Emoción, estruendo y lágrimas: los calandinos se reencuentran con "su ADN"

La actriz y presentadora Lara Dibildos ha sido la encargada de dar el famoso primer toque sobre el gran bombo que preside la laza de España de la localidad del Bajo  Aragón. 

Emoción, estruendo y lágrimas han protagonizado la que se ha convertido en la Rompida de la Hora más emotiva que se recuera en Calanda. Una cita que, tras dos años enmudecida por la pandemia de la covid, ha vuelto a ocupar las calles del municipio turolense a golpe de tambor y bombo, como antaño.

"Es muy emocionante volver a revivir esta tradición, para nosotros es algo indescriptible, lo llevamos en el ADN", reconoce Raúl Campoy, calandino de 42 años que luce la tradicional túnica morada y un tambor que llevaba meses esperando volver a ser colgado. "Es algo que no se puede explicar, es muy nuestro", añade, emocionado. Tras más de dos horas de concentración -los primeros tamborileros llegaban a la plaza en torno a las 11.00-, el acto de Romper la Hora no se hacía esperar este Viernes Santo. Cuando eran las 12.00. Alberto Herrero, alcalde del municipio, golpeaba el suelo con la tradicional vara de mando, la cual daba inicio al estruendo.

Este año la actriz y presentadora Lara Dibildos era la encargada de dar el primer toque bajo la mirada atenta de cientos de cofrades y aficionados. Les acompañaban el alcalde de Zaragoza y presidente del PP-Aragón, Jorge Azcón, y la representante de la Cofradía María Magdalena de Calanda, Conchita Vidal, que minutos antes de abandonar el Ayuntamiento reconocía sentir "miedo" de ser la encargada de dar el primer toque: "Es una gran responsabilidad".

"Es algo que no se puede explicar, es muy nuestro"

Otro de los protagonistas de este año tan emotivo era uno de sus vecinos más ilustres, Luis Buñuel, presente en forma de escultura, la cual era instalada hace unos días a escasos metros del que fue su domicilio familiar. Una obra del escultor Daniel Elena, a tamaño real, en la que aparece el cineasta universal tocando el tambor. A su alrededor, cientos de tamborileros haciendo lo que más les gusta. "No se puede describir con palabras, es algo que hay que vivir para entenderlo", afirmaba Nerea Llop, joven barcelonesa de 23 años que lleva el puño ensangrentado: "De verdad, había muchas ganas".

Igualmente, emocionada se encontraba otra vecina de Calanda, Isabel Barberán, que aseguraba sentir como "una vuelta a la vida". "El primer año toqué desde el balcón, el año pasado bajé al portal de mi casa, pero nada más… Recuperar nuestras costumbres y ocupar las calles con nuestros tambores y bombos es como renacer", asegura.

Entre los cofrades y turistas se encuentran varios jóvenes vestidos de negro. Son los quintos que, cada año, de manera voluntaria, se entregan a la labor de organizar los diferentes actos de la Semana Santa calandina. Eso sí, este año se juntan tres generaciones. "Somos los de 2020, 2021 y 2022", explican. Sobre todo, que ninguna generación se quede sin su oportunidad de dejar su huella en la cita. "Da un poco de pena no tocar, pero lo vivimos desde el otro lado y nuestra labor es fundamental", afirma Miriam Ojea-

"Recuperar nuestras costumbres y ocupar las calles con nuestros tambores y bombos es como renacre"
Ruta del Tambor 2022: Calanda Rompe la Hora con emoción desbordada
Ruta del Tambor 2022: Calanda Rompe la Hora con emoción desbordada
Jorge Escudero

"Nuestra misión es que todo salga bien, que la gente no se acumule demasiado y que todos lo disfrutemos de la mejor manera posible. Y qué mejor que hacerlo en un año tan importante como este. Sin la Rompida de la Hora, nuestra Semana Santa no sería lo mismo, es algo que nos identifica y nos distingue del resto", añade Andrea Royo.

Desde las alturas, en uno de los balcones de la plaza, Víctor Escuín sostiene a su hijo, Joaquín, que vive su primera Rompida real con tan solo dos años. Además, toca su propio bombo, aunque en miniatura y a su ritmo. "La Semana Santa es especial en sí misma porque es un momento de reencuentro, pero este año nos había robado tanto… que lo hemos cogido con más ganas que nunca", admite el calandino.

Un público maravillado

Desde Zaragoza, María José, Ramón y Jorge decidían vivir la "Rompida del reencuentro", como muchos han decidido bautizarla. "Nos han hecho vibrar a pie de plaza, es un arte que los calandinos transmiten a los visitantes de este rincón del Bajo Aragón", explicaba la joven, en su estreno. Para Jorge, era la tercera visita, sin embargo, aseguraba que cada año es diferente, e igual de emocionante: "Es una tierra llena de vida".

Entre el público también había numerosos visitantes llegados de otros rincones del mundo, como Martine e Ybes, llegados desde la Bretaña Francesa, que visitaban Calanda por primera vez a raíz de la invitación de unos amigos. "En España vivís mucho más la calle, actos como estos son muy sorprendentes. La verdad es que no tenemos palabras", admitían.

El regreso de la vida a las calles y plazas del municipio también ha sido un respiro para los establecimientos y bares de la zona. Como comentaba Diego Balfagón, gerente del Hotel del mismo nombre, hacía falta un poco de oxígeno: "Es una de nuestras semanas más importantes. Y este año, desde luego, hemos cubierto todas las expectativas con creces".

El estruendo no cesará en Calanda hasta las 14.00 del día siguiente, el Sábado Santo, cuando tendrá lugar el homenaje a Mosen Vicente Allanegui y a todos los fallecidos de Calanda, con la interpretación de la ‘Marcha Palillera’.

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