¿Cómo cierran el curso?

Económicamente cerraremos con datos similares a los de 2020. Aunque fue un año complicado, nos dejó cifras positivas. Nuestros almacenes mostraron un comportamiento ejemplar en los momentos más difíciles, los socios farmacéuticos tuvieron menores cargos, recibieron mayores descuentos, más servicios... Y mantenemos una situación patrimonial excelente, posiblemente la mejor del sector.

¿La pandemia queda por fin atrás?

La pandemia sigue ahí, pero debemos seguir muy pendientes para poder dar respuesta a las necesidades que puedan surgir. En lo más crudo de la crisis sanitaria respondimos a todas las solicitudes de los colegios profesionales y de la Administración. En momentos de mucha demanda, adaptamos nuestros ‘stocks’ para que la población no quedara desabastecida.

¿Son optimistas de cara a 2022?

El que entra va a ser un año importante para la cooperativa. Por un lado, abordaremos un ambicioso proyecto de renovación de las instalaciones en Zaragoza, una inversión centrada en la tecnología y la robotización para incrementar la producción y mejorar el servicio a las farmacias. Queremos que Aragón cuente con el centro de distribución farmacéutica más avanzado y puntero tecnológicamente de Europa y que Novaltia siga siendo referente mundial de la logística farmacéutica. También seguiremos apostando por proyectos innovadores.

¿Como cuáles?

Hemos puesto en marcha el Proyecto Sherpa, una estrategia para ayudar a las farmacias a alcanzar sus objetivos poniendo en valor al equipo, siempre al lado de los socios, como los sherpas y los alpinistas. Y en 2022 seguiremos en esa dirección, ya que estamos convencidos de que, mientras la cooperación suma, el compromiso multiplica.

También habrá factores externos que dificulten esos objetivos...

Hay muchos desafíos que nos vienen de fuera de la cooperativa y que afectan a la distribución. Entre los principales, la continua bajada de precios, que reduce también los márgenes, dificultando la viabilidad de muchas farmacias. Pero también abordamos el relevo generacional, las políticas reguladoras, la amenaza continua de liberalización del sector o la presencia de grandes operadores ‘online’ que venden productos de parafarmacia.

¿Cómo les afecta el alza en los costes energéticos o de transporte...?

Muy negativamente. El alto grado de robotización implica un importante consumo de energía. En agosto pagamos en la factura, pese a gastar menos, un 500% más que el año pasado. Y el incremento del coste del gasoil afecta a las furgonetas de reparto. Este año instalamos placas solares en nuestro almacén de Lezama en Vizcaya y estamos estudiando hacerlo en Zaragoza.

¿Qué efecto tiene en el sector la llegada de nuevas empresas farmacéuticas y la ampliación de otras?

Que Aragón tenga un tejido empresarial fuerte, que sea un territorio atractivo, facilita la consecución de proyectos conjuntos y sinergias. Favorece al conjunto del sector.

¿Cuesta encontrar mano de obra?

La logística está de moda y no es fácil encontrar determinados perfiles. Nuestro plan interno de formación nos ayuda a paliar estas deficiencias.

¿Veremos pronto la llegada de medicamentos a núcleos de difícil acceso mediante drones?

Ese es el objetivo del proyecto Pharmadron. Un modelo de negocio de movilidad sostenible que apuesta por la logística y distribución farmacéutica de última milla con robots aéreos autónomos y con el que luchar contra la despoblación creando puestos de trabajo para los jóvenes. Ya hemos solicitado una autorización para realizar vuelos automáticos con dron más allá del alcance visual del piloto, y también definir corredores aéreos sanitarios.

¿Quién es Miguel Ángel Artal?

Sector farmacéutico. El zaragozano, formado en Valencia y Madrid, preside Novaltia, una de las principales distribuidoras farmacéuticas de España, asentada en la capital aragonesa. Desde la cooperativa, la gran rebotica de las farmacias aragonesas, diariamente salen 200.000 unidades de medicamentos y productos farmacéuticos hacia todos los puntos de la geografía de la comunidad.