infancia

Gustavo Suárez: "La vida de un niño no puede pararse por la guerra"

El presidente de Unicef España alerta de la situación "dramática" que atraviesan los niños en Ucrania, pero llama la atención también sobre la pobreza infantil de nuestro país.

Gustavo Suárez, este martes en la sede de las Cortes de Aragón.
Gustavo Suárez, este martes en la sede de las Cortes de Aragón.
Oliver Duch

Recientemente ha sido reelegido presidente de Unicef España. Con una pandemia mundial aún coleando y una guerra en Europa, ¿es el momento más complicado que recuerda para la infancia?

En buena medida, sí. Unicef nace tras la II Guerra Mundial para afrontar los problemas que generó en la infancia. Desde la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 los avances han sido enormes, pero en las últimas 30 décadas hemos tenido una crisis financiera muy seria, una pandemia que ha sido un hito abrumador y la mayor crisis desde la II Guerra Mundial, que es la guerra de Ucrania. Es un momento ciertamente crítico para la infancia.

¿Qué está pasando en Ucrania? ¿Qué situación viven los niños que aún quedan allí?

Es una situación dramática. Están sometidos a una tensión verdaderamente extraordinaria por el desarraigo y los desplazamientos internos. Tienen las escuelas cerradas, juegan entre proyectiles que no han explotado, suenan las sirenas y se tienen que esconder… La situación para ellos es terrible. Si no logramos que tengan una buena atención psico-social, esos traumas les van a perseguir toda la vida.

¿Y los que salen? ¿Qué riesgos corren?

Calculamos que hay en torno a 7,5 millones de desplazados dentro de Ucrania. Los que han salido sobrepasan ya los 5 millones, y la mitad de ellos son niños. Esto es un verdadero reto para los países que tenemos la obligación de protegerlos. El primer problema son las rutas de salida. Colocamos puntos azules de Unicef para atender a los niños que llegaban con sus madres o incluso solos. A los que llegan aquí hay que prestarles lo primero protección y cuidados sanitarios; pero también educación, porque la vida de un niño no puede pararse. Puede pararse la vida de un adulto, pero la vida de un niño no, porque ahí pierde una parte del futuro.

¿Es posible rehacer una vida a miles de kilómetros de casa cuando sales precipitadamente de una guerra?

Es complicado. Pero la UE ha respondido quizá por primera vez de una manera muy eficiente. En España hay unos 28.000 niños en el sistema de protección, de los cuales 16.000 están escolarizados. El resto no lo están porque siguen educación a distancia con su país. La respuesta es muy exigente, pero ha sido adecuada al problema que se plantea, que es la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial.

La guerra de Ucrania la sentimos como más o menos cercana. ¿Qué pasa con esos conflictos que ocurren mucho más lejos? ¿Hay guerras de primera y de segunda?

El asunto está muy bien planteado, porque la importancia de este conflicto no puede hacernos olvidar los problemas de otros puntos del planeta. Afganistán ha supuesto la muerte de más de 28.000 niños, niñas o adolescentes. Yemen ha supuesto la muerte o mutilación de más de 10.000. En Siria llevan once años de guerra. En este momento hay más conflictos abiertos en el mundo que hace 30 años. La infancia es la población más vulnerable, por lo que es la que más lo sufre.

La pandemia, en cambio, ha afectado más a la salud de los mayores que a la de los niños. Pero ¿en qué medida les ha afectado sus consecuencias?

Hace unos meses aún había 260 millones de niños en el mundo que tenían las escuelas cerradas. Además, la pandemia ha exigido a sistemas sanitario frágiles dejar de atender otras necesidades, como la vacunación normal.

¿Se ha tenido en cuenta a los niños durante la pandemia?

Es verdad que no sabíamos la proyección que esto podía tener. Hubo momentos en los que protestamos, porque no era lógico tener los colegios cerrados y los campos de fútbol abiertos. Pero puedo decir que los colegios españoles han sido de los que menos tiempo han estado cerrados del mundo. Se han intentado poner medidas. Ha costado, pero al final la infancia ha recibido la atención que requiere.

España es una de las 15 economías más fuertes del mundo, pero va a la cola en pobreza infantil en Europa. Esto es algo que no se puede soportar

¿Cómo es la pobreza que sufren los niños en España? ¿Nos pasa más desapercibida de lo que debiera?

Formamos parte una sociedad que no pone el foco de atención en las clases desfavorecidas. La pobreza infantil en España nos interpela fuertemente, queramos o no atenderla. Somos una de las 15 economías más fuertes del mundo, pero el grado de pobreza infantil que tenemos nos sitúa a la cola de los países europeos. Esto es algo que no se puede soportar. La sociedad no lo debería admitir sin más. La pobreza infantil moderada o severa afecta al 28% de la población infantil. Hay cuatro millones de hogares con problemas para llegar a fin de mes.

¿La sociedad es consciente de ello?

No, no nos hacemos cargo de la entidad del problema. Se han adoptado medidas, como la creación del Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, o el Ingreso Mínimo Vital. Pero hay que seguir trabajando, como una prestación por hijo a cargo, que atienda a los gastos de la crianza en las familia más vulnerables.

¿Resulta cada vez más difícil movilizar a la sociedad hacia las causas solidarias, y más en un contexto de crisis casi eterna?

La sociedad española es muy solidaria. Un ejemplo: hemos crecido en número de socios durante la pandemia, también en Aragón. Con la emergencia de Ucrania o la de Siria la población ha vuelto a responder de forma llamativa.

¿Y a las instituciones? ¿Cree que los políticos se preocupan por este asunto, más allá de la foto?

A nosotros nos parece siempre poco, tenemos la obligación de que sea así. Pero ha habido consenso político para tomar medidas que alivian esta situación.

La esencia de Unicef es defender los derechos de la infancia. Si tuviera que resumirlos en una frase, ¿cómo los sintetizaría?

Déjeme hacerlo en dos. Los derechos de los niños son propios, no los reciben como derivación de los derechos de sus padres. Y luego, creo que es especialmente importante el derecho de participación de los menores en las cuestiones que les afectan. Necesitan ser oídos, hacer llegar su voz a los adultos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión