tribunales 

12 años de cárcel: el castigo que piden por la brutal paliza a un policía en un bus durante el Pilar

La acusación le atribuye la autoría de un delito de odio, además de lesiones graves, atentado a la autoridad y amenazas 

El autor de la paliza del policía nacional en el autobús.
El autor de la paliza del policía nacional en el autobús.
Heraldo

Bilal M., detenido por agredir y lesionar a un policía nacional que le pidió que se pusiera la mascarilla en el autobús, se enfrenta a una pena de doce años de prisión. La acusación particular, ejercida por la abogada Pilar Sangorrín en nombre del agente lesionado y del sindicato policial SUP, solicita esa condena, ya que a los delitos de lesiones graves, amenazas y atentado a la autoridad añade otro de odio.

De hecho, el agresor –que reconoció los hechos– fue mucho más violento y hostil cuando el funcionario se identificó como policía. En su escrito, la letrada expone que en el momento en que el pasajero pidió a Bilal M. que se pusiera la mascarilla este respondió con insultos tales como «vete a tomar por culo». Como seguía sin colocársela, el agente decidió exhibir su carné profesional y la placa y se identificó al tiempo que le indicaba que desde ese instante se lo estaba pidiendo como policía y, por tanto, como agente de la autoridad.

A partir de esa mención, el pasajero comenzó a exaltarse de forma «desorbitada» y una de las cosas que le dijo fue que su madre era una «puta», que la iba a «violar» y a «decapitar». Las expresiones que siguieron fueron todas dirigidas a provocar una reacción del policía, que en ningún momento perdió los nervios y mantuvo el control. Tal y como se aprecia en un vídeo grabado por un pasajero, Bilal M. retó al funcionario a que le pegara si tenía «cojones» y a que se bajara en la siguiente parada para pegarse con él en la calle. La abogada recoge en su escrito de acusación que el agresor, tras conocer precisamente la condición de su representado de agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, hizo varias veces referencia al «menosprecio de los yihadistas por las mujeres» y por «el destino que para ellos tienen los infieles dentro de su religión (decapitados)».

Conmocionado en el suelo 

Al ver que el funcionario permanecía tranquilo, Bilal M. aprovechó que el autobús se detenía en una parada, a la altura del número 38 de la avenida de Madrid, para agarrarse a una de las barras del autobús, tomar impulso y lanzarle dos patadas contra el pecho que le hicieron caer al suelo y golpearse la cabeza contra un asiento de forma que quedó conmocionado. En esa posición, el agresor se puso a horcajadas sobre él y le dio una sarta de puñetazos en la cara y la cabeza, hasta que se cansó y decidió huir.

A consecuencia de los golpes, el policía sufrió contusiones craneales en las zonas parietal y temporal izquierdas, un traumatismo facial con fractura del hueso malar, hematomas maxilares y en los párpados, así como una hemorragia subconjuntival y una úlcera corneal. El funcionario notó desde el principio dolores en una rodilla por un mal giro de la pierna al caer, pero no fue hasta días después cuando, en una resonancia, se constató que tenía roto el menisco de la rodilla derecha. El informe médico forense considera que esta lesión es producto de la agresión sufrida.

El agente continúa de baja y pendiente de ser operado, por lo que la acusación expone que no se pueden valorar aún ni los días de incapacidad ni las secuelas que le pueden o no quedar.

Recurso de la defensa 

El abogado de Bilal M., José Luis Calvo, recurrió el auto judicial que daba por concluidas las diligencias y solicitaba a las partes que calificaran los hechos. El letrado argumentó que no se podían terminar puesto que no habían sido valoradas las lesiones y dudaba de que la del menisco fuera consecuencia de la agresión. Para el letrado falta un examen médico del agredido y, por lo tanto, no se puede aventurar si las lesiones son graves o no. «El único indicio que se le imputa es por una lesiones que no han sido valoradas», afirmaba en su escrito.

Tras la agresión, Bilal M. huyó y fue detenido el 29 de octubre en Alicante, con los billetes comprados para marchar a Milán (Italia) y moneda extranjera (de Suecia y Marruecos, además de euros). En el coche patrulla en el que fue conducido a comisaría escondió una tarjeta de residencia suiza falsificada.

En esta causa también está personada la formación Jupol, a través de su abogado Marco Antonio Navarro, que ejerce la acción popular, al igual que el Sindicato Unificado de Policía. Cuando se cometió la agresión, los policías se movilizaron para exigir penas más duras por los delitos de atentado a agentes de la autoridad. 

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