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La trufa negra de Teruel gusta hasta a los fondos de inversión

Una joven empresa produce y comercializa este producto, que quiere llevar "a todas las casas". Ha logrado cerrar una nueva ronda de inversión de 375.000 euros.

Uno de los campos de donde se extraen las trufas que comercializa la empresa.
Uno de los campos de donde se extraen las trufas que comercializa la empresa.
Heraldo

El poder de la trufa negra de Teruel estaba ya fuera de toda duda. La capacidad de este producto para brillar con luz propia en un plato era más que conocida, pero ahora parece que ha convencido hasta a los fondos de inversión. La Finesse Truffles, una empresa con sede en Teruel y en Valencia, ha conseguir cerrar una ronda de inversión de 375.000 euros para impulsar su proyecto de llevar la trufa negra de Teruel “a todas las casas”, de forma “natural” y en cualquier época del año.

Esta compañía apenas lleva tres años en el mundo de la trufa, pero tiene el elevado objetivo de convertir este preciado hongo -normalmente alejado de la mayoría de los bolsillos- en un producto accesible. “Es un objetivo ambicioso, pero es realista”, sostiene Carlos Aspas, CEO de la empresa, que fue seleccionada entre más de 700 startups por Lanzadera, la aceleradora de empresas de Juan Roig, presidente de Mercadona.

Aunque ha conseguido llegar a grandes cocineros, como los hermanos Adriá o Diego Guerrero, su objetivo es que la trufa se vea “como un producto de consumo, que la gente pueda acceder a ella, que la entienda, que sepa lo que tiene entre manos, cuánto tiene que pagar por ella y qué le va a dar”, afirma este agricultor y ahora empresario. Su familia siempre ha tenido plantaciones, por lo que sabe de lo que habla.

Trabajan con productores locales siempre de Teruel (en buena parte, de Mora de Rubielos) a los que compran la trufa “con un trato justo y a un precio adecuado”, sostiene. “Hasta ahora casi todo se lo llevan grandes intermediarios que compran un gran volumen de trufa y lo cambian de manos. Al final pasa por 4 o 5 manos, pero no hay una transformación de producto”, señala Aspas.

Carlos Aspas, CEO de La Finesse Truffles.
Carlos Aspas, CEO de La Finesse Truffles.
Heraldo

En su empresa, desde el inicio buscaron la manera de prolongar la comercialización más allá de la temporada de recolección, de noviembre a marzo. Así, han desarrollado una investigación que están a punto de patentar, y que les permite mantener el producto “con su sabor real y natural” durante un año, sin conservantes ni aromas artificiales.

Tienen en cartera cuatro presentaciones para la trufa, de las cuales una ya se comercializa: las láminas de trufa listas para consumir, a un precio de 14,99 euros para una degustación para seis personas. Ya han hecho un primer desembarco en los lineales de unas pocas tiendas de El Corte Inglés, pero esperan poder aterrizar de forma masiva próximamente.

A su juicio, Teruel tiene capacidad para hacerlo. De esta provincia sale la mayoría de la producción de trufa a nivel mundial. La producción no hace más que crecer, pero en La Finesse Truffles buscan darle algo más, convertirla en algo “accesible y de fácil consumo”. Para ello, se han lanzado a esta nueva ronda de inversión que ha atraído a dos fondos de inversión, el levantino Successful Ventures y el aragonés Didi Value Partners, que han entrado con 200.000 euros entre ambos. Además, la empresa pública Einsa, de financiación de proyectos empresariales, ha aportado otros 176.000 euros. Con estas inversiones, la empresa ampliará sus equipos de operaciones, de comerciales y de investigación, un área que es clave para ellos.

Si tuviera que definir la trufa, Aspas lo definiría como “un producto natural”, como algo “que nos da la tierra”, pero que está totalmente destinado “al disfrute”. “Está muy bueno, pero también es muy versátil, por lo que queremos que la gente lo pueda incorporar casi a su día a día”, afirma. Por eso, pretende que los clientes “le pierdan el miedo”, que “no se asusten” si quieren ‘atacar’ una buena trufa

Como consejo para los no iniciados, este empresario recomienda usarla “como un carpaccio de láminas de trufas con aceite y sal de escamas”. “También se puede probar con tostadas con pan con aceite, y más adelante en pastas, risottos, cremas espesa… Hasta con el dulce funciona fenomenal”, promete.

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