Heraldo del Campo

Horticultura

Un juguete muy vegetal que se convirtió en profesión

Ana Olmos se dedica a la agricultura desde los 19 años. Ahora, con 34, tiene su propia empresa en Zaragoza dedicada, sobre todo, al cultivo de borraja, aunque también de pepino y acelga.

Ana Olmos y su padre, Fernando Olmos, en los cultivos que tiene la zaragozana en Montañana.
Ana Olmos y su padre, Fernando Olmos, en los cultivos que tiene la zaragozana en Montañana.
José Miguel Castillo

Tiene tan solo 34 años y ya lleva media vida dedicada a la agricultura. La afición de la zaragozana Ana Olmos, que comenzó de pequeña cuando la borraja era uno de sus juguetes, se convirtió en su trabajo al cumplir los 19 años. Desde entonces, el campo aragonés ha sido testigo del cultivo de sus pepinos y borrajas, comercializados en muchos rincones de España, a los que ha sumado desde el pasado mes de abril la producción de acelga.

"Cuando terminé bachillerato me metí a trabajar en una frutería, pero como mis padres se habían dedicado toda su vida al campo y habían hecho inversiones en naves e invernaderos, decidí quedarme con ellos", explica Olmos. No obstante, ella ya ayudaba desde hacía años en casa, viviendo entre borrajas. "Cuando yo era pequeña, mi juguete era una borraja", dice la agricultora, quien desea continuar la saga con sus dos hijas pequeñas -de tres y cinco años-. "A veces, en lugar de ir al parque, vamos a ver el cultivo", añade.

En 2015, la joven decidió lanzarse al emprendimiento y formar su propia empresa, Ana Olmos SL, en el barrio rural de Montañana, donde cuenta con unas instalaciones de 400 metros cuadrados en los que limpia, selecciona y envasa la fruta y las verduras que cultiva en sus siete hectáreas, además otras nueve que tiene alquiladas.

"Hay muchos baches y se pasa muy mal, porque tú le das tu vida al campo y a veces piensas ‘tanto para esto’"

La dureza del campo

El amor de Olmos por el campo es indiscutible, hasta el punto de que ella afirma dedicarse "a lo que más me gusta", pero también confiesa que la vida agrícola es "muy dura" y no es para cualquiera. "Hay muchos baches y se pasa muy mal, porque tú le das tu vida al campo y a veces piensas ‘tanto para esto’", evoca la zaragozana, que asegura que es necesario estar constantemente investigando en cómo hacer o cómo envasar los productos. Sin embargo, su talón de Aquiles está en encontrar mano de obra que quiera emplearse en el sector. "Cuesta mucho encontrar personas que quieran venir al campo, porque tienen que trabajar seis días a la semana y nadie quiere, pero esto es así de sacrificado", indica Olmos, que da trabajo a 12 personas. La agricultora asegura que estuvo todo el verano pasado buscando trabajadores y aunque logró formar un grupo finalmente no terminó de cuajar. "Este verano lo planearemos de otra manera. Por ahora, he creado un nuevo equipo, todos de diferentes nacionalidades, y parece que va por buen camino", añade.

Asimismo, reivindica que, hoy en día, los precios por los que se compran los productos son muy bajos. A pesar de todos los baches en el camino, Ana Olmos sigue en pie, dedicando su vida al campo y con la mejor compañía posible: la de su padre, Fernando Olmos, y su marido, José Miguel Castillo. "Mi padre, a sus 70 años, todavía tiene la ilusión intacta, como la de un niño", asevera la joven.

Los productos que comercializa Ana Olmos.
Los productos que comercializa Ana Olmos.
Heraldo.es

Un hongo en las borrajas

Hace un tiempo, un hongo afectó a todo su cultivo de borrajas haciendo que se murieran. Este problema afectó al resto de plantaciones de la zona, y el Gobierno de Aragón lanzó unas subvenciones que, según afirma Olmos, están dando sus frutos. "Estamos viendo mucha mejora", reconoce al tiempo que recuerda que incluso llegaron a llamar a la enfermedad vegetal ‘el covid de la borraja’. "Lo pasamos muy mal, pero en dos o tres años esperamos que esté solucionado", desea Olmos.

En este sentido, su marido José Miguel Castillo dejó su profesión de fontanero para ayudar a su pareja en el campo. Con la llegada del hongo a sus tierras, Castillo comenzó a hacer cursos ‘on line’ para especializarse en esta verdura. "Ha aprendido a hacer pruebas y a encontrar el punto en el que el hongo no nos afecte. Este negocio no nos puede dejar tirados", proclama Olmos.

Debido a estos inconvenientes, la zaragozana decidió diversificar sus productos y comenzó a cultivar pepino y acelgas, su última apuesta el pasado mes de abril. No obstante, Ana Olmos sigue mostrando su predilección por verdura con la que creció. "Llevo tan solo tres años dedicada a otras cosas y 10 dedicada a la borraja", dice acerca de su producto estrella, y desea que, en un futuro, consiga más productos para vender y sobre todo, intentará "que la borraja salga adelante".

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