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Tatuajes cofrades: con la fe a flor de piel

Cada vez más cofrades deciden llevar en su piel los emblemas o las imágenes de sus hermandades. Los tatuajes de la Pasión abundan, sobre todo, entre menores de 45 años.

Algunos de los tatuajes pasionistas que los cofrades esconden bajos las túnicas esta semana.
Algunos de los tatuajes pasionistas que los cofrades esconden bajos las túnicas esta semana.
EFE

La Semana Santa y los tatuajes son dos universos mucho más cercanos de lo que pudiera parecer. Basta con acercarse a alguna procesión o, sobre todo, a alguna ‘levantá’ con costaleros para comprobar cómo en brazos y piernas asoman diseños en tinta relacionados con cristos, vírgenes e, incluso, símbolos de la guardia romana. Suelen ser hombres de entre 28 y los 45 años los que acuden a los estudios para combinar en su piel dos de sus pasiones: su devoción y su afición al ‘tattoo’.

«Llevo el emblema de la hermandad de San Joaquín en el brazo derecho. Me lo hice en Inferna Tattoo, que está en Vía Univérsitas, al cumplir 25 años en la hermandad», comenta Luis Bruñén, al tiempo que muestra ese corazón atravesado por siete puñales.

Explican los tatuadores que no se trata de una moda pasajera, sino que llevan años con clientes cofrades que, además, tampoco se tatúan de forma ‘estacional’ sino que muchos lo hacen fuera del periodo de Semana Santa. «No llevo la cuenta, pero sí que he hecho algunas vírgenes como la del Pilar o, incluso, la de Guadalupe», cuenta cuenta Miguel García, ‘Mikele’, propietario de Union Tattoos, que tiene en su haber una enorme gran basílica del Pilar en la espalda de un amigo que le llevó un año de trabajo en sesiones semanales de tres o cuatro horas.

«Me hice el cíngulo de la Dolorosa, con los siete nudos, y al final del todo una interpretación del anagrama de la cofradía: las iniciales del Mater Dolorosa se convirtieron en las de mis padres, Maite y Domingo», cuenta el también cofrade zaragozano Dani Figueras. «Es un sentimiento de muchísimos años. Llevo mucho tiempo en la cofradía, casi desde que nací, y no tuve dudas», explica sobre una creación que le diseñó Víctor Cala, tatuador con premios internacionales, propietario de un estudio en Las Delicias, Ink Factory. «Es un artista, por sus manos también han pasado varios costaleros de la Humildad».

Aunque en Zaragoza estos ‘tattoos’ empiezan ahora a ganar presencia y visibilidad, en Andalucía existen incluso ránquines con las imágenes que más se repiten en la piel de los devotos. La Esperanza Macarena, el Cachorro o el Gran Poder figuran entre los más solicitados para brazos, espaldas y piernas. «Portan con honor a su Virgen en el hombro un día, y la llevan en la piel durante toda la vida», explican.

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