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Vuelve la leña: el alza de los precios de la energía dispara aún más la venta de estufas y chimeneas

Aunque las calderas de pellets no han cuajado en las comunidades de vecinos, cada vez más unifamiliares y segundas residencias optan por la madera como medio para calentar el hogar.

Carlos Oliván, presidente de la asociación de fabricantes de estufas y chimeneas, ante una caldera de leña.
Carlos Oliván, presidente de la asociación de fabricantes de estufas y chimeneas, ante una caldera de leña.
Heraldo

Los altísimos precios de los combustibles han disparado las facturas que paga el ciudadano para calentar su hogar. En algunos casos, el coste se ha duplicado y hasta triplicado en los meses más crudos del invierno. 

Esta realidad ha hecho que se consolide e incluso se acentúe una tendencia que ya se venía observando desde hacía un par de años: el auge de las estufas y chimeneas de leña o pellets.

“Las ventas de estufas de leña han aumentado aún más que los dos años anteriores”, cuenta el aragonés Carlos Oliván, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Estufas y Chimeneas. Lo ha hecho, fundamentalmente, en los unifamiliares, en las segundas residencias y en las casas del medio rural. Según apunta, “calentarse con pellets o leña ya era más barato”, pero ahora la diferencia ha aumentado por la escalada de los precios del gas, del gasóleo y de la electricidad.

Este sector ya estaba viviendo un auge importante desde 2020, a raíz de la pandemia. Tras los confinamientos y cierres perimetrales, no fueron pocos los ciudadanos que decidieron asentarse en su segunda residencia, o que incluso optaron por dejar la ciudad para ir a vivir a algún pueblo. En estos entornos, las estufas de pellets o de leña son una opción a tener en cuenta. “En 2021 hubo un aumento de ventas de entre el 25% y el 30%”, señala Oliván.

Este año ha habido nuevos factores que han contribuido a que este crecimiento no solo se consolide, sino que incluso aumente. Por un lado, el citado incremento del coste de la energía. Y, además, otros condicionantes como “el miedo a un apagón eléctrico” o “la incertidumbre de la guerra de Ucrania. “El comienzo de año ha sido aún más extraordinario que los dos anteriores”, apunta el presidente de los fabricantes de estufas.

El temor a un posible apagón eléctrico, así como el alto precio de la luz, han provocado que muchos clientes se decanten por las calderas de leña, ya que las de pellets necesitan electricidad para controlar la combustión. “La de madera sí que te garantiza que no vas a depender de factores externos”, señala. A su juicio, en este tipo de viviendas estas calderas suponen “una ventaja estética”, así como “una entrega de calor más inmediata” y “una gran sensación de confort”. “Antes se ponían mucho por la cuestión estética, pero ahora también por el ahorro”, señala. A su juicio, la leña “permite afrontar el invierno sabiendo lo que te va a costar y con la garantía que no te vas a quedar tirado”, añade.

En las comunidades de vecinos, a la baja 

No obstante, estas opciones parecen no haber cuajado en los edificios más grandes. En los años 90 y en los 2000 se vivió un ‘boom’ de las calderas de pellets en las comunidades de vecinos, pero la tendencia ha terminado por pinchar. Muchas de aquellas, de hecho, se han acabado pasando al gas. “No eran muy eficientes, exigían de mucho mantenimiento y tenían un sistema de regulación que no es tan fino como el del gas, el gasóleo o la electricidad”, resume Luis Angel Carbó, la Asociación de Entidades del Sistema de la Seguridad Industrial de Aragón. Ellos son los encargados de certificar y verificar estas instalaciones, y ratifica que las calderas a base de madera “se han desechado totalmente para grandes comunidades de vecinos”.

Según las cifras que manejan, actualmente las calefacciones centralizadas están dando paso a las individuales. Y ahí, “la estrella es la aerotermia”, es decir, las bombas de calor que funcionan gracias a la energía eléctrica. En muchos casos, se pone con suelo radiante, lo que permite “un calentamiento uniforme de la casa”. Ahora, con el aumento del precio de la luz, la factura de estos sistemas también ha aumentado.

Además, especialmente en el medio rural perviven algunas viviendas que tiran del gasóleo, especialmente “en zonas donde no llega el gas y la energía eléctrica tiene poca potencia”. Aquí también se registra el auge de la leña y el pellets, aunque estas instalaciones en general no necesitan de una certificación de seguridad industrial, por lo que su asociación no las tiene contabilizadas.

En cualquier caso, Carbó recomienda siempre “recurrir a un profesional habilitado” a la hora de decidir por qué sistema de calefacción se va a optar y, por supuesto, a la hora de instalarlo.

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