Aragón

Natalia López: "Hay mucha vida fuera de las grandes ciudades"

Con su peluquería móvil arregla el cabello a vecinos de 40 pueblos de Aragón. Ha descubierto un mundo sin prisas en el que la gente es feliz

Natalia López, junto a su peluquería rodante, con la que recorre las provincias de Teruel y Zaragoza.
Natalia López, junto a su peluquería rodante, con la que recorre las provincias de Teruel y Zaragoza.
Guillermo Mestre

Puso en marcha en Teruel una peluquería ambulante hace menos de un año y ya tiene en lista de espera a 80 pueblos de las tres provincias aragonesas. Esta emprendedora sostiene que casi cualquier negocio se puede llevar al mundo rural en formato itinerante con garantías de rentabilidad, ofreciendo así una solución a la grave falta de servicios que padecen las localidades pequeñas.

¿Cómo la reciben cuando llega a un pueblo con su peluquería en una caravana?

Con los brazos abiertos. Habría que verlo. Aunque los vecinos no tengan una vida social tan intensa como en las ciudades, dan mucha importancia a llevar el cabello bien peinado. Van a misa, se juntan para echar un bingo, acuden a talleres para mejorar la memoria o a clases de gimnasia y yoga, entre otras muchas actividades. Están encantados. Antes de irme ya me preguntan cuándo vuelvo.

Parece que hay vida más allá de las grandes ciudades.

La verdad, sí que la hay y mucha. Cierto es que la imagen de un pueblo en invierno es muy diferente a la del verano, porque disminuyen las cifras de habitantes, pero yo veo una importante actividad.

En la peluquería se habla de muchas cosas. ¿Le cuentan las necesidades del mundo rural?

Desde fuera, veo que faltan médicos, farmacias, servicios bancarios, internet... Una persona de ciudad se preguntaría cómo se puede vivir así, pero yo veo a la gente contenta. La mayoría están felices con lo que tienen. Siempre les digo a mis clientas que tienen un cutis estupendo y ellas lo atribuyen a que en los pueblos se vive maravillosamente, comiendo muy bien y respirando aire sano.

¿Tiene gente joven entre su clientela?

Bueno, normalmente en mi caravana yo trabajo con cabellos cortos y rulos, que es lo que gusta a la gente mayor. Por eso, cuando entra una persona joven con melena hasta la cintura, me sorprendo. Pero hay excepciones. Por ejemplo, Palomar de Arroyos, en Teruel, tiene muchos niños y jóvenes.

¿Cree que otros sectores de servicios funcionarían de manera ambulante en el medio rural?

Por supuesto. Casi cualquier negocio implantado en la ciudad se puede llevar a los pueblos de forma itinerante y hacerlo rentable. Quizá un tatuador tendría que buscar lugares con más gente joven, pero podólogos, masajistas, mecánicos o herreros son necesarios en el medio rural.

Se la ve muy satisfecha con su trabajo.

Pues sí, y dejando aparte que la peluquería es mi vocación, lo que más me satisface es el trato con la gente. Los vecinos agradecen de una manera impresionante que me desplace hasta su localidad para darles servicio de peluquería. Las mujeres me dicen que las dejo muy guapas y me traen rosquillas, higos y refrescos. No hay conflictos por el turno, se dejan pasar entre ellas. No tienen las prisas de la ciudad.

Visitará localidades que ni conocía.

De algunos pueblos ni siquiera había oído hablar. He descubierto unos paisajes y una arquitectura alucinantes y me he dado cuenta de cuánto me falta por conocer.

Siempre en la carretera. ¿Cómo están las comunicaciones en el medio rural?

De todo hay. Las principales carreteras están bien, pero las de acceso a los municipios suelen tener baches. Y con la caravana es complicado. De hecho, selecciono los pueblos a los que llegar también por la carretera. Pero nada me para y si este invierno nieva, sortearé como pueda el problema.

¿Hay suficiente apoyo a los emprendedores en Aragón?

Sí, al menos en Teruel. Me he sentido arropada. Recibí apoyo del Ayuntamiento, de la Cámara de Comercio y de la Diputación Provincial y para mí fue esencial.

¿Quién es Natalia López?

Natalia López nació y vive en Zaragoza, pero su proyecto se fraguó en Huesa del Común, el pueblo turolense de 70 habitantes del que procede su familia paterna y en el que veraneaba de niña. Fue allí donde se dio cuenta de las dificultades que tienen los vecinos para acceder a servicios básicos. Su pasión por la peluquería y su vocación por ayudar a quien lo necesita, hicieron el resto.

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