Las entidades que trabajan en la primera acogida de refugiados en Aragón preparan al menos 400 camas más ante el incesante goteo de llegadas. En el último mes, colectivos como Accem han tenido que estirar al máximo sus recursos para poder atender todas las necesidades de los desplazados, un trabajo "intensísimo" en palabras de la responsable territorial de esta oenegé, Julia Ortega, que ha obligado a hacer un esfuerzo en todos los sentidos.

En estas semanas han tenido que contratar más personal, especialmente trabajadores y educadores sociales, traductores y mediadores, y actualmente están en pleno proceso de selección en localidades como Calatayud, Daroca, Peralta de la Sal o Valmadrid, entre otras.

Solo esta organización ha atendido a unas 300 personas "de ocho puntos diferentes" de Aragón, una dispersión que ha complicado aún más el trabajo. "Muchos tienen ya el permiso de protección temporal, pero faltan bastantes. Se está haciendo todo en tiempo récord y tratando de dar prioridad a las personas más vulnerables", dijo.

En las próximas semanas "seguirá llegando gente", un aspecto en el que, según Ortega, se debe trabajar "con precaución y sensatez", ya que los recursos de estas entidades son limitados. "Un proceso demasiado extenso podría hacer que la acogida no se preste en las condiciones que necesitamos. Deberíamos centrarnos en quienes ya están aquí. No sabemos si, a este ritmo, podremos seguir dando cobertura a tantas personas", reconoció.

Ante esta situación, Cruz Roja tiene localizadas "cien camas más". "Vamos a abrir más plazas, son necesarias. En Barcelona están al máximo y, posiblemente, tendrán que derivar gente al resto del territorio", indicó Julián Martínez, portavoz de la entidad. La invasión rusa ha hecho que esta organización también haya ampliado su red de voluntarios. "Muchas personas han llamado para ayudar, especialmente en temas de traducción", agregó.

Por su parte, la Fundación Apip-Acam está buscando otras cien camas en hoteles y hostales de Huesca y Zaragoza. "Estamos trabajando mucho, pero con mucha ilusión. Es nuestra labor y tenemos que sacarla adelante", subrayó su directora territorial, Patricia Urzola. El colectivo prevé que esta próxima semana sigan llegando más autobuses y ya se ha dirigido a las asociaciones de empresarios de Huesca y Jaca para ayudar a los refugiados que quieren encontrar trabajo.

La Fundación Cepaim va a acoger a 60 refugiados en un albergue de Zaragoza. "El sitio ya lo tenemos comprometido para un autobús que viene de Cracovia y contactó con nosotros", indicó Pilar Bernadó, coordinadora de la entidad social en la Comunidad. Además, también va a acondicionar un inmueble del Obispado en Barbastro para 35 personas y después de Semana Santa espera contar con otro albergue en Teruel para medio centenar. Bernadó explicó que tienen "lista de espera" de familias que han llegado bien por sus medios o a través de iniciativas particulares y necesitan un lugar en el que alojarse.

El temor de las oenegés es que estos dispositivos de emergencia "acaben convirtiéndose en estancias habitacionales más estables", señaló Bernadó, porque el programa habitual dirigido a refugiados "está absolutamente colapsado". Cepaim impartirá clases de español desde el primer momento a los que lleguen y va a reforzar su plantilla con unas cinco personas.

Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl también está intentando ampliar el número de plazas disponibles. De momento, señaló Susana Ausina, estudian la posibilidad de utilizar dos pisos "de gran tamaño" que la congregación posee en Illueca y que permanecen vacíos desde que las religiosas dejaron la localidad. "Tenemos también otras ofertas de municipios y particulares, pero antes de nada hay que conocerlas y estudiarlas", dijo.