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"Por la muerte de un familiar puedes llorar lo que quieras, pero por un perro hay gente que no lo entiende"

La zaragozana María Guerrero ha creado los Animal Death Cafés, unos espacios de encuentro para aprender a vivir el duelo por las mascotas. También da talleres, charlas y celebra ceremonias de despedida.

María Guerrero, en una de las ceremonias de despedida de una mascota.
María Guerrero, en una de las ceremonias de despedida de una mascota.
Heraldo.es

"Los humanos establecemos unos vínculos con los animales de los que a veces no somos conscientes", reflexiona la zaragozana María Guerrero, quien hace un año decidió poner en marcha los Animal Death Café, un espacio de encuentro y consuelo para aquellos que han perdido a su animal de compañía.

Es consciente de que para muchos es algo difícil de entender. Sabe que el que se siente por las mascotas es, en muchas ocasiones, "un duelo no reconocido". "Por un familiar puedes llorar lo que quieras, toda la vida, pero por un perro no siempre, porque el entorno no lo entiende". En algunos países se están intentado algunos avances al respecto, pero la realidad es que, por ejemplo en España, uno puede verse en la circunstancia de tener que volver a trabajar acto seguido de eutanasiar al perro, "no tienes ni un día para asumirlo".

Sin embargo, para María, "en lo que a las emociones se refiere no existen diferencias entre el duelo por un perro y por un humano; se pasa por los mismos estadios: primero el 'shock', luego la toma de conciencia, después la necesidad de aislarse y, por fin, la asimilación".

María explica que, cuando muere un animal, a lo que se debería atender es "al significado de esa pérdida" tanto en sí misma como de acuerdo al momento en que se produce. Recuerda un ejemplo: "Una señora nos confesó -porque son cosas que se sienten como una confesión- que había llorado más por su perro que por su marido. Pero hay que atender las circunstancias. Cuando enviudó tenía hijos pequeños, no tuvo tiempo, y la pérdida del perro le pilló con esos mismos hijos independizados y el animal como compañía constante, como una de las principales fuentes de cariño". Un papel, el de las mascota como báculo anímico, que se ha intensificado durante la pandemia, cuando "los animales han sido un apoyo particularmente importante para muchas personas".

Guerrero defiende que entre los humanos y sus animales se establece una comunicación especial. Ella empezó a comprobarlo en 2014, la primera vez que entró una mascota en su vida. "Hay gente que piensa que para querer así a los animales tienes que haberlos tenido toda la vida, pero no es así", puntualiza.

El caso es que María empezó a ver cómo esa gata que había adoptado de cachorro en su lugar de trabajo comenzaba a "ser un reflejo de mis propios sentimientos, como un espejo, que había una comunicación, y eso que yo siempre había sido una persona muy racional y no creía en estas cosas".

De ahí pasó a leer y a investigar, hasta formarse para la tarea que ahora mismo desarrolla a través, no solo de las reuniones gratuitas del Animal Death Café, sino también de talleres, charlas, y como maestra de ceremonias en rituales de despedida para mascotas.

"Empecé a darme cuenta de que en el caso de la muerte de los humanos hay una serie de de ritos que faltan con los animales", explica Guerrero. Continúa: "Cuando el veterinario te dice que no se puede hacer ya nada por tu animal no hay apenas nadie al que recurrir, a menudo se queda uno a solas con la triste noticia".

Por eso, desde Animal Death Café se ofrece un triple apoyo. Primero uno de carácter más genérico para aquellas personas que quieren saber algo más de la muerte en general, "en una sociedad como la nuestra que le da la espalda, es un tema que se evita, que se aborda solo cuando llega". Segundo, las reuniones están abiertas a quienes quieran ir a desfogarse, a hablar del ser querido que se ha ido y, tercero, se dan también pautas y consejos para sobrellevar la pena.

"Tengo siempre mucho cuidado de no decidir por nadie, sino de acompañar", dice Guerrero sobre ese proceso en el que, si el animal no ha muerto, pero está desahuciado, el veterinario está muy presente. Esta especialista, tiene también muy en cuenta los vínculos concretos de cada persona con el animal, esas circunstancias concretas de las que hablaba.

Además de estos encuentros, conferencias y talleres, María ha puesto en marcha un servicio de 'funerales' para despedir a la mascota que no son otra cosa, dice, "que una ceremonia para celebrar lo que ese animal ha dado a la familia si es que siente esa necesidad de hacerlo". En ese sentido, María anima a ello "si es lo que sentimos, es importante que la gente no se ponga cortapisas porque no hay nada que esté bien o mal en este terreno, para hacer una ceremonia de despedida al perro solo hay que quererla y y plantearla a nuestro gusto. A veces nos coartamos a nosotros mismos. ¿Tú quieres despedir a tu perro con una ceremonia? Pues hazlo".

Para estar al tanto de las convocatorias de Animal Death Café lo mejor es seguir sus redes sociales en Facebook e Instagram y también hay canal de Ivoox y YouTube. Hasta ahora las convocatorias -dos al mes- han sido 'online' debido a la crisis sanitaria, pero en breve se realizarán presencialmente para un máximo de 12 personas. Los sordos son bienvenidos ya que se cuenta con traductor de lengua de signos.

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