seguridad

Futuros héroes de cuatro patas: la Policía Nacional de Aragón prepara a 9 cachorros para entrar en el cuerpo

Estos cachorros de pastor belga malinois se convertirán en perros policía capaces de detectar drogas, billetes, armas y hasta explosivos. ¿Su destino? Unidades Caninas de la Policía Nacional de toda España.

Borja, con toda la camada de perros policía
Borja, con toda la camada de perros policía
C. I.

Se llaman Elvis, Río, Lúa, Titán, Fénix, Audrie, Janis, Bonnie y Fortu. Son nueve cachorros de pastor belga malinois nacidos hace mes y medio en la capital aragonesa que, desde hace un par de semanas, se preparan para convertirse en futuros perros policía. Ellos no lo saben, y no lo sabrán nunca, pero muy pronto serán capaces de salvar vidas. ¿Su destino? Distintas Unidades Caninas de la Policía Nacional de toda España.

Son hijos de Sindy, una de las mejores detectoras de droga de la Unidad Canina de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que cuenta con cuatro años en el cuerpo. Este grupo de guías caninos -uno de los 20 que hay en España- fue fundado a principios de los 90. Hoy, lo conforman 23 perros y 10 agentes. Borja Lete es el subinspector jefe de esta unidad especial desde hace tres años. “Cada guía tiene asignados dos o tres perros, y la mayoría viven con nosotros”, admite.

Estos cachorros de pastor belga malinois se convertirán en perros policía de detectar drogas, billetes, armas y hasta explosivos. ¿Su destino? Unidades Caninas de la Policía Nacional de toda España.

Estamos habituados a verlos en grandes eventos, visitas de la familia real o puntos críticos como la estación Delicias o el aeropuerto. Aunque estas últimas semanas su visita ha logrado sacar más de una sonrisa en la ciudadanía. Al fin y al cabo, no todos los días son pequeños cachorros los que olfatean bolsas y mochilas. “De momento los estamos habituando al bullicio, la gente y a espacios que, cuando sean adultos; formarán parte de su día a día”, explica el subinspector.

Muy pronto, estos pequeños serán capaces de detectar drogas, billetes, armas y hasta explosivos. Los que se queden en Aragón -en principio Elvis, Río y Lúa-, irán destinados a las dos especialidades que existen en este destino: estupefacientes o artefactos.

Borja, con Elvis, el futuro perro policía de la Unidad Canina de Aragón
Borja, con Elvis, el futuro perro policía de la Unidad Canina de Aragón
C. I.

Aunque su formación específica -la olfativa- comenzará cuando cumplan un año, hoy trabajan con ellos en diferentes aspectos. Y es que, para que acaben desarrollando estas actitudes, detrás hay muchas horas de dedicación por parte de los agentes que los acompañan, normalmente tras la compra o donación. El nacimiento de una camada es un hecho poco habitual, pero, en este caso, muy positivo. “Sindy es una de las mejores, su instinto y capacidad de trabajo son únicos. Es capaz de encontrar drogas y dinero, tanto usado como nuevo, algo muy complejo y, sin ellos, imposible”, advierte Lete, que convive con ella.

Perros sin miedo a nada

De hecho, encontrar dinero es uno de los mayores retos para estos canes pues es un objeto que no produce un olor específico ni expansivo, como sí ocurre con las drogas o los restos biológicos. Aprender a distinguir este sutil olor se consigue gracias a la aportación de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que cede a la Policía billetes fuera de circulación triturados que los perros detectan por el característico olor de su tinta.

Borja y Sindy, su compañera y amiga
Borja y Sindy, su compañera y amiga
C. I.

Eso sí, para esto todavía quedan unos cuantos meses de trabajo y, sobre todo, mucho juego. “De momento estamos trabajando con su instinto de caza y presa, eliminando algunos miedos que de adultos sería mucho más complicado trabajar y enseñándoles a socializar”, explica Lete. De hecho, parte del adiestramiento pasa también por someterlos a ciertos estímulos auditivos como sonidos de explosiones, grandes bullicios o tormentas.

Aunque la raza no es importante -en principio, cualquier perro con actitudes podría ser policía- Lete admite que algunas presentan una serie de cualidades que facilitan su futura labor. Un trabajo que desarrollarán hasta los 8 o 9 años, momento de su jubilación: “Todos ellos son adoptados tras el servicio, aunque la gran mayoría se suele quedar con su guía. Es un vínculo difícil de romper. Se acaban convirtiendo en uno más de la familia”.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión