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Presupuestos familiares al límite por la subida de precios: calefacción apagada, lavadoras el fin de semana o menos coche

La escalada de la luz, el gas y algunos alimentos ha llevado a las familias con menos ingresos a tener que tomar medidas como recortar gastos, incluso los básicos.

Cristina Pérez y su hijo Samuel, familia monoparental.
Cristina Pérez y su hijo Samuel, familia monoparental.
Heraldo.es

Las familias afrontan la subida de precios haciendo malabarismos con sus ingresos. Llegar a final de mes se ha complicado en los últimos meses tras dispararse los precios de la energía, que se han ido trasladando a otros productos. El Índice de Precios al Consumo (IPC), que mide cómo evoluciona el coste de la vida ha rozado un encarecimiento del 10% en marzo, según el dato adelantado publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que difundirá el definitivo este miércoles, 13 de abril. En los hogares donde los ingresos son más ajustados, el alza de precios ha obligado a afrontar recortes incluso drásticos. 

La luz ha subido un 80% en el último año, según el INE, y el 84% de los productos de la cesta de la compra ha aumentado de precio, atendiendo al observatorio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que cifra el incremento en 500 euros por familia. Entre los que más se han encarecido figuran los aceites de oliva y girasol, el lavavajillas, la margarina, la pasta, los plátanos y el salmón. 

"Este invierno hemos pasado frío por no encender la calefacción"

Pobreza energética en una familia numerosa

El esfuerzo por ahorrar gastos ha llevado a situaciones de pobreza energética. "Este invierno hemos pasado frío por no encender la calefacción", confiesa Naima, que vive con su marido y sus tres hijos en Zaragoza. No se atreve a enchufar los radiadores de gas natural porque la última vez que lo hizo, antes de la última escalada de precios, le llegó una factura de 300 euros. "Este invierno no la he encendido, para prevenir. Prefiero pasar frío y estar con más ropa y no tener deudas", confiesa. "Cuando tengo, gasto y cuando no, ahí me quedo", es su máxima. 

De origen marroquí, lleva más de una década residiendo en la capital aragonesa, donde han nacido sus hijos. Su marido vino en la época en la que el sector de la construcción necesitaba mano de obra por el 'boom' inmobiliario. Está acostumbrada a vivir con estrecheces porque meses después de trasladarse ella a España, en 2008, estalló la crisis inmobiliaria y se quedaron con la prestación por desempleo como única fuente de ingresos. "Tengo mucha suerte porque tengo un alquiler social. Con la nómina que tenemos de unos 900 ó 1.000 euros, depende de las horas extra, y 250 euros del alquiler, gas, luz y comida, llegamos justo", confiesa. Este año además, han tenido que pagar parte de los libros de los niños porque no todos entran en los bancos de préstamo públicos.

Entre sus trucos, que viene aplicando desde siempre compra productos de marca blanca en el supermercado y trata de "cocinar algo que cunda más". Ahora compara más entre establecimientos. Acaba de volver de la compra algo sorprendida de que 5 kilos de patatas le hayan costado siete euros. A veces pone la lavadora de madrugada, aunque confiesa que con cierta "vergüenza" por si molesta a los vecinos. OCU afirma que tras meses de subidas de precios los consumidores han cambiado hábitos para intentar ajustar sus cuentas.

Lavadoras los fines de semana para rebajar la factura

Cristina Pérez y su hijo Samuel, familia monoparental.
Cristina Pérez y su hijo Samuel.
Heraldo.es

Cristina Pérez ha cambiado de hábitos para intentar rebajar la factura de la luz. Deja las lavadoras para el fin de semana. Tiene 39 años y hace un año que fue madre. Hasta entonces no había estado tan pendiente de los recibos como desde la llegada de su hijo Samuel, con el que forma una familia monoparental. "Antes yo sola igual no encendía ni la calefacción. Me ponía la bata y ya está, pero con el niño no puedo hacerlo y además, la enciendo más horas", cuenta. Por eso, trata de compensar con los electrodomésticos cuyo uso puede controlar. "Hago lo que antes no hacía. Antes ponía la lavadora cuando me daba la gana y ahora las lavadoras y el lavavajillas los  dejo para el fin de semana, el tiempo que tendría libre", explica esta profesora de instituto interina, cuyo sueldo ronda los 1.000 euros.

"La última vez no llené el depósito entero porque si no, no llego a fin de mes. Y eso que echo en la gasolinera más barata porque si no, no se puede"

Vive de alquiler en el barrio rural zaragozano de Garrapinillos y aunque tiene poco margen, trata de ahorrar para comprar un piso. "A la larga da más seguridad para el niño", cree, aunque todavía no puede afrontarlo. Y eso que como ha podido optar por la lactancia materna se ahorra el gasto en leche para su hijo. "La leche artificial es carísima. No hubiera podido económicamente", confiesa, si no hubiera podido darle el pecho. De lo que no se ha librado es de los pañales.

Por su trabajo temporal, cada septiembre está pendiente de si tiene plaza y dónde. Este curso asegura que tuvo suerte "porque el instituto me ha caído en el centro y son solo 20 minutos en coche", cuenta, con lo que el gasto en gasoil se reduce. Le puede tocar en cualquier municipio de la provincia. Lo que hace es echar menos gasoil, con los precios actuales, con el litro cerca de los dos euros pese al descuento aprobado por el Gobierno. "La última vez no llené el depósito entero porque si no, no llego a fin de mes. Y eso que echo en la gasolinera más barata porque si no, no se puede", afirma, sobre otra de las formas de recortar gastos. En los suyos ya ha ajustado al máximo. Pide que las familias monoparentales sean más tenidas en cuenta a la hora de aprobar deducciones o ayudas.

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