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Parto covid: "Me dijeron que tendría que dar a luz sola. Me eché a llorar y me fugué del hospital"

Carmen Aznar, que tuvo una hija hace 15 días siendo positiva en covid, entiende que se tomen precauciones para evitar contagios, pero se queja de la falta de "humanidad y cercanía" que sintió en su caso.

Carmen Aznar con sus hijos Rodrigo, Paula y Carmen.
Carmen Aznar con sus hijos Rodrigo, Paula y Carmen.
Heraldo.es

Cuando nace un bebé se dice que las madres olvidan los momentos duros que han vivido en el parto. Hay a quien le cuesta más. En este último grupo se encuentran algunas de las que han dado a luz durante la actual pandemia contagiadas de covid y que han tenido una experiencia más dura emocionalmente de lo que esperaban. No porque sus bebés hayan tenido problemas, sino por cómo les ha afectado el hecho de ser positivas.

Durante el ingreso, la necesidad de prevenir contagios restringe el contacto con el personal sanitario y se reduce el confort en la habitación para ventilar aunque sea invierno. En el último mes se han multiplicado los casos de embarazadas que ingresan con covid, debido al impacto de la explosión de contagios de la variante ómicron. En su mayoría han sido asintomáticas y los bebés han nacido libres del virus.

"Faltó humanidad y cercanía", resume sobre su paso por el hospital Carmen Aznar, oscense de 32 años, que vive en Barbastro y que hace apenas 15 días dio a luz a su tercer hijo. Pide "revisar" el protocolo porque aunque entiende que para el personal sanitario es difícil la situación y se tomen muchas más precauciones para evitar contagios, cree que se puede mejorar la atención. 

"Estás vulnerable"

Dio positivo en la prueba que le hicieron al ingresar el pasado 24 de enero a las 4.30 de la madrugada en el Hospital de Barbastro. Ya tenía alguna sospecha de que era positiva porque aunque no tenía síntomas, su hija de 5 años estaba contagiada. Se había hecho un test en casa que dio negativo y estaba vacunada con la pauta completa. Su marido, pese a ser negativo entonces (días después dio positivo), ya no quiso ir por precaución y se quedó con sus otros hijos. La acompañó su hermana al hospital.

"Entiendo que como tienes covid lleven esos trajes de astronauta, pero estás dando a luz. Puede quedar una mirada cálida", se queja del poco tacto de algunos miembros del personal, como ya lo hizo ese mismo día por escrito, entre contracción y contracción, cuando le dijo la primera matrona que la atendió que no podría estar acompañada. "Me dijeron que tendría que dar a luz sola. Ni se acercaban a tocarme. Me eché a llorar. Me bloqueé y me fugué del hospital", cuenta. Es consciente de que no fue una reacción normal, pero no pudo evitarlo. "Estás vulnerable", se justifica. No entiende porqué la asustaron así porque el protocolo no impide dar a luz acompañada y luego pudo estarlo.

Ella vive cerca del centro hospitalario y prefería esperar en su casa a terminar de dilatar, pero no llegó a salir del centro. "Me quedé en el parking del hospital con mi hermana dilatando hasta las 5.00", relata. No recuerda ni el frío que hacía. Entraban de vez en cuando a la sala de espera.  Volvió al hospital cuando las contracciones eran más seguidas y tuvo que hacer el ingreso de nuevo. Se había ido sin esperar a firmar el alta voluntaria y la consideraban "fugada".

Una "sonrisa" en la mirada

No tuvo problemas durante el parto, la pequeña nació bien y sin covid, aunque lo cogió 48 horas después. Reconoce que durante su estancia en el hospital también encontró empatía en otros profesionales que la atendieron. Una pediatra "vino ataviada con el traje de seguridad, pero con una sonrisa que se veía en los ojos. Vi humanidad", relata. Otro pediatra también la reconfortó.

Lo que fue una constante durante el ingreso es que el personal "entraba lo mínimo a la habitación" y la ventana tenía que estar abierta. "Yo estaba tiritando", cuenta. La comida se la dejaban en la puerta y tenía que dar los datos de cómo estaba la niña por teléfono. El bebé estaba todo el tiempo en la habitación, donde tenían hasta una báscula para pesarlo. El acompañante no podía salir de la habitación. Lamenta que nadie les explicara al llegar el protocolo covid, del que se iban enterando sobre la marcha. Pidió el alta voluntaria a los dos días.

"Te dejan sola en una habitación con un pijama, las ventanas abiertas y mucho frío. Estás sola una eternidad"

También se fue enterando poco a poco del protocolo otra madre oscense, esta primeriza, que prefiere no dar su nombre. "Te dejan sola en una habitación con un pijama, las ventanas abiertas y mucho frío. Estás sola una eternidad", lamenta. En su caso, vacunada con dos dosis, era positivo desde hacía varios días y avisó al hospital al llegar. Coincide en que además de la baja temperatura también resultaba "muy frío" el trato, aunque también hubo algún momento en el que se sintió más apoyada, como cuando le dio la mano una auxiliar. Y su pareja pudo coger al bebé "piel con piel" nada más nacer.

"Tú te encuentras mal porque es una intervención quirúrgica", explica, ya que en su caso terminó en cesárea. "Se te junta todo", lamenta. Su bebé nació bien y sin covid y eso es lo que quiere recordar ahora, aunque siente que tiene que dejar constancia de que se puede mejorar la atención incluso en una crisis sanitaria como la actual y con la sobrecarga de trabajo que tienen los hospitales.

El frío es común a los recuerdos de esos días también de otra madre primeriza que dio a luz en un hospital zaragozano. "En la habitación te decían que tuvieras la ventana abierta lo que pudieras", explica. "Nosotros íbamos todo el rato con mascarilla. Mi marido incluso para dormir", afirma. Relata que el personal entraba lo justo a la habitación. Pese a la situación no recuerda que la experiencia fuera peor de lo esperado. Lo que no olvida es el frío que pasó en algunos momentos.

En su caso, también ingresó siendo positiva en covid. "Me enteré de que estaba contagiada dos días antes de romper aguas, tres antes del parto", cuenta. El bebé se adelantó. "Al principio, como aún me quedaban más de dos semanas para salir de cuentas, estaba tranquila, pero según fui pensando en posibles riesgos, me preocupé por si pudiera tener efectos en la salud de mi hijo", aunque había leído que no había casos de transmisión al feto, recuerda sobre los pensamientos que tenía en esos días.

Durante los primeros meses de embarazo dudó si vacunarse o no, pero finalmente lo hizo. Cuando se contagió estaba inoculada de las dos dosis. El padre pudo estar con ella porque dio negativo. "Era una de las cosas que más me preocupaba, que no pudiera conocer a su hijo o que me tuviera que quedar sola y aislada con el bebé durante todo este tiempo", reconoce. No fue así y pudieron estar juntos. Él se contagió estando ya en casa, pero el bebé, no.

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