Medio siglo de mujeres policía patrullando Zaragoza
Se cumplen 50 años desde que se permitió el acceso femenino a la Policía Local de Zaragoza. Fueron 13 pioneras, entonces uniformadas con falda y tacones, que han sido "ejemplo para las nuevas promociones".
Tenían que vestir medias, minifalda y zapatos de tacón de cinco centímetros. Corría el año 1972 y entonces se consideraba una osadía todo lo que no fuera que las mujeres se dedicaran a las labores domésticas o hicieran cursos de corte y confección. Sin embargo, trece zaragozanas -algunas ocultándoselo a su familia- echaron la instancia para formar parte del cuerpo de Policía Local. Hacía dos años que en Córdoba se habían formado las primeras mujeres policía de España y aquello salió por la tele y corrió como la pólvora por toda la península. Madrid, Bilbao y Zaragoza fueron las siguientes ciudades en permitir el acceso de mujeres al Cuerpo y aquellas pioneras -entonces con funciones muy limitadas- abrieron el camino en un universo que medio siglo después sigue siendo mayoritariamente masculino.
¿Hasta qué punto? Actualmente, con un millar de agentes en el Cuerpo, las mujeres apenas suponen un 12,26% de representación. Según la memoria del año 2021, hay 873 hombres por 122 mujeres en la Policía Local de Zaragoza. La mayoría de ellas, hasta 82 agentes, tienen edades comprendidas entre los 41 y los 50 años y apenas hay dos mujeres policías menores de 30 porque en los últimos ejercicios apenas ha habido oposiciones ni convocatorias. La edad media de la mujer policía local es de 45 años, aunque hay confianza en que se rebaje con nuevas incorporaciones como las que ya están en marcha en el Ayuntamiento de Zaragoza. El pasado mes de mayo otros 36 agentes iniciaron su formación en la Academia de la Policía Local, de los que 6 son mujeres: ya han aprobado la primera fase de la oposición y ejercerán en prácticas hasta finales de noviembre.
Con bolso y sin pistola
El Cuerpo ha evolucionado mucho desde aquel septiembre de 1972, cuando estaba formado por 550 profesionales. Echando un ojo a la hemeroteca se comprueba que todas las condiciones que antes se imponían a las mujeres para entrar a formar parte de la Policía Local se han superado. Se les exigía ser mayores de edad (23 años ellas y 21 ellos), además de exhibir una conducta irreprochable y ser solteras o viudas.
No podían llevar pistola y, sin embargo, era obligatorio lucir un bolsito que formaba parte de su uniforme. Además, estaba mal visto que fueran en coche patrulla por lo que las trece primeras se destinaron a la Unidad de Tráfico pero a la sección de ‘Circulación a pie’. "La gente las acogió muy bien y fueron un gran ejemplo para futuras promociones", explican desde la institución, en donde subrayan lo vocacional de su oficio.
Hace unos años se rebajaron algunas de las condiciones actuales para procurar atraer más presencia femenina en la plantilla (en la Nacional se retiró la exigencia de altura mínima de 1,60), pero lo cierto es que sigue siendo difícil superar la barrera del 10 o 12% de la representatividad femenina. "Y eso a pesar de que el cuerpo le creó por una mujer", apuntan, en referencia al decreto de 1850 con el que la reina Isabel II ordenaba la creación oficial de las policías municipales.
La falta de representación femenina es un hándicap que se da en todo Aragón (150 mujeres entre 1.450 profesionales) y el Gobierno de la Comunidad es consciente: la DGA lanzó hace semanas una campaña para promocionar la incorporación de mujeres a los cuerpos de Policía Local con la intención de que las jóvenes vean en la Policía una salida profesional. Con unos vídeos de agentes contando sus experiencias se espera revertir una situación que hace que en los puestos de mando solo haya dos mujeres: la intendente en Huesca, Beatriz Rivas, y Laura, instructora de tiro en Alcañiz.
Esta semana la cuenta de Twitter de la Policía zaragozana colgó una imagen con la que fue la primera promoción de mujeres ‘patrullando’ la ciudad y fue de lo más comentada. A muchos les sorprendió un uniforme, con falda por encima de la rodilla y una guerrera entallada, que no variaría hasta bien entrados los años 80. Avelina Higuero, que hace pocos días fue reconocida con la Medalla de Oro al Mérito Profesional, recordaba cómo aquellos zapatos eran “de salón y resultaban incómodos para estar de pie todo el día e inadecuados para ejercer la labor de policía”. El aire fresco llegó en 1988, cuando la camisa azul y el pantalón acabó con la diferenciación de sexos en el uniforme, hasta que ya en 2006 llegó otra actualización con los tejidos técnicos y los chalecos de protección.
Fotos y flores
Más importante, no obstante, era el reto de que las agentes asumieran nuevas funciones y dejaran de recorrer la zona de Don Jaime y de Alfonso I calle arriba y calle abajo. No fue hasta bien entrados los 80 -en 1984 entró en servicio la segunda promoción de policías femeninas- cuando pasaron a regular primero pasos semaforizados y, después, cruces de “en cualquier lugar donde sea reclamada su presencia”. En la crónica de HERALDO de hace 50 años se lee cómo el entonces teniente de alcalde delegado de Tráfico, Alfonso Solans, asegura que las agentes "están magníficamente instruidas" y se muestra seguro de que "la ciudad sabrá respetarlas".
De hecho, los primeros días muchos turistas se hacían fotos con ellas e, incluso, cuentan que les regalaban flores. Piropos y algún que otro poema en el que eran tildadas de “ángeles custodios de la ciudad” formaron también parte de este novedoso escenario en el que, según las crónicas, las policías procedían “con rigor y justicia, pero también con amabilidad y simpatía”. Con el paso de los años, las agentes consiguieron desprenderse de cierto ‘paternalismo’ por parte de sus compañeros y lograron desempeñar todas las labores dentro de la Policía.
