Ostos tomó la alternativa en Zaragoza en una corrida a la que asistió Hemingway

El torero Jaime Ostos ha fallecido este sábado en Colombia a causa de un paro cardiaco.

Este sábado ha fallecido en Colombia el diestro Jaime Ostos a causa de un paro cardiaco. El torero, nacido en Écija hace 90 años, tenía fuertes vínculos de unión con Aragón, por "razones de sangre y éxitos". Tomó la alternativa en la capital aragonesa, de manos de Litri el 13 de octubre de 1956. "En Zaragoza, plaza de sus buenos triunfos tomó, y en la feria del Pilar, recibió la borla de doctor el diestro ecijano Jaime Ostos, que llega a tan trascendental momento en buena sazón y avalado con éxitos, que no son fruto del azar y de improvisaciones", publicó HERALDO al día siguiente.

Las verónicas con las que recibió al primer toro, de Antonio Urquijo, rompieron en aplausos en el tendido, igual que sus largas, hondas y otros pases. La prensa del momento destacó su dominio para matar: "Se perfila bien y coloca un buen pinchazo". Así, Jaime Ostos salió de La Misericordia escoltado entre ovaciones, relató Don Faroles, redactor taurino de este diario.

Los otros protagonistas de la tarde fueron Antonio Ordoñez en el ruedo y Ernest Hemingway en el tendido. El Premio Nobel de Literatura llegó a Zaragoza en busca de las faenas de Ordoñez, el que aquel entonces definieron como "el mejor torero que pisa en estos momentos las plaza del mundo". Por lo que el norteamericano, que aprovechó la visita para conocer el territorio aragonés, asistiría a la alternativa de Jaime Ostos. Con el tiempo al torero y al escritor les unió una amistad. El novelista le dijo una vez que se hubiera sentido un hombre completo si hubiera salido a hombros por la Puerta de Príncipe. "Otra vez, en Pamplona, me contó que iba a correr el encierro y acabó yéndose a beber una botella de vino... Sentía debilidad por Ordóñez", aseguró.

Esa fue la primera tarde de Ostos en Aragón, a la que le sucedieron decenas más, como desvelan los carteles taurinos de varias décadas. Ejea de los Caballeros o corridas en Zaragoza, ya fuera en la feria del Pilar o de la Beneficencia, se sumaron a la trayectoria del diestro. "Practica siempre un toreo honrado, con un valor sereno, efectivo, que impresiona a los aficionados y a sus propios compañeros", contaban las crónicas taurinas de sus hazañas en Aragón.

Las tardes sobre la arena aragonesa para Ostos no siempre fueron sinónimo de alegrías, ya que al menos dos de sus catorce cornadas – ocho de ellas de carácter grave- acontecieron en la Comunidad. Una de ellas ocurrió en el mismo escenario que tomó la alternativa, en La Misericordia en 1962.

Jaime Ostos, tras la cornada en Tarazona, en 1963.
Jaime Ostos, tras la cornada en Tarazona, en 1963.
Gerardo Sancho | Archivo Municipal de Zaragoza

Sin embargo, una de las más graves fue el 17 de julio de 1963 en Tarazona, por la que estuvo varios días entre la vida y la muerte. El asta de Nevado le empitonó "secamente". El toro le rompió la iliaca safena y se quedó prácticamente "sin una gota de sangre", recordó Ostos a propósito del fallecimiento del rejoneador Ángel Peralta, que le frenó la hemorragia con una sábana. Las crónicas relataron que perdió más de cinco litros de sangre, fue operado y la gravedad fue tal que incluso recibió la extremaunción. "Cayó el torero a tierra y se echó la mano al sitio de la herida, de la que salía la sangre a chorros. La emoción de todos fue grande. Y llegaban al público noticias de la enfermería, donde el doctor Ilarri, con sus auxiliares, trataba de corregir la hemorragia sin lograrlo", contó Don Faroles. La intervención, en la que participó el doctor Val-Carreres, marcó un punto de inflexión en el tratamiento de las heridas por asta de toro. La conmoción popular fue tal que varias personas se agolparon a las puertas de la enfermería para donar sangre.

Bautizo del hijo de Jaime Ostos y Consuelo Alcalá en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
Bautizo del hijo de Jaime Ostos y Consuelo Alcalá en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
Gerardo Sancho | Archivo Municipal de Zaragoza

Su relación con Aragón, y en concreto con Zaragoza, va más allá del mundo del toro. El 6 de octubre de 1964 fue bautizado en la Basílica del Pilar Jaime, segundo hijo fruto de su matrimonio con Consuelo Alcalá -Gabriela ya había nacido-. El bebé, que se llamó Jaime María del Pilar, recibió el agua bautismal envuelto en un capote de paseo de su padre con la Virgen bordada y pasó a los pies de la columna de la Virgen en manos de un infantico.

Al celebrarse en plenas fiestas, al acontecimiento asistieron el alcalde, Luis Gómez Laguna, las reinas, sus damas de honor y conocidas familias de todo el país, tanto que se consideró "un acontecimiento social". Los padrinos, María Rosa Orad y José Tormo, y los padres del pequeño tuvieron que hacer esfuerzos para cruzar la "muralla humana" que se concentró a las puertas del templo. En el Gran Hotel se sirvió el aperitivo y una cena fría para festejar el acontecimiento, todo amenizado por una rondalla aragonesa. El diestro tuvo otros dos hijos y contrajo matrimonio en dos ocasiones más. Este sábado ha muerto cuando se encontraba junto a su tercera mujer, María Ángeles Grajal.

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