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Los últimos presos de ETA en las cárceles de Aragón

Quedan cinco internos en la cárcel de Zuera y dos en Daroca. Instituciones Penitenciarias podría trasladar a algunos al País Vasco en los próximos días. 

El terrorista Igor Solana, a la izquierda, en un juicio por un atentado del comando Andalucía.
El terrorista Igor Solana, a la izquierda, en un juicio por un atentado del comando Andalucía.
Efe

El traslado de presos de la banda terrorista ETA a las cárceles del País Vasco, Navarra y El Dueso (Cantabria) por el acuerdo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Gobierno vasco del PNV tras asumir Instituciones Penitenciarias en octubre de 2021, ha vaciado de etarras las prisiones aragonesas. Así, estas han pasado de tener más de 20 internos a reducirse su número a 7 (5 en el centro penitenciario de Zuera y 2 en Daroca). 

Fuentes penitenciarias señalan que de los 171 internos que tiene la banda terrorista en España, 88 quedan en las cárceles que dependen de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y 83 ya están en los tres centros del País Vasco (el de Zaballa, en Álava, tiene más de 40; el de Basauri (Vizcaya), unos 18, y el de Martutene (Guipúzcoa) acoge a unos 20). En Francia tienen otros veinte internos y la mayoría están en las cárceles próximas al País Vasco, a unos 300 kilómetros, como Mont de Marsan y L’Annemezan.

Durante el año 2021 se acercaron 143 presos, el 49% de los 293 que Pedro Sánchez autorizó desde su llegada a La Moncloa en 2018. De ellos, 70 lo han sido a cárceles vascas y nueve a navarras.

Aunque el último traslado de presos se decidió el pasado 22 de febrero por el Ministerio de Interior, fuentes de Instituciones Penitenciarias anunciaron que en los próximos días podría retomarse otro envío de más presos de ETA con destino a las tres prisiones del País Vasco o bien se utilizan como alternativa a las tres más próximas (Pamplona; El Dueso, Cantabría; y Logroño), que también se han ido llenando en los últimos meses.

Este proceso puede vaciar definitivamente de etarras las cárceles aragonesas. Paradójicamente, la prisión de Zuera fue utilizada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, desde 2009, junto a la de Villabona (Asturias), para el ingreso de los etarras que se salían de la línea oficial de la banda terrorista y llegaron a estar más de veinte terroristas (algunos de ellos ya fueron trasladados al País Vasco por su supuesto arrepentimiento).

Los cinco de Zuera y la entrevista con diputados de Bildu 

En estos momentos quedan cinco miembros de ETA en Zuera (Igor Solana Matarrán y su pareja Eider Pérez Aristizabal, José Luis Barrios Martín, Fermín Vila Michelena y Daniel Pastor Alonso) y dos en Daroca (Faustino Marcos Álvarez y Sebastián Gurtubai Sánchez).

Fuentes penitenciarias valoran que el reciente encuentro de Solana Matarrán y su pareja Pérez Aristizabal con cuatro dirigentes de Bildu (Jon Iñarritu, diputado del Congreso de los Diputados, Iker Casanova, dioputado del Parlamento Vasco, Laura Aznar, diputada del Parlamento de Navarra, y Arkaitz Rodríguez, secretario general de Sortu, matriz de EH-Bildu) obedecía a la mejora de las condiciones de vida para los internos de ETA.

Los etarras han dejado de estar en primer grado y han pasado a segundo. Además, suelen rellenar la mayoría de los presos unos documentos de arrepentimiento que facilitan sus traslados”, detalla un investigador de la banda terrorista. “Los de Sortu llevan un par de años visitando las cárceles para presionar a los directores y modificar las condiciones de los presos”.

Igor Solana formó parte del comando Andalucía y tiene que cumplir una pena de 30 años por asesinar a José María Carpena, concejal del PP en el Ayuntamiento de Málaga, en 2000, al fiscal Luis Portero y al médico militar Antonio Muñoz Cariñanos. Está ligado como la “línea oficial” de ETA y se le califica como “uno de los representantes del colectivo de los presos”. Intentó fugarse dos veces de las prisiones de Nanclares (2001) con una sábana y en Huelva (2009), donde iban a utilizar un helicóptero.

Sus reivindicaciones continuas en las prisiones de Andalucía llevaron a Igor Solana a convivir allí con su pareja, con la que tiene un hijo, desde 2018, cuando estaban en la cárcel de Botafuegos (Algeciras, Cádiz). Entonces ya cambiaron sus condiciones de vida porque el juez penitenciario les reconoció dos vis a vis al mes y otro familiar, un derecho que se ha mantenido en Zuera.

Eider Pérez compartió con otras dos etarras mujeres la prisión de Zuera (Lexuri Gallastegui y Maite Pedrosa) varios meses de 2021, donde llegaron a estar doce terroristas con nueve hombres de ETA. Ella fue condenada a 75 años tras formar el comando itinerante que recabó información de políticos gallegos para un atentado, entre ellos Manuel Fraga, y trasladar un coche bomba con 90 kilos de dinamita que mató al mosso Santos Santamaría Avendaño en Gerona, primera víctima de la policía catalana en un atentado de ETA.

Los etarras Maite Pedrosa y Mikel Azurmendi, que también son pareja, tienen un hijo y convivieron en la cárcel de Zuera durante un año, acabaron trasladados entre octubre y noviembre de 2021 a la prisión de El Dueso (Cantabria) en el proceso de acercamiento de los etarras al País Vasco.

El traslado de Pedrosa siguió la vía de su pareja, el etarra Mikel Azurmendi Peñagaricano, autor del doble asesinato de Alberto Jiménez Becerril, concejal del PP en Sevilla, y su esposa, Ascensión García Ortiz, en 1998. Fue enviado en octubre desde la prisión de Zuera a la de El Dueso. Ambos integrantes del comando Andalucía han pasado un año en la cárcel de Zuera desde que fueron enviados desde la de Valencia.

Maite Pedrosa, miembro del comando Andalucía, con su pareja Mikel Azurmendi. Ambos son pareja, proceden de la cárcel de Valencia y tuvieron un hijo ern 2009
Maite Pedrosa, miembro del comando Andalucía, con su pareja Mikel Azurmendi. Ambos son pareja, proceden de la cárcel de Valencia y tuvieron un hijo ern 2009
Heraldo

El último que llegó a Zuera fue Daniel Pastor Alonso, trasladado desde la cárcel de Puerto III, en Cádiz, en julio de 2021, y cumple una pena de 40 años por delitos de asesinato, atentado, depósito de armas, estragos e incendio, robo y hurto de vehículos. Fue uno de los terroristas condenados por colocar una furgoneta bomba que estalló frente a la casa cuartel de Burgos en 2009 y dejó 160 heridos, entre ellos 41 niños.

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