Retrato de una madre

La fotografía de familia ha dado un salto de gigante en los últimos años. Un género que da cuenta del lado más luminoso de la maternidad, pero también de sus inseguridades y frustraciones.

En la carga ominosa que el cuerpo desnudo de la mujer ha venido arrastrando a lo largo de los siglos está incluido el de las embarazadas. Aparte de iconografías o mitos asociados a la fertilidad, las tripas de las mujeres encintas han sido históricamente disimuladas, cuando no ocultadas bajo amplios sayos. En la historia reciente, marcó un antes y un después Demi Moore cuando, en medio del escándalo, posó embarazada y desnuda para la portada de una revista. Una costumbre, la de retratarse en avanzado estado de gestación que 30 años después se ha popularizado.

De aquellas fotos con el padre sentado, la madre en pie con la mano en el hombro del patriarca, rodeados ambos de la prole, a los actuales retratos de familia hay un largo camino hacia la naturalidad y el derribo de tabúes. Algo en lo que han tenido que ver nuevas generaciones de fotógrafos -mayoritariamente mujeres y madres-, que han aplicado para ello los métodos del género documental.

En un primer mundo de maternidades generalmente elegidas y conscientes, la tripa se exhibe con orgullo. Aunque esa intensa conexión con el propio cuerpo suele desvanecerse una vez que se da a luz. Habla Estefanía Abad, pionera de la fotografía de familia en Zaragoza, ella misma madre de dos hijos: "Las tripas de embarazada están muy normalizadas, pero el siguiente mensaje que recibes como mujer es el de una famosa saliendo de la clínica con un tipo perfecto. Y entonces dejas de reconocerte. De repente te ves con una tripa que nadie te había dicho, con ojeras, con la teta todo el día al aire. Y claro, cuesta más que como mujer y como madre quieras fotografiarte". 

La maternidad. según Estefanía Abad.
La maternidad. según Estefanía Abad.
Estefanía Abad

Es como si durante nueve meses las mujeres sintieran su cuerpo como una carroza que el parto convierte de la noche a la mañana en una calabaza. Y es paradójico, porque lo que le devuelve el espejo a los ojos de una madre en el puerperio y lo que ve Estefanía a través de su objetivo es completamente diferente. "Para mí, la manera en que una madre recién parida mira a su bebé, embelesada y con las endorfinas a tope, solo está en ese momento; la luz que hay en la cara de una mujer las primeras semanas con su hijo es totalmente distinta, a pesar del cansancio". 

"Las madres necesitamos un tiempo para reconocernos a nosotras mismas".
​Estefanía Abad, fotógrafa de familia

​"Es importante que se hable de todo tipo de maternidades, no solo de las ideales".
Elisa Cuartielles, fotógrafa de familia

"Yo misma he visto fotos que me hice y en las que en el momento solo veía ojeras y malos pelos y ahora pienso: 'Qué bien que me la hice'. Las madres necesitamos un tiempo para reconocernos a nosotras mismas. Yo les digo que en el momento es posible que no se gusten en mis fotos, pero que con el tiempo lo harán".

Parecida experiencia es la de Elisa Cuartielles, que se describe como "una fotógrafa de la vida". "Durante el embarazo se generan muchas expectativas y la sociedad las alienta. Pero llega el puerperio, y aunque se ha avanzado mucho, aún es un momento sobre el que hay poca información. La falta de referentes con los que identificarse genera soledad y frustración. Es importante que se hable de todo tipo de maternidades, no solo de las ideales". A su juicio, la llegada del hijo inicia una suerte de "invisibilización de la madre: intentan ocultar la tripa de postparto, las hormonas no juegan el mejor de los papeles... Yo creo que lo vital en este punto es la tribu, lo que tengas alrededor, el apoyo que sientas".

Entre todos estos pequeños pero constantes avances a la hora de normalizar tantas cuestiones en torno a la maternidad hay una que aún se queda algún paso atrás: es la lactancia. Estefanía cuenta que si bien ella ofrece un servicio específico para retratar a madres dando de mamar "es muy poco demandado". A pesar de que es uno de los actos que más puede representar la maternidad en sus comienzos, "aún hay muchas mujeres que rechazan retratarse en ese momento y yo creo que es porque no es lo mismo el que lo ve que el que lo está viviendo". 

"Las fotos de madres dando de mamar son las que más gustan a la gente en general que ve mi trabajo -continúa-, pero eso no se traduce en que las madres se las quieran hacer. Ahora estamos en un momento de 'teta a tope', con canciones como las de Rigoberta Bandini, pero 'teta a tope' para los demás... Es algo sobre lo que aún no he llegado a ninguna conclusión porque yo misma no sé qué hubiera hecho". Y añade: "Tengo muy presente a una madre a la que hice fotos dando de mamar y me dijo: "No me imaginaba que mi hijo me  veía así". Nunca había visto un acto tan cotidiano desde la perspectiva de su hijo.

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