tabaquismo

La moda de las cachimbas no se detiene ni ante las normas ni ante los riesgos de su consumo

Decenas de bares y discotecas incumplen la normativa y permiten el consumo de las pipas de agua en su interior.

Un cliente fuma en cachimba en el interior de una discoteca zaragozana.
Un cliente fuma en cachimba en el interior de una discoteca zaragozana.
Heraldo

Son el reclamo de moda. Las cachimbas se han convertido en todo un atractivo para muchos jóvenes, que consumen este tipo de tabaco en sus tardes-noche de fin de semana. A pesar de que actualmente están prohibidas, muchos bares y discotecas de Zaragoza las ofrecen tanto en el exterior como -sobre todo- en el interior de los locales. De hecho, parte del sector lamenta que haya negocios de la competencia que atraigan clientela gracias a este servicio, que queda fuera de la ley.

La normativa es clara. Desde el departamento de Sanidad señalan que su uso en el interior de los establecimientos públicos está prohibido por la ley antitabaco “como cualquier otro dispositivo que suponga fumar”. Pero además, la última orden de Sanidad, del 4 de febrero, se ratifica en lo que ya decretaban las anteriores medidas impuestas ante la situación provocada por la covid. Cuando habla de la prohibición de fumar en las terrazas, el texto hace extensiva esta limitación al uso “de cualquier dispositivo de inhalación de tabaco, como pipas de agua, cachimbas o asimilados, tanto en el interior como en el exterior del establecimiento”.

Pese a que su uso es habitual, en el Servicio Provincial de Sanidad apenas han entrado dos o tres denuncias por este asunto. En Zaragoza, muchos de los llamados ‘bares de primera copa’ ofrecen el servicio de cachimbas a sus clientes. En algunas discotecas también lo hacen. A un precio de entre 15 y 20 euros, los clientes pueden usar estas pipas, que habitualmente se comparten entre varias personas reunidas en torno a una mesa. “Es una mezcla de relación social, de compartir algo y también de ‘postureo’”, comentan fuentes del sector.

En algunos casos se trata de un servicio externalizado del local. Es decir, que el bar o la discoteca permite a otra empresa especializada que, con sus propios medios y personal, ofrezca las cachimbas a los clientes, a cambio de una comisión para el establecimiento.

Uno de los empresarios de ocio nocturno que ofrece este servicio señala que su uso entre los jóvenes está “a la orden del día”. “Empezó hace varios años en el sur de España, y aquí hace un tiempo que ha cogido una fuerza abismal”, señala. Aunque, según apunta este hostelero, la cantidad de dinero que le aporta al mes “es pequeña”, la importancia de este servicio es grande para no quedarse atrás con respecto a la competencia: “Si es algo que gusta y lo ofrece el de al lado, yo también lo tengo que ofrecer”, señala, aunque ello suponga saltarse la normativa.

Sin embargo, otras fuentes del sector alertan de que estas prácticas suponen una ventaja competitiva con respecto a quienes sí cumplen con la ley. “Es como si ahora en algunos locales se permitiera fumar el tabaco de toda la vida. Muchos fumadores irían allí y podrían tener un nicho de mercado al que el resto de los locales no podrían acceder”, señalan.

Una puerta de entrada al tabaco tradicional

Las cachimbas han irrumpido con fuerza en los hábitos y costumbres de los jóvenes. Por la socialización que implican y por la percepción de inocuidad que se tiene sobre las cachimbas. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud hace años que ha alertado de que los fumadores de pipas de agua “absorben cantidades considerables de sustancias tóxicas y cancerígenas a través del humo de estos dispositivos”.

Rodrigo Córdoba, delegado en Aragón del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, señala que las cachimbas pueden ser “algo menos malas que el tabaco”, pero alerta de que “en absoluto son inocuas”. “En una sesión, cada persona que participa puede fumar el equivalente a tres o cuatro cigarrillos, y está demostrado que con cien cigarrillos ya eres adicto a la nicotina”, apunta.

Además, señala que esta manera de fumar de chavales jóvenes muchas veces se convierte en “una vía de transición hacia el tabaco tradicional”. A su juicio, con las cachimbas actualmente hay dos problemas fundamentales: “La escasa vigilancia que se hace de su uso en interiores y el inadecuado cálculo del riesgo que supone su consumo por parte de los jóvenes”.

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