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Lourdes Pomares: "No me quedé de brazos cruzados, decidí ayudar a los ucranianos

La zaragozana ha promovido la salida de 16 ucranianos hacia la capital aragonesa.

Imagen muy poco común en Lourdes Pomares: con los brazos cruzados.
Imagen muy poco común en Lourdes Pomares: con los brazos cruzados.
Toni Galán

Ucrania grita, el mundo tiembla. No cesan los bombardeos. Afortunadamente, tampoco cesa la solidaridad. Como Lourdes Pomares, promotora de la salida de una familia ucraniana de 16 miembros, 14 de los cuales llegaron a Zaragoza.

Hablaría de política, hablaría de economía, pero preferiría hablar de personas, del sufrimiento de las personas.

Y yo también. Prefiero no opinar de política, pese a que pueda tener una idea de lo que está ocurriendo en Ucrania. O de economía y todo lo que puede acarrear este conflicto. Pero quiero hablar de Kateryna y de su familia, que han huido de Ucrania y ya han llegado a Zaragoza. No me quedé con los brazos cruzados y decidí ayudar a Kateryna, a los ucranianos.

¿Quién es Kateryna?

Kateryna es una niña ucraniana de 13 años. Nosotros la acogíamos en nuestra casa de Zaragoza desde que tenía seis años. Venía los veranos y también para Navidad. Es una niña preciosa, inteligente. Habla perfectamente español. Junto a mi marido, Ernesto, formamos parte de la Asociación Asistencia a la Infancia. No tenemos hijos y decidimos dar este paso hace seis años. Con Kateryna íbamos a la piscina, a la playa, hacíamos vida normal en el barrio de La Almozara de Zaragoza durante el tiempo que estaba con nosotros. El resto del año, vivía ella en Ucrania.

¿Qué tal se encontraba allí?

Antes vivía en Donetsk, pero cuando comenzó el conflicto en esa zona en 2014, se fue con su familia al extrarradio de Kiev. Ella nos contaba todo. Se crearon unos lazos estrechos con Kateryna.

¿Qué les ha contado Kateryna en los últimos días?

Una noche comencé a recibir mensajes en el teléfono móvil a las cinco de la mañana. Pensé que quién me molestaba, pero al insistir vi que pasaba algo gordo. Era ella, Kateryna. Nos decía que tenía mucho miedo, que estaban bombardeando la ciudad. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

¡Uf!

Entonces, cuando caían las bombas, su padre les dijo que se vistieran, que comieran rápido y que se iban de la ciudad de inmediato. Dejaban la casa, pero no sabían concretamente dónde iban.

Terrible.

Se montaron en el coche Kateryna, sus 13 hermanos y sus padres.

¿Dieciséis?

Sí, 16 personas en un coche. Tomaron rumbo a Polonia. Pensaban salir por allí, pero, cuando llegaron a la frontera, les dijeron que no podían salir los hombres de entre 18 y 60 años.

Tenían que quedarse los hombres a luchar en la guerra…

Así es. Entonces, decidieron cruzar el país rumbo a la frontera con Rumanía. A la frontera llegaron todos menos el hermano mayor, que decidió quedarse en Ucrania. Los hermanos de Kateryna tienen entre nueve y 16 años.

¿Catorce hermanos en una franja de edades entre nueve y 16 años?

Sí. Son los hijos que aportaron cada uno, el padre y la madre, cuando se unieron.

Ahora lo entiendo. Nos habíamos quedado en el relato llegando a las puertas de Rumanía.

Entraron en Rumanía. Yo seguía en contacto con ellos. También les ayudó un conocido. Allí consiguieron un medio de transporte, pues en la Unión Europea no podían ir 13 personas en un coche. Al final, se montaron en un autobús para ir hasta Viena. Y desde Viena, en avión a Zaragoza, donde les estábamos esperando con gente de la asociación.

¿Y en Zaragoza?

Hubo que ir a la Policía, en la avenida de Valencia, donde nos atendieron de forma extraordinaria. A partir de ahí, entró en acción una ONG, Accem.

Pero ustedes siguen ahí.

Por supuesto. Tenemos un puesto en el mercado del paseo de Teruel. La gente se ha portado sensacional. Les hemos conseguido ropa, calzado, medicamentos, de todo. En Zaragoza no les faltará de nada para salir adelante.

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