educación

Los alumnos de un colegio de Parque Goya descubren el poder del guante... de fregar

Ana Sancho, emprendedora y autora del libro 'Tareas compartidas, familia feliz', ha impartido varios talleres en el CEIP Catalina de Aragón, dentro de su proyecto Pequeños Amos de Casa.

Un guante de fregar no es solo eso. Ana Sancho lo convierte en sus charlas en colegios en un símbolo de que las tareas domésticas "son responsabilidad de tod@s". De grandes y pequeños, niños y niñas. Los cursos de 4º de Primaria del CEIP Catalina de Aragón de Zaragoza lo han descubierto recientemente al trabajar sobre la necesidad de ser corresponsables en casa, para lo que al final de la actividad de 30 minutos se llevaron de premio en sus mochilas un guante amarillo que se lo recuerde cada vez que lo vean. 

La formación en igualdad se incluye en el proyecto 'Pequeños Amos de Casa', que surgió de su experiencia como trabajadora en el negocio familiar de hostelería, donde "las tareas del hogar han sido siempre valoradas", y como madre de dos hijos, Nicolás y Sebastián, cuando tenían 10 años. Ahora son adolescentes de 16 y 14 años. En esa época se dio cuenta de que su marido y ella hacían todo el trabajo en casa y "a ellos no los involucraban", explica. A partir de ahí empezó un reparto de tareas para que diariamente tuvieran sus responsabilidades y fuera "rotando" toda la familia. Asegura que el trabajo doméstico "es una fuente de valores".

"Los padres estamos volcados en temas académicos, en apuntarles a todo, pero en el día a día había una pérdida de valores"

"Invitados" en casa

"Los padres estamos volcados en temas académicos, en apuntarles a todo, pero en el día a día había una pérdida de valores", asegura. Por ello, en algunos casos culpa a los adultos de no delegar en los pequeños, que "están en casa como de invitados". Además, el reparto supone una descarga para los mayores porque en las familias "las tareas estresan mucho, aunque sea un problema del que no se habla", asegura.

Los deberes son también para los padres que son "ejemplo" porque "nos están observando los pequeños", explica. De ahí que no considere justo que si no se les dan responsabilidades luego se les critique por no colaborar con frases como 'estos se creen que es un hotel' porque "igual la culpa no la tienen los pequeños", señala. 

De su experiencia en los colegios, afirma que los pequeños tienen ganas de participar, "de formar equipo", porque les gusta ver que es un trabajo de toda la familia. Lo aleja de la idea de obligación. "Deben entender porqué hacemos las cosas", dice. Entre los beneficios de ponerse el guante o coger una escoba destaca que el niño o niña "gana en autoestima por ser capaz de hacer cosas, aprende a trabajar en equipo, a ser solidario y avanzar en igualdad", enumera entre las ventajas. De ahí que se proponga "borrar la palabra 'ayudar', que dice que es responsabilidad es de otra persona" y cambiarla por "colaborar, compartir o lo hago contigo".

"Todos quieren colaborar. Se sienten genial de hacer sentir bien a sus padres, de lograr ese reconocimiento que necesitan de los mayores"

"Todos quieren colaborar. Se sienten genial de hacer sentir bien a sus padres, de lograr ese reconocimiento que necesitan de los mayores", cuenta sobre las experiencias de los pequeños que utilizan el poder del guante. "Se ve que han estado felices en casa porque dicen 'me han felicitado', 'mi trabajo ha servido'", destaca.

Tareas como algo "positivo"

Con todo ello, el cambio a la limpieza en equipo "une mucho a la familia y  fomenta la comunicación", destaca como alguna de las mejoras en la convivencia. "Si educamos así en tempranas edades creamos unos hábitos y evitamos males mayores. Aprendemos a ser respetuosos a negociar dentro de una casa", añade. Con sus talleres busca también "dar valor y visibilidad a las tareas del hogar" para que se perciban como "algo positivo".

La dinámica de este taller de sensibilización incluye la puesta en común con los alumnos sobre lo que entienden por Pequeños Amos de Casa y lo que implican las tareas del hogar dentro de una familia. Se ven varios vídeos y se muestra el libro 'Tareas Compartidas, Familia Feliz', escrito por ella y Noelia Terrer. Ana afirma que los participantes, sobre todo, las niñas, siempre tienen muy interiorizado que deben ser iguales y tienen que colaborar todos. La participación y el interés es "igual de niños y niñas", asegura. "A estas edades todos quieren hacer algo, pero no les dejan", reconoce.

La actividad está patrocinada por la Fundación United Way España y la multinacional del sector de los productos de limpieza Procter and Gamble. Ha llevado a cabo visitas a colegios de siete provincias, entre la que ha incluido Zaragoza.

Además realiza una pequeña encuesta sobre las tareas del hogar desde el punto de vista de los más pequeños. El cuestionario termina con un apartado en el que cada alumno indica tres tareas que se compromete a hacer durante las próximas dos semanas. Están abiertas casi a cualquiera, aunque confiesa que lo que menos les gusta es el baño. Pasado ese tiempo se envía al centro una nueva encuesta para conocer cómo ha sido la experiencia. "El objetivo es avanzar en igualdad y corresponsabilidad", destaca. De ahí que el guante sea de talla única y algunos pequeños se sorprendan y digan '¡qué grande!'. La respuesta de Ana es "para que sirva para toda la familia".

A la hora de dar consejos a las familias que quieran mejorar el reparto de tareas lanza los siguientes:

  • Hacer algo cuando todos lo están haciendo. La acción llama a la acción.
  • Dar a elegir qué prefieren hacer en casa.
  • Rotar para que todos hagan todas la tareas.
  • Pequeños hábitos. Que a diario se responsabilicen de hacer algo en concreto, por ejemplo, una cama, meter la ropa sucia al cesto, tirar la basura cuando salen para ir clase.
  • Hacer la limpieza y orden de la casa como una actividad positiva. Para conseguirlo aconseja poner música de fondo.
  • Reconocer el trabajo que hagan. Utilizar el refuerzo positivo para motivar. Los niños deseando participar, pero no llevan bien que se les corrija, por ejemplo, que se vaya detrás de ellos a volver a hacer las cosas, porque entonces de desmotivan. Por ejemplo, rehacer la cama si no la han dejado del todo bien.
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