Tercer Milenio

En colaboración con ITA

coronavirus

Radiografía de la ola de covid más discreta

La octava ola en Aragón alcanza su cresta provocando menos picos de consultas en los hospitales y en los centros de salud que ninguna otra.

Personal del Hospital Miguel Servet, en una de las unidades que atiende a pacientes covid.
La presión asistencial en los hospitales provocada por la covid ha sido menor en esta última ola.
Francisco Jiménez

La octava ola de covid, ya de retirada en Aragón -salvo sorpresas-, ha sido la más discreta. Pese a librarse de casi todas las restricciones, ha provocado menos hospitalizaciones y menos ingresos en las UCI, por lo que su impacto en la vida diaria del ciudadano ha sido mucho menor que los anteriores envites de la pandemia. 

Los cambios en la contabilización de los datos, con un seguimiento casi reducido a las personas de mayor riesgo, ha contribuido a esa ‘discreción’ , aunque algunos expertos consideran que también ha limitado su seguimiento.

Tras la explosión de casos en diciembre y enero, en una séptima ola que empezó con la variante delta y se disparó con ómicron, la curva de la pandemia inició un acusado descenso. Fueron dos meses de bajada que terminaron a mediados de marzo. Entonces comenzó este nuevo repunte, que acabó convertido en octava ola y que ha tenido otros dos meses de crecimiento. Los cambios que se han aplicado en la notificación de los casos hace que sea complicado comparar el alcance que esta ola ha tenido -en número de casos- con las precedentes. La incidencia acumulada (IA), que es el indicador que durante todo este tiempo ha servido para controlar la evolución de la pandemia, ahora se ha quedado prácticamente sin sentido, salvo que se extraigan exclusivamente los datos de las personas más mayores.

En estos casos, la curva indica que se ha alcanzado un punto relativamente alto, con una IA que ha llegado a los 600 casos por 100.000 habitantes en los mayores de 75 años, muy lejos de la ola de las pasadas Navidades (se superaron los 1.600) pero por encima de olas como la del pasado verano o la de la enero de 2021. Enrique Bernal, investigador del IACS y colaborador de la OMS, considera que ahora hay “otros parámetros” que permiten hacer un seguimiento de la pandemia muy preciso, y que no necesariamente se tienen que basar en el número de casos.

Se trata, principalmente, de vigilar a los grupos vulnerables y a la evolución que tienen los casos en los que la covid causa una enfermedad grave al paciente. Su grupo de estudio recopila los nuevos ingresos en los hospitales y en las UCI, pero también otros datos como la evolución de las consultas que hay tanto en los centros de salud como en los hospitales por casos sospechosos de covid.

“Viendo estos indicadores, la ola ha tenido un comportamiento muy similar al que podríamos haber esperado. Sabíamos que habría un crecimiento, porque se levantaron restricciones y aún había una cantidad de virus circulante. Pero no podía subir mucho, porque tenemos un alto nivel de gente vacunada y de inmunización natural -por haber pasado la enfermedad-”.

Así, los parámetros que maneja el grupo de investigación de Bernal reflejan que de todas las olas de la pandemia, esta es la que ha registrado picos más bajos de consultas en Urgencias por casos sospechosos de covid. Han llegado a registrarse unos 70 diarios, cuando en el repunte del pasado mes de enero se alcanzaron los 440. En la atención primaria ha ocurrido algo similar, ya que se han alcanzado las 900 consultas en un día, cuando tras las Navidades se llegaron a recibir 12.000 casos sospechosos de covid en una misma jornada. “Ha sido una ola extraordinariamente moderada”, valora Bernal. Además, el ritmo de crecimiento de estas curvas -un factor que hay que tener muy en cuenta- ha sido mucho más lento que en olas anteriores. A su juicio, quitar las mascarillas en los interiores “no ha tenido apenas efecto”, ya que “cuando tienes poca transmisión comunitarias estas medidas son menos efectivas”.

La repercusión más clara ha estado en las UCI. Si se vuelve a comparar con la ola anterior, entonces hubo un pico de 80 enfermos en las unidades de cuidados intensivos, una tensión que se mantuvo a altos niveles durante dos semanas. Ahora, apenas se han superado la veintena de casos en estas unidades. A juicio de Bernal, este debería ser el patrón que sigan las siguientes olas de covid: “Veo muy difícil que tengamos sorpresas importantes. En todos los grupos de edad hemos superado el 75% de vacunación, muchos hemos pasado la covid... La inmunidad que nos tenemos es potente. El tener picos pequeños es una posibilidad, pero como con cualquier otro virus”, señala.

El investigador cree que el virus se está comportando “como naturalmente se tiene que comportar”, con menos virulencia en cada mutación que sufre. “Es un virus con el que tendremos que convivir, pero la lección más importante que tenemos que extraer de esta última ola es que con este nivel de vacunación tenemos más posibilidades de volver a vivir normal”, concluye.

Un esfuerzo para mejorar la ventilación

Por su parte, Alberto Jiménez Schuhmacher, investigador Araid del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, advierte de que en esta ola “ no se puede ir al minuto y resultado como se iba antes” para controlar la pandemia. A su juicio, tras los contactos de Semana Santa “se podía haber esperado tres o cuatro días para quitar las mascarillas de los interiores”. No obstante, considera que el escenario es favorable para “volver a la vida”, al estar “muy vacunados”, con más “actividades en el exterior”… Eso sí, echa en falta “tener más tiempo para valorar las medidas que se aplican”, en referencia a la eliminación de los aislamientos en caso de dar positivos y a la supresión de las mascarillas en interior.

Además, cree que se ha perdido una oportunidad para promocionar “las medidas de renovación del aire”, que se ha demostrado clave en la transmisión de la covid. “Tenemos un tiempo precioso de aquí a otoño para prepararnos, para acondicionar los sitios para poder airearlos”, recomienda.

El epidemiólogo veterinario Nacho de Blas, que ha seguido intensamente la evolución de la pandemia en Aragón desde el inicio, considera que esta ola “no se puede comparar con lo anterior”, por los cambios en los sistemas de medición. Señala que en cuanto a número de casos se puede intuir -en base a la incidencia en mayores de 65 años- que ha sido un envite fuerte de la pandemia, aunque “el impacto ha sido menor en los hospitales”, algo que achaca a que “las estancias son más cortas”. “Ómicron causa menos problemas neumónicos graves porque tiene preferencia por las vías respiratorias altas”, apunta.

En su opinión, “hay que intentar hacer vía normal”, pero tratando de huir “de situaciones de riesgo”. “Si quieres ir al cine, puedes ir con mascarilla; si puedes hacer actividades al aire libre, hazlas mejor que las de interior”, recomienda. Según apunta, estos días también “hay mucho catarro que son covid no detectados, porque la sensibilidad de los test es menor con esta variante”.

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