La puesta a punto de aviones que reanudan el vuelo, un filón para el aeropuerto de Teruel

Con la reactivación del tráfico tras la covid, 50 operarios se dedican a preparar 34 aeronaves que volverán a volar en 2022.

Aeropuerto de Teruel, Tarmac.06/06/22. Foto: Javier Escriche[[[FOTOGRAFOS]]]
El director general de Tarmac, Pedro Sáez, posa junto a un Airbus A340 en proceso de puesta a punto en el hangar principal del aeropuerto. La aeronave, con capacidad para 300 pasajeros, descansa sobre caballetes para realizarle los últimos ajustes antes de despegar.
Javier Escriche

La reactivación del tráfico aéreo tras la pandemia ha disparado la actividad de puesta a punto de aviones en el aeropuerto de Teruel. La empresa Tarmac Aragón, concesionaria de las instalaciones aeroportuarias para conservación y desmantelamiento de aeronaves, destina la cuarta parte de su plantilla, 50 trabajadores, a seis equipos dedicados a adecuar los aviones que quedaron aparcados con el estallido de la covid-19 para que vuelvan a estar operativos.

Durante 2022, Tarmac ha puesto en servicio 17 aeronaves y otras tantas despegarán en lo que resta de año, en total 34, frente a las 20 de 2021, mientras que el número de operarios dedicados a esta labora se ha duplicado sobradamente y ha pasado de dos equipos a seis -uno por cada avión actualmente en proceso de puesta a punto-. La última partida fue la de un Boeing B747 que llegó hace siete años con la quiebra de la compañía rusa Transaero y que va a incorporarse a la aerolínea Terra Avia de Moldavia en régimen de leasing. Tarmac consideraba esta aeronave como la más icónica del aeropuerto, con su morro decorado con el rostro de un tigre de Siberia.

Aeropuerto de Teruel, Tarmac.06/06/22. Foto: Javier Escriche[[[FOTOGRAFOS]]]
Desmantelamiento. Operación de desmantelamiento de un avión Airbus A340 tras agotas su vida útil. El aluminio del fuselaje, el principal producto de reciclado por su volumen, se funde para obtener materia prima.
Javier Escriche

Entre las unidades que han levantado el vuelo, figuran también tres Airbus A380 -el mayor avión de pasajeros actual- y antes de terminar el año lo harán otros tantos. Todavía quedan 20 de estos gigantes del aíre estacionados en la campa de larga estancia, pero frente a los augurios que pronosticaban el ocaso de este modelo por sus grandes dimensiones, la realidad es que ninguno ha pasado a la planta de desmantelamiento ni está previsto que lo hagan a corto plazo.

3.000 horas de trabajo

El mantenimiento de larga estancia de los aviones garantiza que permanezcan en condiciones "de aeronavegabilidad", explica el director general de Tarmac Aragón, Pedro Sáenz, pero ponerlos a punto para que vuelvan a volar supone un trabajo añadido de entre 800 y 1.000 horas con un "paquete básico" y hasta 3.000 si lo demanda el cliente. La cifra se dispara cuando la vuelta al cielo se produce con una aerolínea distinta de la que aparcó la aeronave. A veces, este traspaso comporta modificaciones en la cabina o en el equipamiento, que alargan el proceso.

La reanudación de los vuelos en todo el mundo hasta alcanzar una situación de "normalidad" -con la salvedad del lastre derivado de la guerra de Ucrania- ha reorientado las operaciones de Tarmac, que estaba volcado en el mantenimiento, la conservación y el desmantelamiento, para primar la puesta a punto.

La revitalización del tráfico aéreo ha reducido el ritmo de reciclado y, actualmente, solo hay dos aviones en desmontaje. Frente a una previsión de superar la veintena de desmantelamientos en 2022, la cifra ha bajado a solo una docena y la plantilla de operarios, que rondó el medio centenar, se ha reducido a 25.

Aunque la actividad cambia en función de la situación del tráfico aéreo internacional, Tarmac sigue adelante con sus planes de crecimiento, que la han convertido ya en la segunda mayor plantilla de la capital, solo por detrás de Ronal Ibérica. Actualmente, cuenta con 195 trabajadores -el empleo indirecto y en empresas auxiliares multiplica por cuatro esta cifra-, pero Pedro Sáez prevé culminar la contratación de los 70 puestos de trabajo que ofertó el pasado marzo en un acto de captación realizada en Madrid. De momento, se han incorporado ocho empleados contactados en aquella operación.

Sáez reconoce, no obstante, que está resultando "difícil" atraer a Teruel a personal especializado en aeronáutica en unos momentos de crecimiento de la actividad en el sector, porque es complicado "mover" a los trabajadores cuando hay otras ofertas laborales en sus lugares de residencia. La incorporación se llevará a cabo "en función de la carga de trabajo", aclara el directivo.

Y los planes de crecimiento no acaban con las actuales infraestructuras, porque Tarmac Aragón no oculta su interés por explotar el superhangar que ha empezado a erigirse en el aeropuerto y que tendrá capacidad para contener dos A380 a la vez. Pedro Sáez explica que la explotación de esta instalación generará 50 empleos directos. Considera que será muy útil para operar con los A380, sobre todo en proceso de traspaso de una aerolínea a otra.

El desmantelamiento se frena

La contrapartida de la intensificación del tráfico aéreo es la ralentización y el aplazamiento del desmantelamiento de aviones, un momento que llega en torno a los 25 años de vida de los aviones, pero que es flexible en función del estado de cada aparato. Actualmente, dos aviones descansan sobre caballetes en la planta de desmantelamiento de Tarmac Aragón en el aeropuerto de Teruel, un Airbus A320 y un A340. Las naves se van desmontado a piezas para su reutilización tras un proceso de revisión y certificación que solo pueden otorgar los fabricantes.

El 94% del peso del avión se puede reutilizar, aunque la maza del jamón del reciclado es la venta de las piezas para recambio de aviones operativos. Este es, por ejemplo, el destino de los motores, el tren de aterrizaje o los Auxiliary Power Unit (APU), que se embalan en cajas de madera fabricadas en la vecina Cella. De cada aeronave, se extraen y se reutilizan entre 1.500 y 2.000 componentes que son el principal retorno económico del reciclado. El 6% irrecuperable se deriva a gestores autorizados de los residuos.

Por volumen, el principal producto resultante del desmantelamiento es el aluminio que constituye en fuselaje de las aeronaves. El año pasado, Tarmac recuperó 1.500 toneladas de este material, además de cuatro de titanio con 20 aviones desmotados. Los modelos más procesados fueron los A330 y los A340, con ocho unidades en total. También se desmontó un Boeing 747, más conocido como Jumbo.

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