Heraldo del Campo

Truficultura

Mejor, todos a una con la trufa

Productores, empresas y expertos coinciden en la necesidad de que el sector una esfuerzos para dar a este exquisito hongo el valor que se merece.

Los profesionales debaten en la mesa redonda de las jornadas.
Los profesionales debaten en la mesa redonda de las jornadas.
Gabi Orte

Es tiempo de trufa. Y no solo porque es ahora cuando los productores están en plena campaña de recolección. También porque truficultores, expertos y conocidas empresas internacionales participan estos días en las distintas jornadas que se celebran por toda la Comunidad, donde la producción de ‘Tuber melanosporum’ se reparte por las tres provincias.

El más reciente debate se ha celebrado en la comarca Campo de Daroca, que concentra el 30% de las 600 hectáreas dedicadas a este exquisito hongo que existen en la provincia de Zaragoza y que cuenta con 17 productores. Y en él se ha puesto de manifiesto que "en Aragón hay un brillante en bruto que hay que pulir", como señaló la directora general de Innovación y Promoción Agroalimentaria, Carmen Urbano.

Unas mujeres se interesan por productos con trufa.
Unas mujeres se interesan por productos con trufa.
Gabi Orte

Una de las primeras asperezas a limar es el origen. "Hay mucha crispación en Aragón por enfatizar si uno es de Zaragoza, de Huesca o de Teruel", considera Nuria Mignone, project Manager en Europe Direct, que insiste en que el objetivo debe ser potenciar la fuerza identitaria del producto "porque los que vienen de fuera no saben sobre provincias". Y advierte: "Estamos en un momento único e irrepetible para la trufa. Es muy importante fomentar la integración de territorios y sus habitantes sin competición".

De la necesaria unidad habla también Óscar Cagigos, de la empresa aragonesa Aragotruf, dedica a la producción y comercialización de trufa. "No entiendo la guerra que tenemos las tres provincias sobre un mismo producto. Vamos en tres barcos y uno para cada lado". Barcos que, según Cagigos, han librado incluso a veces una guerra (como la del pasado año) de precios. "Necesitamos más transparencia y claridad. Nos tenemos que unir para que esto sea una alternativa a otro tipo de cultivos. No vale vender las trufas a 180 euros", añade.

Numeroso público visitó el mercado de la tierra.
Numeroso público visitó el mercado de la tierra.
Gabi Orte

No fueron los únicos participantes en la jornada que hablaron de la colaboración, incluso más allá de las propias fronteras de la Comunidad. José María Serentill, fundador de Laumont, insiste: "Hay que ir todos juntos de la mano". El camino a recorrer es llegar al consumidor porque es la demanda la que regula el precio. "Si no hay consumo, la trufa no vale nada". De la mano hay que conquistar también al cliente extranjero. "Hay que luchar por la marca España, porque fuera de nuestras fronteras el consumidor piensa que la trufa es italiana o francesa cuando más del 80% sale de nuestro país.

Hay otras aristas. Una de ellas está en el tamaño de los explotaciones y la profesionalización. Lo dijo alto y claro Cagigos: el que quiera dedicarse a la truficultura tiene que tener muy claro que con 15 hectáreas no se puede vivir. "Hay mucho truficultor con poca hectárea que al final lo tiene como un hobby, pero eso no asienta población". señala el representante de Aragotruf, que insiste en la profesionalización. "Si los productores no apuestan por por ello, "es imposible", puntualiza.

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