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El hotel Capricho de Goya de Fuendetodos salva la pandemia alojando trabajadores

Ruth y Sonia llevan este establecimiento desde 2013 y, aunque siempre han tenido que ir superando retos, esta última etapa ha sido de las peores.

El hotel Capricho de Goya tiene 14 habitaciones y restaurante para 150 comensales.
El hotel Capricho de Goya tiene 14 habitaciones y restaurante para 150 comensales.
Heraldo.es

El hotel Capricho de Goya, en la localidad zaragozana de Fuendetodos, ha capeado el temporal de la pandemia gracias al alojamiento de trabajadores de la zona, sobre todo de las plantas eólicas de los alrededores. Este no es su tipo de cliente habitual ya que en el pueblo natal de Goya lo que predominan son los turistas. Pero con las restricciones de movilidad de los últimos dos años, la demanda ha venido de otro sitio.

Ruth y Sonia llevan este establecimiento desde 2013 y, aunque dicen que siempre han tenido que ir enfrentándose a nuevos retos, esta última etapa la recuerdan como una de las peores. “La mayoría de nuestros clientes son turistas. Este negocio siempre se ha focalizado en eso”, explican. Quienes habitualmente se alojan en este hotel o comen en su restaurante llegan hasta allí motivados por el artista aragonés. Son personas que quieren conocer la casa donde nació. Además, el pueblo viejo de Belchite, a quince minutos en coche, también es un buen reclamo.

Cuando esta pareja, procedente de Barcelona, se puso al frente del hotel tenían 26 y 27 años. Hacía una temporada que se habían mudado de su ciudad a un pueblo de Asturias en busca de una nueva vida en un lugar más tranquilo. Allí entraron en contacto tanto con el día a día en el medio rural como con el sector de la hostelería. Caer en Fuendetodos no fue algo premeditado, cuentan. “Estábamos de vuelta hacia Cataluña cuando surgió la posibilidad de llevar el hotel”, explican. Conocían el pueblo a través de unos familiares y las dos se declaran bastante consumidoras de arte y cinéfilas. “Vimos muchas posibilidades en este lugar, así como espacios que se podían explotar. Teníamos muchas ganas y no veíamos el techo, y en este tiempo hemos ido consiguiendo cosas”, comenta Ruth. Y es que, además de regentar el hotel, han impulsado festivales o han recuperado los talleres de grabado.

“Fuendetodos es encantador. Es justo lo que buscábamos, un pueblo rural pero donde tuviera cabida un negocio”, asegura Ruth. Anteriormente, había trabajado en un hotel de una gran cadena en Barcelona y su pareja, que es originaria de León, era comercial de seguros. “El consumismo nos hizo cambiar el chip y buscamos una alternativa”.

Los comienzos no fueron fáciles. “Cuando llegamos se hacían apuestas para ver hasta cuándo duraríamos aquí”, recuerda Ruth, entre risas. Ahora, nueve años después, al echar la vista atrás, sabe que la constancia ha sido la clave. “Este negocio va a temporadas y los inviernos son duros. Unos más que otros. Se tienen muchos gastos y hemos estado meses con 12 euros de caja al día”. Y es que, por muy turístico que pueda ser Fuendetodos, en ciertas épocas del año no deja de ser un pueblo de alrededor de 150 habitantes con una media de edad avanzada. “La mayoría salen de casa como mucho a comprar el pan. Aquí los que consumen son quienes vienen de fuera”.

Estos visitantes son, además de turistas, personalidades del panorama nacional. Atraídos hasta Fuendetodos por la figura de Goya, en el restaurante del hotel Capricho de Goya han comido artistas como la fotógrafa Bárbara Allende (más conocida como Ouka Leele) y prácticamente todos los que exponen en la sala Zuloaga, o la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada y autoridades políticas.

Su principal oferta es un menú de día para la hora de comer y también hay carta, más orientada a la cena. En todos los casos, se cocina con productos de proximidad. “El embutido es de la carnicería del pueblo y siempre trabajamos con cosas de la zona, como el aceite o el vino”, explica Ruth.

Fomentar la economía del pueblo

Junto con el restaurante, que tiene capacidad para unos 150 comensales, el hotel Capricho de Goya tiene 14 habitaciones, entre dobles y triples. Para sacar adelante el trabajo, cuentan con un equipo de siete empleados, que son gente joven del pueblo y alrededores. “Nos gusta dar oportunidades a personas de la zona. Si damos trabajo a gente del lugar, se fomenta la economía y, gracias a eso, los pueblos siguen vivos”, reflexionan. Durante la peor etapa de la pandemia, unos dos o tres meses, para evitar a toda costa el ERTE, acordaron entre todos reducir las horas y repartirlas.

En situación normal, casi como la actual, Ruth y Sonia están en la cocina entre fogones y el resto más de cara al público. La mayor parte del trabajo lo tienen el fin de semana y triunfan las migas, plato que aprendieron a hacer una vez llegadas a Fuendetodos. Entre semana, si se dan comidas y cenas es sobre todo para las personas alojadas en el hotel.

Con los peores meses del año (enero, febrero y marzo) ya prácticamente pasados, Ruth y Sonia esperan ya con ganas la llegada de la Semana Santa y, con ella, el arranque de la temporada alta. Además de los turistas que les visitan por Goya, cada vez reciben a más grupos de amigos que hacen alguna actividad deportiva en la zona, así como familias con niños. También pasan por allí moteros que en sus rutas dominicales hacen parada para repostar (la moto y el cuerpo) en Fuendetodos. Entre semana, por su parte, se dejan caer senderistas que, después de la caminata, van a comer al hotel.

“Tenemos mucho turismo nacional pero también internacional, casi todos, franceses, y también algún inglés”. En cuanto a los españoles, catalanes, valencianos, madrileños o vascos sacan la delantera a los aragoneses que en sus escapadas se decantan más por el Pirineo, o, si visitan Fuendetodos, lo hacen en el día, sin necesidad de pasar la noche fuera de casa.

El hotel Capricho de Goya forma parte, junto a varias casas rurales, de la oferta de alojamiento de Fuendetodos. En cuanto a restauración, hay otro establecimiento además de este, El Casino. Para Ruth y Sonia estar al frente de su negocio es algo más que ganar dinero. “También intentamos hacer visible la figura de Goya en Fuendetodos, algo que desde fuera vimos que no se valoraba tanto como se podía. Se habla mucho de repoblación y este es un buen recurso para explotar, crear empleo y hasta vivienda”, concluyen.

 

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