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Victoria agridulce de Macron: "Muchos franceses se sienten fuera del sistema político"

Los expertos aragoneses Ernesto M. Pascual y Carmen Tirado analizan qué hay detrás del resultado histórico de la extrema derecha y la alta abstención que han arrojado las elecciones presidenciales en Francia.

Un hombre camina junto a un kiosco en el que figura una portada del seminario Le Point, que informa de la victoria de Macron, este lunes en París.
Un hombre camina junto a un kiosco en el que figura una portada del semanario Le Point, que informa de la victoria de Macron, este lunes en París.
Mohammed Badra/Efe

En la explanada del Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel en París, un exultante Emmanuel Macron celebraba el domingo por la noche -cogido de la mano de su esposa Brigitte- su reelección como presidente de Francia. A sus pies, una marea de banderas francesas y europeas; y para acabar la fiesta de su victoria electoral, la Marsellesa, interpretada por los militantes y por la mezzosoprano Farrah El Dibany desde el escenario.

La puesta en escena no es baladí, Macron quiere ser el presidente "de todos". "Habéis optado por un proyecto humanista, ambicioso para Europa y republicano en sus valores, un proyecto social y ecológico, basado en el trabajo", señalaba, al tiempo que prometía "escuchar" el silencio de los abstencionistas y responder a las razones "del enfado" de quienes han apoyado a la ultraderechista Marine Le Pen, para tratar de restañar las heridas del país.

El mapa electoral que dibujan los resultados está lleno de contrastes: el 58,54% de los sufragios obtenidos por el candidato de En marcha! y el 41,46% de la candidata de Agrupación Nacional no se reparten de forma homogénea por el territorio. Macron arrasó en París y su región, en las grandes ciudades y en las áreas más dinámicas, mientras que Le Pen ganó en lo que se conoce como la Francia que va mal y en zonas periurbanas y rurales. Un resultado histórico para la extrema derecha francesa en unos comicios con una abstención del 28,01%, la más elevada en una segunda vuelta de las presidenciales francesas desde 1969.

Para el politólogo zaragozano Ernesto M. Pascual, es muy significativo que los obreros, los autónomos y la población de las cuencas mineras hayan votado a Le Pen. "El aumento de la extrema derecha está vinculado con el problema de la desigualdad social. Los que ganan 1.250 euros (muy poco para un país con un salario mínimo de 1.603 euros) le han votado mayoritariamente. Hay mucha gente insatisfecha con el sistema liberal democrático y, sobre todo, con el sistema económico, que lo consideran elista", subraya este licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, afincado en Barcelona y que imparte clases en varias universidades entre ellas en la UAB, la Universidad Oberta de Cataluña y la UNED. Al mismo tiempo, pone el acento en el voto de protesta, entre ellos el 17% de los votantes del dirigente izquierdista Jean-Luc Mélenchon que se han decantado por Marine Le Pen. "Es una parte negativa de las elecciones. Lo que hay que hacer es volver a las políticas sociales", apunta.

Ahondando en la idea de la insatisfacción, Pascual incide en el alto porcentaje de abstención registrado. "Eso quiere decir que el sistema para muchos ciudadanos deja de representar la realidad política del país. Muchos franceses se sienten fuera del sistema político y recordemos que cuando un sistema no les funciona lo que hacen es cambiarlo. En este caso, tenemos los partidos tradicionales que han caído totalmente", comenta este politólogo aragonés, que valora la victoria de Macron. "Por un margen mayor del que decían las encuestas a favor del centro. Que un país fundador de la UE se viese gobernado por la extrema derecha hubiera sido un desastre para Europa. Le Pen se ha mostrado abiertamente antieuropea, aunque lo disimula. Hemos visto hasta escándalos de utilizar el dinero de la Unión para sus propios servicios, no hacer ni caso al Parlamento Europeo.... Además, está su vinculación estrecha con Putin, no solo de amistad personal sino también de financiación de su propio partido", asegura.

"Que un país fundador de la UE fuera gobernado por la extrema derecha hubiera sido un desastre para Europa"

La victoria de Macron ha supuesto un alivio para Europa, que puede respirar ya tranquila (aunque ningún sondeo previo daba la victoria a la extrema derecha francesa). Pocos minutos después de cerrarse las urnas, sus dirigentes le enviaban mensajes de enhorabuena, entre los primeros el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Su elección como presidente es para la aragonesa Carmen Tirado, profesora titular de Derecho Internacional Público y Relaciones internacionales de Unizar, una noticia positiva desde el punto de vista de la acción exterior de Francia y de su participación en la UE. "Es un político muy europeísta, que ha abogado siempre por la Unión y por todos los beneficios que trae, no solo para Francia sino al resto de los Estados miembros. Además, en acción exterior es una persona con carisma e impulso. Su participación en la crisis de Ucrania ha sido también positiva; ha sido uno de los dirigentes europeos que se entrevistó con el presidente ruso en los primeros momentos", resalta.

Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron celebran la victoria electoral, el domingo por la noche junto a la Torre Eiffel.
Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron celebran la victoria electoral, el domingo por la noche junto a la Torre Eiffel en París.
GUILLAUME HORCAJUELO/Efe

A juicio de esta experta en derecho de la UE, el hecho de que Macron haya sido reelegido presidente (algo poco habitual en la política francesa) tiene la ventaja de que ya se le conoce y, por lo tanto, se espere de él acciones más o menos continuistas. "En la acción exterior vamos encaminados en una misma dirección, en respeto a las normas internacionales, al Estado de derecho, a los derechos humanos... Esos valores compartidos con Francia pueden ser positivos. No va a haber modificaciones radicales de la acción francesa en relación con España; hasta ahora han sido positivas y entendemos que van a continuar por el mismo camino", explica Tirado, que recuerda las estrechas relaciones de Aragón con nuestro vecino europeo (Francia es el primer socio comercial de la Comunidad).

"No va a haber modificaciones radicales de la acción francesa en relación con España; hasta ahora han sido positivas y entendemos que van a continuar por el mismo camino"

En cuanto al auge de Le Pen y su posible traslación a lo que sucede en nuestro país con VoxErnesto M. Pascual destaca que los datos demuestran que no se sabe cuál es el tratamiento para la extrema derecha y que todo depende de cada una de las sociedades en cuestión. "Lo intentaría mirar a nivel europeo. En Alemania representa un 10% y es irrelevante, y tiene cordón sanitario; en Francia está altamente representada y  tiene cordón sanitario; en Italia también está altamente representada y ha gobernado; y en España está aparentemente en crecimiento (un 10%-15%) y ha comenzado a gobernar en algún sitio", dice.

Asimismo, este politólogo apunta que ahora hay que ver si esa fuerza del discurso político de extrema derecha no se traslade a las elecciones a la Asamblea Nacional, del 12 y 19 de junio próximos. "Hay varios problemas: Macron tiene mayoría pero no una distribución como la de los grandes partidos y estos (en alusión a los socialistas y a Los Republicanos) han caído. Puede darse una situacion inédita de cohabitación en el Gobierno francés. Que un presidente como Macron tenga una mayoría minoritaria en la Asamblea y que si ninguno de los dos partidos clásicos sacan suficientes votos para apoyar a esa mayoría minoritaria, que se prevé, tenga que negociar con Mélenchon o Le Pen en un escenario que no le sería fácil", concluye.

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