Enfermeras escolares en Aragón: "Una profesional en cada colegio no es un lujo, es una necesidad"

Este colectivo sanitario reclama que cada centro educativo cuente con una profesional. Reivindica el reconocimiento de su labor y que se facilite la contratación.

Sentadas, de izquierda a derecha, Esther Sierra, Eva Gracia e Isabel Pérez. De pie, Debora Sáez, Teresa Clares e Inmaculada Marco
Sentadas, de izquierda a derecha, Esther Sierra, Eva Gracia e Isabel Pérez. De pie, Debora Sáez, Teresa Clares e Inmaculada Marco
Francisco Jiménez

El fallecimiento este año de un alumno de 12 años en un instituto malagueño de forma súbita ha vuelto a poner sobre la mesa la reivindicación de contar en los centros con una enfermera escolar. "Una enfermera en cada colegio no es un lujo, es una necesidad", afirma Isabel Pérez, enfermera del colegio especial público Rincón de Goya de la capital aragonesa desde hace tres décadas. Es una de las impulsoras de la creación de una sección de enfermería escolar en el colegio oficial de Zaragoza para reivindicar la importancia de esta figura en escuelas e institutos.

"La enfermera escolar hace muchísimo más que una atención asistencial a alumnos con patologías. Soluciona incidentes que pueden surgir en los recreos, además de dar una educación para la salud clave para evitar enfermedades como la obesidad y la anorexia, que son tan preocupantes en estos momentos", subraya Eva Gracia, que trabaja en el colegio especial Jean Piaget.

"La enfermera también soluciona incidentes que pueden surgir en los recreos, además de dar una educación para la salud"

La lista de tareas que pueden llevar a cabo es infinita: educación en hábitos saludables; higiene postural, bucodental y corporal; primeros auxilios, alimentación saludable, prevención de drogodependencia y tabaquismo, manejo del estrés y la ansiedad y la utilización de los desfibriladores ya obligatorios.

¿Cuántas hay en Aragón? Las cifras que maneja la Administración y el colectivo no coinciden. Según Educación, en la actualidad hay 25, 16 de plantilla y nueve contratadas en centros ordinarios por necesidades de atención del alumnado, un número que varía cada curso. En el Colegio de Enfermería tienen registradas 14 profesionales en educación especial y solo tres en centros ordinarios, además de al menos cuatro en colegios concertados y privados.

Todo el curso esperando

Gema Arnedo, madre de una niña prematura de 4 años con patologías respiratoria y digestiva, lleva desde principios de este curso luchando para que se incorpore una enfermera al colegio Vadorrey de Zaragoza. "Mi hija Lila precisa que alguien maneje un pulsiómetro para medirle la saturación de oxígeno y lleva botón gástrico, al igual que otra niña del centro. Tenemos una resolución de la DGA en la que asegura que necesita el apoyo de personal de enfermería, y tanto el colegio como nosotros y otras familias lo hemos reclamado en todos los sitios posibles", explica. En la escuela hay cuatro alumnos con necesidades especiales también precisan de ella.

En estos momentos, cuando ve que Lila tiene problemas respiratorias no tiene más remedio que dejarla en casa "con lo que la conciliación es imposible". Durante un tiempo estuvo yendo a la escuela a darle el almuerzo en el recreo y se turnaba con los padres de la otra niña que también lleva botón gástrico. Ahora hay una docente que, voluntariamente, ha aprendido a darles los alimentos. "Nunca hubiera imaginado que íbamos a llegar a mayo en esta situación. Hay otros alumnos con diabetes y epilepsia a los que también atendería. Es una desesperación, o no contestan o nos dicen que no hay enfermeras en la bolsa", lamenta.

La covid llevó a algunos colegios, sobre todo privados y concertados, a incorporar a estas profesionales. Es el caso de Debora Sáez que se incorporó al Liceo Molière de Zaragoza cuando se reanudaron las clases presenciales tras el confinamiento y el centro ha decidido seguir contando con ella. "En el modelo francés hay una enfermera por colegio, eso es lo ideal", insiste.

El Consejo General de Enfermería exige también que se cree una Ley de Enfermería Escolar que garantice la estabilidad de los profesionales y una bolsa de trabajo específica para este perfil.

El "limbo" en el que se encuentran como trabajadoras de la Administración, pertenecen a Función Pública, son sanitarias pero trabajan para Educación, ralentiza y llega a paralizar las sustituciones y las coberturas de nuevas plazas. "Necesitamos una bolsa única –reclama Isabel Pérez –, Educación se provee de las listas de las oposiciones del IASS (Instituto Aragonés de Servicios Sociales) y cuando están vacías no puede ir a la bolsa del Salud, sino al Inaem, lo que es un absurdo y demora que los problemas se solucionen". Ningún decreto, ni nacional ni autonómico, regula el desarrollo de su labor por lo que dependen "de que cada equipo directivo valore más o menos nuestro trabajo".

El sindicato de enfermería Satse realizó en 2020 un estudio económico que cifraba entre 16 y 20 euros por habitante y año el coste de disponer de una enfermera en cada centro escolar en España.

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