Palmas (y ramos) al viento para reivindicar fe y tradición en Calatayud

La plaza de España ha reunido a todas las parroquias, cofradías y hermandades de la ciudad bilbilitana en el acto de bendición comunitaria.

Cerca de 3.000 personas han participado este domingo en el acto de la solemne bendición comunitaria de palmas y ramos de Calatayud que tuvo lugar en la plaza de España, tras dos años de parón debido a la pandemia. 

En ella, con tiempo totalmente primaveral -soleado y cielo despejado-, participaron todas las parroquias de la ciudad, así como sus respectivas cofradías y hermandades. Antes del inicio ya había comenzado el reparto de ramas de olivo en los distintos templos bilbilitanos, llegándose a agotar las piezas en algunos de ellos. 

De forma progresiva, a través de las calles Vicente de la Fuente y por la esquina de la Bodeguilla, las agrupaciones, con tambores, bombos y estandartes, comenzaron a entrar desde antes de las 11.30.

"Es un acto litúrgico que se desarrolla en todas las parroquias. Es la procesión por antonomasia, porque recuerda a la que realizó Cristo desde las afueras de Jerusalén hasta el interior de la ciudad", subrayaba el secretario de la Junta Mayor de la Semana Santa, Francisco Javier Lorenzo de la Mata. 

En este sentido, recordaba cómo en la ciudad "desde hace años se hace de forma comunitaria y publica en esta plaza". En este punto, la última formación en entrar a la plaza fue la del A.C.R Club Consolación y la Sección Hermanos de Cristo, que además de sus redobles anunciaron su aparición con el sonido de las cornetas.

A ellos les acompañaba el emblemático paso de 'La burrica de las naranjas', que presidió el acto, abierto formalmente con la lectura del evangelio según San Lucas. Posteriormente, los párrocos procedieron a la bendición tanto de los ramos de olivos como de las palmas engalanadas con dulces y chucherías que portaban pequeños y mayores. Domingo Melero y Asunción Artal, acompañados de su nieta y con rama de olivo y palma, reconocían que participaban por "ser católicos, porque nos gusta mucho y para que las niñas sigan la tradición".

"Venimos por costumbre, porque mis padres siempre nos traían, nos compraban la palma, la llenaban de chuches y veníamos a bendecirla", recuerda Julia Moreno, acompañada de su hijo, Enrique Pilar. "Tenía muchas ganas, porque supone estar con la familia, con los amigos del colegio y pasarlo bien", reconocía el pequeño. Tras el acto, cada parroquia celebró misa en su templo y, en el caso de la Cofradía del Señor en la Oración del Huerto, se realizó la imposición de túnicas y medallas a los nuevos hermanos en la iglesia de San Andrés.

Ya por la tarde, la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caridad realizará su habitual procesión, con salida desde San Juan y recorriendo el casco histórico hasta llegar a la iglesia de San Pedro donde, desde los balcones del Casino, se le lanzarán pétalos. 

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