenidos adquiridos son más recientes. 

También dentro de grupos de amigos existen opiniones contrarias. Jorge Muñoz, Nadia López, Álvaro García y Belén Pascual estaban conversando a las puertas de la biblioteca de María Moliner del campus de San Francisco. "Yo estoy a favor de que se eliminen las pruebas de septiembre porque así podremos disfrutar del verano, siempre que los exámenes de convocatoria ordinaria no terminen a final de junio, claro", reconoce Muñoz, que ya ha finalizado el grado de Derecho y el próximo curso empezará un máster en el campus público. Sus amigas, López y Pascual, están de acuerdo con él, sin embargo, García prefiere que siga existiendo los septiembres.

Te puede interesar

Homenajes

"Lo cierto es que al final, se estudian los días de antes aunque tengas todo el verano por lo que yo prefiero hacerlo en julio porque así sigues con el 'mood' de estudio", reconoce López, que estudia Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en el campus de Huesca. Por su parte, Pascual asegura que es necesario para tener las mismas "condiciones" que los alumnos de otras comunidades. "Yo terminé la carrera el año pasado en septiembre porque tenía algunas asignaturas suspendidas  y no pude inscribirme en el máster que quería porque ya estaban cerrados los plazos. He tenido que esperar un año por esta razón. Este septiembre empezaré", lamenta.

El amigo de estos tres jóvenes, Álvaro García, tiene una opinión completamente contraria. "La idea de terminar un periodo de exámenes y comenzar inmediatamente otro es agotadora. Supone mucho desgaste mental como para tener todas las pruebas seguidas. Es mejor tener dos meses para prepararse mejor", asegura el joven, que estudia Química.

HA

En el grupo de amigos de Mario Barroy, Rahma Sabban, María Luego y Rocío Solanas, todos estudiantes de Magisterio, tampoco hay consenso. "Yo estoy de acuerdo con que eliminen septiembres siempre y cuando los exámenes que ahora se hacen en junio se pasen a mayo, para tener algo de tiempo", reconoce Luego, que opina lo mismo que Solanas. Sin embargo, tanto Barroy como Sabban son partidarios de que se mantengan. "Con el nuevo calendario solo tendremos una o dos semanas entre periodos de exámenes. No da tiempo a preguntar dudas a profesores ni a repasar el temario en condiciones", defienden. 

HA

Del mismo curso que estos jóvenes son Inés García, Alba Vázquez y Elena Pina. "Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si van a poner julio como mes para las pruebas extraordinarias, también tendrían que poner febrero para recuperar las del primer cuatrimestre. En el caso de que no lo hagan así, es inviable sacar las asignaturas de todo el año en dos semanas", defienden. 

HA

Te puede interesar

¿Qué pasa con el empleo?

Aprobación en Consejo de Gobierno

La eliminación de los exámenes de septiembre se aprobó en Consejo de Gobierno de la Universidad de Zaragoza hace dos meses y  después de una jornada especialmente tensa. Un grupo de jóvenes consiguió entrar en el edificio Paraninfo, donde se celebró el pleno, e irrumpió durante la sesión para evitar la votación. 

Finalmente la votación salió adelante y se aprobó. El campus público defendió desde un primer momento que el cambio del calendario académico mejoraría a los alumnos el acceso a másteres, prácticas y al mercado laboral y que los Erasmus no tendrían que pedir cambios en las fechas oficiales de exámenes. Desde el campus público señalaron también que los resultados académicos son “mejores” en las convocatorias de julio.