Pinsapar de Orcajo, una curiosa ruta en Aragón para empezar el año con buen pie

El bosque de pinsapas, una especie rara conocida como el "abeto andaluz", es la joya de una insólita zona donde disfrutar de una escapada en la provincia de Zaragoza.

Pinsapar de Orcajo.
Pinsapar de Orcajo.
Comarca Campo de Daroca

Al tratarse de una especial inusual, extraña en los montes de Aragón, el bosque de pinsapos (Abies pinsapo), árbol popularmente conocido como el "abeto andaluz", se convierte en uno de los lugares naturales más insólitos del territorio aragonés. Ubicado en la comarca Campo de Daroca, concretamente en el término del municipio de Orcajo, el Pinsapar se descubre extendiendo su mayoritaria presencia en las sierras de Ronda y Grazalema (Andalucía), y al norte de África, en varias montañas de Marruecos.

La ruta que guía la visita turística y senderista en este curioso lugar se trata de un recorrido circular. Además del Pinsapar de Orcajo, el entorno ofrece otros puntos de interés, enclaves naturales que la provincia de Zaragoza señala como privilegiados. De este modo, la ruta está señalizada, por una parte como sendero local y por otra como sendero turístico PR-Z 60. En cuanto a sus características, es una ruta de un nivel de dificultad técnica fácil, de 12,53 kilómetros y con una altitud máxima de 1151 metros.

Con salida desde el Centro de Interpretación, en dirección al peirón de la Virgen del Pilar que se deja a mano derecha, la ruta se guía por indicaciones al bosque de pinsapas. Unos 7 kilómetros indicados hacia el bosque, referenciados en las piedras. A continuación, se toma un sendero que asciende el monte y donde poder disfrutar de las vistas de los pinsapos tan raros de ver en la península. Un entorno único. Para regresar, se toma el sendero indicado PR-Z 60 para redondear la ruta y regresar hacia el pueblo, con unos cinco kilómetros más de ruta.

Ruta circular del Pinsapar de Orcajo.
Ruta circular del Pinsapar de Orcajo.
Wikiloc

Entre las rutas por Aragón más destacadas, la del Pinsapar de Orcajo tiene un encanto especial. El bosque que corona el sendero, de unas 15 hectáreas de extensión, se caracteriza además por su riqueza micológica. Repoblado, su naturalidad no pierde un ápice de buena calidad tras una productiva regeneración a lo largo de los años.

Además de este atractivo natural, la localidad de Orcajo -desde donde se inicia y finaliza la ruta-, es parada obligatoria. Destacan sus peirones: el de la Virgen de la Soledad, en la salida del pueblo por el camino de Atea; el de la Virgen del Carmen, en una curva junto a la carretera de Balconchán; el ya nombrado de la Virgen del Pilar; y el de San Miguel, en el camino de Manchones.

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