Autoprotección dentro de un traje de bombero en Zaragoza

Unos 80 profesionales de Zaragoza participan en un curso para aprender a defenderse de las agresiones a través de la comunicación y de técnicas de inmovilización.

Una práctica del curso de autoprotección de los Bomberos de Zaragoza
Una práctica del curso de autoprotección de los Bomberos de Zaragoza
Francisco Jiménez

Cómo puede la comunicación no verbal ayudar a frenar una situación de riesgo? ¿Y el tono de voz? ¿Qué frases se deberían utilizar para evitar una agresión? Y, cuando ya no hay más remedio, ¿cómo defenderse de un ataque? Unos 80 bomberos de Zaragoza han participado en las últimas semanas en un novedoso curso que permite responder a este tipo de preguntas y aplicar lo aprendido en sus intervenciones.

No solo se trata de apagar fuegos, sino que estos trabajadores se enfrentan a menudo a situaciones críticas en las que uno o varios individuos pueden llegar a poner en peligro su integridad física. Y, puesto que los bomberos no disponen de instrumentos de autoprotección, es útil que conozcan las técnicas con las que, sin utilizar la violencia, pueden neutralizar una amenaza.

La idea partió de los propios bomberos, ya que, como explica José Ángel Casamayor, oficial que se encargó de impartir la parte práctica junto a Chema Domínguez, hacía tiempo que se iba necesitando una formación de estas características. Sobre todo, para desenvolverse con más soltura en determinados escenarios, como cuando acceden a un domicilio y encuentran en su interior a personas que muestran conductas de tensión o ansiedad que, en ocasiones, derivan en respuestas agresivas.

"Normalmente está la Policía, pero a veces entras a una vivienda y te puedes encontrar a un agresor que va a por ti. No es lo habitual, pero ocurre", resume Casamayor. También resulta útil, según cuenta, para el personal de ambulancias, cuando deben tratar con pacientes con patologías mentales o bajo los efectos de sustancias estupefacientes.

En cuanto a la comunicación, impartida por Antonio Gaita, los bomberos han aprendido, entre otras cuestiones, la importancia de la empatía y la escucha activa, que tiene el objetivo de conseguir información útil en este tipo de situaciones. Por ejemplo, para evitar generar rechazo y que la otra persona esté abierta a la comunicación es aconsejable mantener el contacto visual, asentir o hacer preguntas. También han conocido técnicas de persuasión o frases útiles con las que causar una buena impresión y redirigir la energía negativa, así como la forma de anticipar las agresiones.

Posteriormente, los bomberos han ensayado la parte práctica portando el equipo ya que, como apunta Casamayor, supone "un problema añadido" porque, aunque aporta seguridad, limita los movimientos. En este caso, se han impartido técnicas de lucha libre, judo y aikido para inmovilizar al agresor sin usar la violencia. "La gente ha salido muy contenta y esperamos que se siga repitiendo", concluye.

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